Lloro por ti Argentina

Javier de la Nava
Profesor del CEF.

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Foto de Stoc.xchng

Veinte años no es nada” cantaba la suave voz de Gardel, intérprete ideal de la triste condición humana. ¿Qué letra hubieran puesto los grandes compositores de tangos en estos momentos? ¿Con qué sentimiento hubiera afrontado su interpretación “el pájaro cantor de Buenos Aires”?. No resulta sencillo describir lo que el tango significa para Argentina en general y para Buenos Aires en particular. Hay que sentirlo, verlo, respirarlo, experimentarlo, como los presentes acontecimientos. Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como “un pensamiento triste que se baila”. Pasión, machismo y añoranza componían el ambiente porteño, en extremo violento, a finales del siglo XIX. Jorge Luis Borges lo describió magistralmente en muchas de sus composiciones literarias. ¿Ocurre algo parecido ahora? Los gobiernos cambian, la sociología identitaria o no identitaria permanece, como los porqués.

He visitado Argentina en muchas ocasiones, recorrido el país de sur a norte. Me apasiona, admiro a su gente, su manera de afrontar la vida. Ernesto Sábato  lo llamaba país “híbrido”, dicho sea con todos los respetos. Hay muchas “argentinas” dentro de Argentina. Aunque marca tendencia, el país es mucho más que Buenos Aires, más que su gobierno. Pero cuanto más  analizo esta república, menos la entiendo, tal vez por su identidad poliédrica, capaz de lo mejor, de lo más sublime y de lo más incomprensible, generadora  a la vez de admiración y rechazo.

La reciente medida tomada por el Gobierno de la señora Fernández, por cierto que apellido tan español, de expropiar la participación de Repsol en YPF ha agotado en gran medida los adjetivos del diccionario de la lengua. Por supuesto, nada que ver los utilizados en uno y otro lado del océano. Aconsejo el repaso de la prensa argentina estos días, al menos de aquellos medios de comunicación al amparo del seguidismo peronista. Llevaban años sin digerir que YPF, asociada en la conciencia histórica a un pasado esplendor, no estuviera en manos del reducido grupo de personas que maneja el país. No se tiene en cuenta el rescate, inversor y profesional, llevado a cabo por empresas externas que reflotaron compañías antaño mal gestionadas y afectadas por flagrantes casos de corrupción.

Si nuestro país no se encontrara bajo la situación política, social y económica que nos afecta, posiblemente la señora Fernández no hubiera expropiado YPF

La decisión adoptada el pasado lunes se veía venir. No es casual que se tomara a la vuelta de la Cumbre de las Américas, en mi opinión, la decisión fue comunicada o al menos veladamente susurrada a la alta representación norteamericana allí presente. “No es mi problema” ha venido a decir Washington. Tampoco creo una casualidad que ahora se conozcan pormenorizados intereses de SINOPEC, la macropetrolera china tan necesitada de encontrar nuevos proveedores de  hidrocarburos. Las prospecciones realizadas para encontrar las reservas energéticas de Vaca Muerta se llevaron gran parte de los 3.200 millones de dólares invertidos por Repsol en el país el pasado año. Desde su llegada al país la inversión supera los 20.000 millones de dólares, casi el doble de la aportación inicial realizada. No cuadran las acusaciones ahora vertidas sobre la petrolera española de dejadez en sus funciones suministradoras de energía para el consumo interno. El déficit energético argentino provocó el pasado ejercicio un fuerte deterioro de la balanza de pagos.  Las interminables colas de automóviles en las gasolineras para repostar nafta, en especial en las provincias más alejadas de la metrópoli bonaerense, se deben más a deficiencias de las políticas públicas que a las prácticas empresariales. No queda mucho para que llegue el invierno austral.  El logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, su explotación, industrialización, transporte y comercialización, como indica el decreto de expropiación, no deja de ser una demagogia orientada a las bases peronistas enardecidas por la decisión  presidencial.

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La distribución del paquete accionarial confiscado entre las provincias productoras de hidrocarburos (Chubut, Neuquén, Mendoza y Santa Cruz) tiene más de recompensa que de  equidad. Muchos son los problemas internos en el país, el desigual reparto de la riqueza empieza a alimentar reivindicaciones sociales y cada vez son más elevadas las voces de protesta. La reivindicación de la soberanía de las Malvinas ya no daba tanto de sí, había que dar una vuelta de tuerca, a la tuerca española, cuya situación lo propiciaba. Fallos por acción y omisión de Repsol también han contribuido. Si nuestro país no se encontrara bajo la situación política, social y económica que nos afecta, posiblemente la señora Fernández no hubiera expropiado YPF. No queda otra que apretar filas y estar con quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones. Que estén iluminados y acierten. El contencioso no ha hecho más que comenzar, el proceso será largo y para nuestra desgracia, nuestros socios comunitarios no lo ven prioritario, de ahí su tibieza.

En cualquier caso, a pesar de sus dirigentes, seguiré amando a Argentina, por eso lloro por ella.