Y tú, ¿qué eres?

Ángel Seco López
Psicólogo y Orientador profesional. Coordinador de  Programas de Orientación y Formación
Máster en Dirección y Gestión de RRHH por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA

Y  tú, ¡qué eres?
Foto de Stock.xchng

"Escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida". Confucio.

 

Esta cita sirve como pretexto para reflexionar sobre el momento crítico en la elección de una profesión. La respuesta al interrogante sobre a qué dedicarse profesionalmente durante nuestra vida. Una decisión que debería obligarnos a una dedicación pausada, ya que luego devendrá en muchas horas de esfuerzo, en una inversión económica e incluso condicionará otros aspectos vitales. Una reflexión que es sustancial replantearnos.

Por delante, a los recién titulados, quizás 40 años de trabajo (¡ojalá todos coticemos estos años!). Los trabajadores/as con experiencia, restaremos según la nueva reforma de las pensiones (?). A los que no hagáis esta resta, con el horizonte en los 67 o 70 años como minuendo porque vuestro propósito no es “ser pensionistas“: ¡Felicidades!, quizás habéis elegido un trabajo que es vuestra pasión. (¿Se plantea dejar de trabajar alguien a quien le apasiona su profesión?).

Para concretar nuestro objetivo profesional en una ocupación acostumbramos a tener en cuenta dos criterios: uno externo referido al mercado de trabajo y otro interno referido a nuestra singularidad. Es decir, ¿nos dedicamos a una profesión con más probabilidades de encontrar empleo o a aquello que nos gusta?

Las empresas buscan a estas personas que disfrutan con lo que hacen, que están motivados por hacer más que bien una labor para alcanzar la excelencia

Ante la disyuntiva de A (mercado laboral) o B (yo mismo/a), una sugerencia: ¿y si respondes "C" (esa alternativa de los exámenes tipo test que decía: “todas las anteriores")? Sería responder: trabajar en lo que nos gusta y para lo que además tenemos una predisposición, pero adaptándonos al mercado de trabajo presente y potencial. El matiz está en el orden de los factores: primero tener en cuenta a la persona y luego al entorno: para "hacerme sitio” y no como la manida metáfora que nos exige ser exactamente como el hueco que deja el puzzle para una pieza.

El mercado de trabajo actual es tan cambiante e imprevisible a corto plazo que no es aconsejable apostar hoy por lo que creemos que pasará en cinco o diez años. Grandes organismos internacionales del trabajo tienen dificultades para etiquetar las tendencias profesionales. Además, el cruce de oferta y demanda es tan imperfecto que hay empresas que no encuentran profesionales y trabajadores que no encuentran empresas. Se quedan proyectos sin cubrir a falta de alguien “diferente“ que afronte ese dossier que está en el cajón o esa idea que surgió en una reunión. Hay responsables de RRHH que “harían sitio a alguien que fuera distinto, que se atreviera con un proyecto“. Y nosotros, empeñados en ser iguales y recortarnos como la pieza del puzzle, en no ser nosotros mismos.

El actual mercado de trabajo ya no demanda lo mismo de siempre. Las profesiones del futuro "inmediato" no se parecen en nada a lo que ofertaban escuelas y universidades hace apenas 10 años. ¿Conocíamos entonces lo que era Facebook, un tweet o al imprescindible community manager? Debemos hacer un constante ejercicio de adaptación.

Hay personas que tienen claro desde niño/a lo que quieren ser “de mayor”. Lo llaman "vocación" (clarificador el verbo “ser“: extensión de nuestro yo). Otras, en cambio, definen su ocupación como: “deloquehaya“.

Las primeras no consideran un esfuerzo la constancia, ni un sacrificio el renunciar a algo por aquello que quieren lograr. ¿Por qué? Porque disfrutan con el proceso. Decía Gandhi: "el esfuerzo ya es una recompensa en sí misma”. ¿Por qué? Porque tienen claro lo que quieren y además lo definen concisos. Y esto contagia de seguridad al proceso de logro.

Otras personas tienen dificultades en concretar una ocupación, y es aquí donde profesionales de la orientación tienen que ayudar con su asesoramiento para facilitar esta decisión. Partiendo de cada persona como alguien único con sus propias competencias y circunstancias y adaptarse a su geografía de búsqueda.

Es curioso, todos podemos relacionar inconscientemente a las personas que trabajan en algo que es su pasión con profesionales de éxito, con tareas hechas con calidad y con  la mejora constante como modus operandi. En cambio, aquellas personas que trabajan en algo que no eligieron o como una opción (más que respetable) solo de tener una remuneración, tendemos a adjetivarlas como “cumplidoras“(en nuestra opinión más generosa).

El mercado de trabajo actual es tan cambiante e imprevisible a corto plazo que no es aconsejable apostar hoy por lo que creemos que pasará en cinco o diez años

Los primeros quieren hacerlo, y hacerlo bien, y los segundos tienen que hacerlo y no se plantean sumar más esfuerzo para la mejora. Os invito a responderos: ¿A quiénes queréis como profesional que presta servicios?; ¿a quién busca una empresa o cualquier empleador?: ¿al que mima cada detalle o al que sencillamente cumple? Imaginaros en la cotidianeidad que todos somos técnicos de selección: ¿a quién escoges para cuidar a tus hijos, poner unas ventanas en tu casa, serviros un café o cocinaros un cocido? Quien hace lo que le gusta trasciende al resto en forma de cariño y calidad. A ese profesional le tenemos en agenda.

Ser bueno y destacar en algo es “solo” difícil. Pero, si tenemos una predisposición innata en algo, tenemos más probabilidades de éxito. Hay personas que dicen, que gritan, ¡qué suerte tengo de trabajar en algo que me gusta! Y eso se traduce siempre en valor añadido que destacar sobre la competencia. A los mejores profesionales en algo les ilusiona lo que hacen. Y las empresas buscan a estas personas que disfrutan con lo que hacen, que están motivados por hacer más que bien una labor para alcanzar la excelencia. Para "cumplir" simplemente, están los mediocres.

Dos ejemplos ilustrativos: "profesionales de la salud con enfermos en cuidados paliativos" y  “un compositor musical” (o cualquier creativo). Los primeros, admirables en su dedicación cerca de personas en su lenta y sufrida despedida de la vida. Si el paciente fuera alguien allegado a nosotros, ¿a quién querríamos a su lado? Y el segundo, sinónimo de personas apasionadas de la expresión creativa, para quienes anochecer sacándole notas a un instrumento en la obsesión de crear una melodía no es ningún "trabajo". Todas éstas personas "trabajan con su pasión".

Conclusiones:

•    Concreta en lo que eres diferente, en lo que destacas del resto e insiste en trabajar en lo que te apasiona.
•    Aplica tu pasión en alguna tarea de tu trabajo actual. Tendrás un valor añadido respecto a tu competencia, disfrutarás de tu rutina y conseguirás una motivación extra en tu desempeño. Aumentará tu productividad y tu empleabilidad.
•    Párate, observa tu alrededor y adáptate, aprovecha los cambios del mercado de trabajo. Fusionar lo que somos y lo que sucede en nuestro entorno, puede concluir en trabajar de lo que queremos: solo es necesario redefinirnos profesionalmente y ser constantes hasta alcanzarlo. Es “inventar tu profesión“, en la que serás único.
•    En cualquier momento podemos reorientar nuestra vida profesional. No estamos presos de la titulación que obtuvimos o de nuestro currículum: nunca es tarde para conseguir lo que nos ilusiona, siempre tenemos la oportunidad de elegir.