Poner barreras al español en regiones nacionalistas las está empobreciendo

Foto de Toni Cantó

Redacción "Conectados"

Entrevista

El director de la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid pone en valor el idioma español como industria, y a la región de Madrid como paradigma frente a otros territorios que lo excluyen de sus programas educativos en favor de las lenguas regionales.

¿Qué tiene el español que no tengan otros idiomas de amplia cobertura como el inglés?

Tenemos la posibilidad de hacer algo que muchos han hecho con el inglés muy bien. Cuando uno se da cuenta del impacto que ha tenido la enseñanza del inglés en lugares como Irlanda o Malta se aprecia que podemos hacer mucho más para conseguir que el español también sea una vía de creación de riqueza y empleo. Y en eso tenemos que poner conciencia, que es lo que estamos haciendo en la Comunidad de Madrid y, sobre todo, empezar a trabajarlo. Hay muchos países del mundo que ahora están muy interesados en aprender español, y no solamente en el continente americano, también en el asiático estamos viendo cómo hay cada vez más demanda. Hay muchísima gente alrededor el mundo que está deseando adquirir el conocimiento de esta lengua, que le proporciona muchísimas oportunidades y, por lo tanto, creo que en España y en especial en la Comunidad de Madrid hemos de hacer lo posible para brindarles la oportunidad de que lo hagan con nosotros y, de esa forma, hacer lo que creo que tiene que hacer una administración, que es facilitarle la vida a sus administrados y promover formas de creación de riqueza y empleo. Por desgracia, hay lugares en este país que se están empobreciendo poniéndole barreras al español. La Comunidad de Madrid ha demostrado que lo que quiere es todo lo contrario, aprovechar también la potencia que tiene el español para enriquecernos.

¿Es el idioma español una lengua acomplejada? ¿Cree que las Administraciones podrían hacer más por su promoción?

Por desgracia, tenemos un Gobierno central que se alía con los enemigos del español. Ya sé que esto dicho así suena tremendo, pero es la realidad ahora mismo. Estamos viviendo un auténtico acoso en una comunidad autónoma como la catalana a una familia que simplemente quiere que su hijo reciba una cuarta parte de su enseñanza en español, y estamos viendo algo tan tremendo como que en algunas comunidades autónomas hay verdaderas dificultades para estudiar una sola hora a la semana en español. Yo soy valenciano. En la Comunidad Valenciana ya pasa eso. En la educación infantil, que desarrolla el tripartito valenciano, los niños no estudian ni una sola hora en español. Esto, aparte de ser discutible políticamente en el sentido de que es una barrera a la libertad que debe tener cada uno en la decisión de cómo quiere educar a sus hijos, también tiene una derivada complicada, y es que los niños deben educarse en su lengua materna para tener un buen rendimiento académico. Ocurre en el eje del catalán, balear y valenciano, pero también en el País Vasco. Eso en Madrid no sucede y además tenemos un añadido. Como no tenemos esa obsesión identitaria con la lengua estamos consiguiendo que los niños salgan educados también con un conocimiento del inglés, que ojalá mis sobrinos en Valencia tuvieran, porque están lejísimos de conseguirlo. Hay toda una serie de temas que tienen que ver con la persecución política de la lengua española que dificultan el que luego haya universidades o un tejido productivo que pueda beneficiarse del español. ¿Quién va a llevar desde otros lugares del mundo a sus hijos a estudiar en Cataluña si quiere que estudien en español? Si siguen viendo en las noticias cómo en las universidades catalanas se persigue el español o se castiga a quienes quieren estudiar en español es evidente que Madrid está en un momento histórico y estupendo, porque está haciendo las cosas bien, pero también, porque algunos rivales se están pegando auténticos tiros en los pies. Estoy hablando de Cataluña, en este caso. Lo triste es que esta obsesión política que tienen algunos por perseguir al español acaban pagándolo los ciudadanos, y no solo en temas educativos, sino en temas que tienen que ver con la sanidad. En Baleares se estaban quedando fuera algunas plazas de pediatras y de otras especialidades porque no conseguían personal que tuviera el conocimiento suficiente en catalán. Yo esto lo denuncié en Valencia una y otra vez, incluso hice una encuesta en la calle, sin validez científica, pero que me permitió constatar que a todas las personas a las que pregunté le importaba mucho más el manejo del bisturí por parte del cirujano y menos su habilidad con el valenciano. Sin embargo, la Administración premia y puntúa mejor el valenciano que el manejo del bisturí.

Vivimos una cosa un poco loca y al final, por una obsesión política, quienes acaban pagándolo son los ciudadanos y creo que a eso no hay derecho.

¿Qué opina de las Administraciones autonómicas que anteponen la educación en la lengua regional a la española?

Están trabajando en contra de los ciudadanos. Hay otra derivada que es que trabajan en contra de un principio fundamental, que es la libertad de que cualquier español pueda moverse libremente dentro del territorio y trabajar donde quiera, y eso se ha roto por completo. Es decir, un médico de Logroño no puede venir a la sanidad pública valenciana porque hay una barrera lingüística que se lo va a impedir. Sé de lo que hablo porque toda mi familia es de médicos y mi padre que era jefe de servicio me comentaba la dificultad que tenía para que un médico vasco pudiera venir a Valencia. Esto es una barrera que han creado los valencianos. Yo lo que quiero es que venga el mejor, sea de Logroño, del País Vasco o valenciano. Lo que creo que hay que hacer es una política de incentivo. Si quiero favorecer el aprendizaje de una lengua lo primero que hay que decir es que vengan aquí, a la Comunidad Valenciana, que es un sitio estupendo para vivir y luego les enseñaré valenciano. Esa es la política que tiene lógica. Con la imposición y el látigo te acabas encontrando con la situación de Cataluña, donde los jóvenes no son tontos, saben cuándo se les está imponiendo algo, y su reacción es rebelarse. En todos estos lugares está habiendo una reacción y la juventud, harta de imposiciones, lo que hace es hablar en español.

¿Qué sucede, y esa es la desgracia?, pues que los nacionalistas pueden vender que hay una guerra entre el español y el catalán, que el catalán sigue en peligro y que lo que hay que hacer es más catalán, no solo en la escuela, sino en el recreo, en el ámbito familiar y privado… es una dinámica perversa en la que ellos siempre ganan y quienes acaban perdiendo son los que menos tienen, porque habitualmente quienes deciden y diseñan este tipo de políticas llevan a sus hijos al liceo francés o al británico, que es lo que han hecho desde José Montilla, que era socialista y presidente de la Generalitat, hasta Artur Mas, Pujol y compañía. Al final las élites siempre ganan y de alguna manera se están quitando competencia. Porque a todos los pobres ciudadanos que no tienen recursos para ir a esos estupendos colegios y que van a la pública son los que acaban pagando el pato.

¿En qué consiste la labor de la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid que dirige y sus objetivos principales?

El objetivo principal es aprovechar el español también como herramienta de creación de empleo. Hay un 70 u 80 % de mi trabajo que lo que trata es de conseguir que venga el mayor número posible de alumnos a estudiar español o en español a la comunidad de Madrid. Porque es un turismo educativo que para nosotros es muy importante. Aparte de 1 euro de formación que gasta, otros 1,7 euros lo hace en estancia, comida, ocio, etc. Y su estancia media, además, es muy superior a la del turista medio, de casi cuatro semanas. Es algo que nos interesa. Y es algo en lo que Madrid puede avanzar mucho, porque ahora mismo se estaba llevando un trozo del pastel que es pequeñito para lo que puede ofrecer la comunidad. Hay otra parte que tiene que ver con la colaboración cultural y artística con el resto de países hispanos, y hemos creado el primer festival de la hispanidad que se va a repetir todos los años. En este primero colaboraron más de 250 artistas. Luego hay una serie de trabajos que tienen que ver con lo social ayudando a todos los inmigrantes que quieren aprender español y que lo necesitan para poder obtener la nacionalidad. Y una parte también de mostrar orgullo por nuestra historia común, por nuestro legado cultural y plantear batalla cultural contra aquellos que quieren expandir la leyenda negra, que es lo que hizo el mundo anglosajón muy hábilmente.

¿De qué modo pueden ayudar las universidades en el conocimiento y expansión del idioma español?

De muchísimas maneras. Estoy llegando ahora mismo a muchos acuerdos para que me ayuden en esta tarea y yo pueda ayudarles a ellas a internacionalizar su oferta. Todas las universidades están muy interesadas en salir al mundo, contarles lo que somos, que lo que somos es la zona universitaria más importante del mundo en español, una potencia inigualable mundialmente hablando y es algo que debemos promover.