Segunda reforma laboral

Carlos Migueláñez Díaz
Máster en Contabilidad Superior por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA

Segunda reforma laboral
Foto de Stock.xchng

Una de las reformas más controvertidas de la última legislatura ha sido la reforma laboral. El insostenible nivel de paro de España, con cifras superiores al 20% y con colectivos duramente castigados, como los parados de larga duración y los jóvenes, hacía necesario un cambio de rumbo en la política laboral de este país.

La reforma laboral trajo consigo una serie de medidas polémicas, como la flexibilidad que se otorgaba a los empresarios para despedir en momentos de crisis, por medio de nuevas herramientas como los despidos objetivos por causas económicas o la posibilidad de descuelgue de los convenios colectivos. Sin duda alguna la más criticada fue la reducción del número de días por año trabajado a 33 para los nuevos contratos firmados a partir de febrero de 2012. Esta medida arañaba parte de la compensación económica tan preciada por parte de los trabajadores y discutida por parte de los empresarios.

El objetivo de estas medidas era flexibilizar el mercado de trabajo, rígido por naturaleza, para conseguir dar aire a las empresas y permitir una recolocación más rápida de los recursos. El resultado es que se ha conseguido crear empleo con tasas de crecimiento inferiores al 1%, cuando era ley el que España necesitaba tasas de crecimiento iguales o superiores al 2% para crear empleo.

Los cambios introducidos han permitido cambiar la negativa tendencia de años anteriores, pero seguimos lejos de plantar batalla de una forma clara al que a día de hoy sigue siendo la mayor preocupación de los españoles. Los subsidios de desempleo y las acciones directas, como cursos de formación o subvenciones a la contratación, siguen siendo insuficientes para atajar el problema.

Desde la Unión Europea se urge a mejorar lo relativo a políticas activas de empleo y la dualidad de mercado

Dentro de las críticas al mercado laboral que se siguen escuchando desde Europa se encuentran las mencionadas anteriormente y la significativa segmentación entre los diferentes tipos de contratos.

Con todos estos retos y puntos a mejorar, el Ministerio de Trabajo dio un giro inesperado en el mes de octubre al adelantar que se prepara una segunda reforma laboral para el 2015. El objetivo es crear empleo mejor y reducir el número de parados de colectivos muy castigados.

Desde la Unión Europea se urge a mejorar lo relativo a políticas activas de empleo y la dualidad de mercado. La diferencia existente entre contratos fijos y temporales sigue siendo muy grande. La creación y recolocación de personal con contratos temporales es rápida y efectiva de cara a las estadísticas, pero a nivel social es una medida que se queda corta, al no generar estabilidad.

El acabar con la diferencia entre contratos fijos y temporales lleva en el tintero muchos años, pero no termina de tener la fuerza suficiente como para acometer medidas de calado. Independientemente de las medidas que se tomaran en este sentido, siempre se podrían interpretar como una merma de los derechos de los trabajadores en favor de los empresarios, tanto por la vía de volver a reducir las condiciones de despido o asimilar todos los puestos de trabajo a unas condiciones temporales e inestables.

Nuestros vecinos, especialmente Francia e Italia, están también inmersos en un proceso de dinamización y actualización del mercado laboral, con medidas de diversa índole, orientadas a mejorar la productividad e impulsar la competencia. Muchas de ellas tienen los mismos tintes que las llevadas a cabo en España, puesto que están orientadas a poder reestructurar las empresas, siendo las propuestas ya conocidas en España, como el abaratamiento del despido.

Con todo esto, el reto de la segunda reforma es igual de importante que en la primera, puesto que el reto de acabar con el paro de larga duración y la elevada tasa de paro juvenil siguen siendo los objetivos prioritarios, aunque para poder dinamizar el mercado habrá que cambiar esa estrategia en cuanto a políticas y reformas de calado, como acercar las condiciones entre contratos fijos y temporales.

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