“Los niños deben aprender límites y normas”

Entrevista a ÁLVARO BILBAO BILBAO. Neuropsicólogo y psicoterapeuta.

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Entrevista a Alvaro Bilbao

Álvaro Bilbao se doctoró en Psicología de la Salud por la Universidad de Deusto después de haberse formado como neuropsicólogo en el Hospital Johns Hopkins, el Instituto Kennedy Krieger en Baltimore, y el Royal Hospital for Neurodisability en Londres. Ha colaborado con la  Organización Mundial de la Salud. Aplica sus conocimientos sobre neurociencia y plasticidad neuronal para ayudar a personas con daño cerebral a mejorar su memoria y otras funciones cognitivas en el Centro Estatal de Referencia de Atención al Daño Cerebral y da clase en distintas universidades sobre la rehabilitación de la memoria. En 2010 obtuvo premio Cáser a la Excelencia en Atención a Personas con Dependencia. Divulga sus investigaciones sobre el cuidado del cerebro a través de libros y medios de comunicación y desde su web El cerebro del niño ofrece ayuda a los padres para apoyar el desarrollo cerebral de los más pequeños. Todas estas experiencias las ha plasmado en su último libro El cerebro del niño explicado a los padres, que está teniendo una gran acogida.

¿Cómo describiría brevemente el cerebro de un niño?

El cerebro del niño se rige por distintas normas de funcionamiento que el del adulto. Los adultos pensamos con el lenguaje, razonamos con lo que conocemos del mundo real y nos guiamos por la lógica. El cerebro del niño no tiene tan desarrolladas estas funciones y piensa a través de la vista, el tacto, las emociones y la imaginación.

¿Cree que los padres son conscientes en general de la importancia de fijar unos límites a sus hijos?

Algunos si y otros, por desgracia, no. Hay mucho padre que no entiende bien las teorías educativas y que se siente como un amigo para sus hijos o aún peor, como el salvaguarda de la felicidad de sus hijos a costa de todo límite. Los niños deben aprender límites y normas. Hay toda una región del cerebro que se dedica principalmente a incorporar normas. Si esa parte del cerebro no incorpora las normas el niño se siente cojo, perdido y con baja autoestima. Su cerebro no sabe bien cómo actuar.

Los niños que juegan más con sus padres y madres son más inteligentes, aprenden más rápido y se adaptan mejor a las demandas del entorno

¿Puede ocurrir que los padres, obsesionados por atender las necesidades materiales de sus hijos,  descuiden otros aspectos más importantes?

Sí. La verdad es que es una lástima. Los hijos requieren de cierta infraestructura en un mundo como el nuestro, ropa, alimentación, carrito del bebé, sillita para el coche...y eso es solo el principio. Más adelante pueden estar otros gastos relacionados con el dentista, las extraescolares o la universidad. Esa alta demanda económica hace que a veces los padres se distraigan de lo que realmente necesitan los niños, especialmente durante los seis primeros años de vida, que no es otra cosa que afecto y juego. Es difícil pero realmente merece la pena dedicar ese tiempo, porque se fortalece la autoestima del niño, su confianza y se pueden hacer muchas cosas en esos juegos para potenciar su desarrollo intelectual. Desde mi punto de vista el tiempo dedicado a los hijos no solo es un placer sino que es coste efectivo. Los niños que juegan más con sus padres y madres son más inteligentes, aprenden más rápido y se adaptan mejor a las demandas del entorno. Son mejores estudiantes también porque les gusta aprender ya que lo hacen con las personas que más quieren en el mundo.

¿Cómo  valora el efecto de los horarios laborales de nuestro país en la relación padres-hijos?

En España se ha avanzado en conciliación familiar en el sentido de que se facilita la reducción de jornada, especialmente en grandes empresas y organismos públicos. Sin embargo, nos encontramos con otras limitaciones. No hay subsidios y los sueldos en la mayoría de los casos no permiten pensar en una excedencia de varios años o una reducción de jornada por mucho tiempo. Hay muchas medidas que se pueden adoptar y que permitirían conciliar más la vida familiar, como fijar un día de salida temprana a la semana, adelantar la hora de entrada, facilitar el homeworking, o incorporar guarderías en los centros de trabajo. Además los permisos para atender a los hijos deberían ser parte de cualquier convenio para que los padres tengan la libertad de poder atender a sus hijos cuando estén enfermos o en periodo de adaptación. Hace falta más legislación, una mentalidad más progresista y sobre todo un cambio de actitud. A día de hoy los padres y madres todavía son vistos como personas que rinden menos o que aportan menos por culpa de sus cargas familiares. Es cierto que los padres tenemos más cosas en la cabeza, pero también aportamos un espíritu más positivo o menores niveles de agresividad.

¿Cuáles serían las claves más importantes para la correcta utilización de las nuevas tecnologías por parte de los niños?

Yo siempre hablo de un decálogo para introducir y educar a los niños en el uso de las NT. El punto de partida es que los padres deben decidir el momento en el que su hijo se puede beneficiar, no tanto en base a lo que hacen sus vecinos sino en base a lo que dice la ciencia u organismos como la Asociación Americana de Pediatría. Según ellos, los niños menores de tres años no deberían tener contacto con estos dispositivos. Otro punto importante es introducir normas de sentido común “antes” de que el dispositivo entre en casa. Una norma básica es que el tiempo de juego a la semana esté prefijado de antemano. Otra regla sería que cuando los padres dicen que se apague se apaga. Si el niño se enfada o grita la consecuencia lógica debería ser que al día siguiente no hay tiempo de juego. También es importante que el dispositivo no se utilice para distraer al niño (ni mientras come, ni mientras se viste, ni mientras espera). Si enseñamos al niño a distraerse cuando algo es aburrido aumentamos la probabilidad de que se distraiga cuando la profesora le habla, cuando tiene que leer o estudiar. No todo en la vida es divertido, pero el niño tiene que aprender a sobrellevarlo.

Muchos padres piensan que cada minuto que pasa el niño con la tablet se está haciendo más inteligente y posiblemente sea todo lo contrario. 

¿Puede llegar a ser perjudicial para los niños el exceso de información?

Sí. El cerebro humano está diseñado para prestar atención a cosas nuevas o que se mueven. Cuando vivíamos de la caza y la recolección eso marcaba la diferencia entre la vida o la muerte. Cualquier movimiento u objeto nuevo en la copa de un árbol podía significar comida. Al cerebro le llaman la atención las cosas de colores y que brillan y es algo que nuestro cerebro no puede evitar. Los dispositivos electrónicos tienen una capacidad infinita de mostrar contenidos novedosos, y casi todos los juegos ofrecen objetos que se mueven y con colores vivos. El cerebro del niño no se puede resistir. Ya se ha demostrado que los dispositivos son adictivos y la labor de los padres es ayudar a sus hijos a autolimitarse con estas tecnologías y reconectar y disfrutar con el mundo real. Muchos padres piensan que cada minuto que pasa el niño con la tablet se está haciendo más inteligente y posiblemente sea todo lo contrario.

¿Cómo se debería gestionar en su opinión la incorporación de las nuevas tecnologías en el ámbito escolar?

Entrevista a Álvaro Bilbao

Creo que puede ser interesante que los niños aprendan programación, pero desde mi punto de vista sustituir libros por tablets y pizarras de tiza por pizarras digitales tiene más inconvenientes que ventajas. Hay muchos estudios que así lo reflejan. Solo voy a mencionar uno muy claro: los alumnos que en la universidad toman apuntes en su portátil recuerdan peor la lección que aquellos que tomaron apuntes deslizando el boli sobre una hoja. El cerebro no funciona como creemos que funciona, sino que funciona como funciona y la ciencia dice que el trazo manual favorece el desarrollo intelectual más que el digital.

¿Podríamos hablar de ”moda” en relación a estos sistemas?

Deberíamos avanzar hacia un sistema que en lugar de dejarse nublar por las modas o el esplendor de los avances tecnológicos pudiera conocer y reflexionar sobre los conocimientos que aporta la ciencia en materia educativa. En este sentido, sabemos que los niños aprenden mejor a contar o a escribir cuando integran los movimientos de la mano, el tacto o incluso olores. Aprender por proyectos. Dar más libertad de itinerarios. Fomentar el desarrollo de habilidades e intereses que muchas veces no aparecen en los currículums son estrategias que ayudan más al desarrollo intelectual del niño que introducir tablets en todas las aulas y, sin embargo no se implantan porque no lucen tanto. Los profesores se beneficiarían también de tener más formación sobre manejo de situaciones complejas como los problemas de comportamiento o atención en el aula, optimizar la manera de enseñar, etc.

¿Podría resumirnos las claves de su libro El cerebro del niño explicado a los padres?

En el libro explico las cuatro ideas básicas acerca del cerebro que todo padre debe conocer para entender a sus hijos, así como las cinco herramientas educativas más eficaces para ayudar a mejorar el comportamiento. La tercera parte del libro se centra en las seis áreas clave para ayudar a nuestro hijo a desarrollar una buena inteligencia emocional, para enseñar a los padres cómo pueden ayudar a sus hijos a crecer sin miedos y con un pensamiento positivo. Finalmente presentamos las seis áreas clave que la ciencia ha demostrado que contribuyen en mayor medida al desarrollo intelectual con ejemplos claros y cotidianos para que los padres sepan cómo jugar y hablar con sus hijos para que desarrollen su memoria, su lenguaje o su capacidad de atención y así puedan prestar mejor atención en clase, o recordar mejor las lecciones. La ciencia ha demostrado que los padres que conocen algunas ideas básicas sobre el cerebro infantil y practican algunos de los ejercicios y hábitos que explico en el libro pueden contribuir más al desarrollo intelectual y bienestar emocional de sus hijos. En el fondo el libro ofrece unos conocimientos que son una ventaja para aquellos padres que quieran aprovecharla.