Cervantes y el trasfondo jurídico de El Quijote

Sobre un ensayo de Luis María Cazorla Prieto

Paloma Villarreal Suárez de Cepeda
Profesora del Máster Oficial de Mercado del Arte
y del Máster Oficial de Práctica de la Abogacía del CEF.-UDIMA
Miembro de la ACEF.- UDIMA

Cervantes y el trasfondo jurídico de El Quijote
Pixabay

Durante la moción de censura presentada al Gobierno de España el pasado 13 de junio, el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, se distraía leyendo un librito. Leía el Ministro un ensayo titulado Cervantes y el trasfondo jurídico de El Quijote (Editorial Aranzadi, 2016), escrito por el abogado, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos y académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Luis Cazorla Prieto

Luis Cazorla Prieto, en su ensayo, demuestra estar fascinado por la lectura de El Quijote, libro que ha descubierto en la madurez de la vida y al que ha dedicado tiempo y esfuerzo, pues “la literatura no enseña nada a nadie, porque la literatura no proporciona conocimientos: los exige”, en palabras de Jesús G. Maestro. A fin de adquirir esos conocimientos necesarios para entender un libro como el Quijote, el autor, según nos informa a través de las notas a pie de página, ha leído a Américo Castro, Azaña, Ortega, Domínguez Ortiz, Fernández Álvarez…, pero también a Castán, Montoya Melgar, Olivencia, Alcalá-Zamora, Tomás y Valiente…, y a José Canalejas. En nota a pie se cita un texto de este último: “…está recopilado en el Quijote por Cervantes así el pensamiento jurídico de las masas populares, como las grandes enseñanzas de los ilustres pensadores que iluminan la ciencia del derecho en los siglos XVI y XVII” (Don Quijote y el Derecho, Ateneo de Madrid, 1905). 

El pensamiento jurídico de las masas populares es el que asombra a Cazorla Prieto cuando en el Quijote lee referencias constantes a lo que él denomina el “Derecho”; y es esa abundancia de referencias lo que le lleva a leer e informarse sobre la vida de Cervantes, que es el objeto del librito, un resumen de los avatares de la vida de Cervantes y su relación constante con pleitos y pendencias. Nada se propone el autor añadir a las investigaciones sobre Cervantes, el Quijote o cualquiera de sus obras, sino hacernos partícipes de su sorpresa, primero, al descubrir la magnitud del Quijote y, segundo, al leer sobre la biografía de su autor. Ambas se le revelan como las dos caras de una misma moneda. Cazorla Prieto se ciñe a mencionar el famosísimo discurso sobre las armas y las letras en el que el pensamiento popular deja paso a “las grandes enseñanzas de los ilustres pensadores que iluminan la ciencia del derecho en los siglos XVI y XVII”. Si las letras en Cervantes no son lo que hoy en día conocemos por literatura, las letras tampoco son lo que hoy en día conocemos por Derecho. En Cervantes, las letras son la política de gabinete que resuelve conflictos entre Estados, cediendo por escrito lo que se ha ganado por las armas, o cediendo por escrito lo que se pudiera ganar por las armas. El Derecho es la herramienta de la que se sirve la política y, en el contexto de la situación política española en vida de Cervantes desarrollada en el Mar Mediterráneo contra el turco, en el Océano Atlántico contra Inglaterra o en el frente de los Países Bajos contra Flandes, el Derecho que hay tras las letras es lo que hoy día llamaríamos Derecho Internacional Público.

El pensamiento jurídico de las masas populares es el que asombra a Cazorla Prieto cuando en el Quijote lee referencias constantes a lo que él denomina el “Derecho”

Y este enfrentamiento entre las armas y las letras ha de entenderse no desde un punto estrictamente biográfico-familiar (no transmiten los genes la inclinación por el Derecho), a través de lo vivido por Cervantes en relación con pleitos y tendencias, sino desde un punto de vista biográfico-nacional, en la medida en la que en España se estaba produciendo una tensión entre un tipo de política que requería de una acción militar contundente, y de otro tipo de política que requería a su vez contención militar y acuerdos de “letras”. En este punto aparecen en el Quijote “las grandes enseñanzas de los ilustres pensadores que iluminan la ciencia del derecho en los siglos XVI y XVII”.                    

Cuando Luis Cazorla Prieto exclama “el Derecho ¡siempre el Derecho!” se refiere al Derecho civil y al Derecho administrativo con los que Cervantes tiene intenso contacto como ciudadano, por un lado, y como comisario de abastos para la Armada o recaudador de tercias y alcabalas en el Reino de Granada, por otro. Pero ese “Derecho” no agota las “letras”. Cervantes, en su grandioso discurso sobre las armas y las letras, trasciende el derecho común para situarse en un plano político de carácter internacional cuando ve cómo en la lucha por el territorio entre distintos Estados se está perdiendo con las letras, es decir, con la política administrada desde el gabinete mediante la herramienta de “lo jurídico”, lo que se ha ganado con las armas.

Pedro Insúa, en su libro Guerra y Paz en el Quijote. El antierasmismo de Cervantes (Ediciones Encuentro, 2017) inserta a Cervantes dentro de una tradición que justifica la mayor dignidad de las armas sobre las letras en un contexto de defensa armada del catolicismo. Pero a los ilustres pensadores que iluminan la ciencia del Derecho de los que habla Canalejas no los encontramos en las novelas, sino en la iglesia católica española: Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Juan de Mariana o Ginés de Sepúlveda. Son estos quienes se enfrentan desde bases aristotélicas (“ya que, como se ha dicho repetidas veces, la paz es el fin de la guerra, el ocio del negocio”, Política, 1334 a15) a las corrientes erasmistas de base irenistas (“pero después de que Cristo envainara la espada, negada le está la guerra al cristiano”, Dulce Bellum inexpertis, Maguncia, 1521, pág. 32, la traducción es mía), y es este conflicto el que se sitúa como trasfondo jurídico de el Quijote

En Cervantes, las letras son la política de gabinete que resuelve conflictos entre Estados

El “trasfondo”, es decir, aquello que está o parece estar más allá del fondo visible de una cosa o detrás de la apariencia o intención de una acción humana (Diccionario de la RAE), aquello que no es visible, que está oculto tras una apariencia o de una intención, está referido a lo jurídico de manera secundaria, mediata.

Si el Quijote tuviera como trasfondo jurídico las vivencias de Cervantes estaríamos ante un libro de anécdotas costumbristas. Pero el Quijote no es un libro de anécdotas costumbristas, precisamente porque rezuma política, siempre con mayúsculas, política de Estados, por Estados, contra Estados, con Estados, y es en este plano en el que el trasfondo jurídico de El Quijote se entiende en toda su plenitud.

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