Los jóvenes necesitan creatividad
EDUCACIÓN
Fernando Botella
CEO de Think & Action
Sxc.HU
Al recurrente debate de la necesidad de alcanzar un gran pacto de Estado en torno a la educación en nuestro país le vendrían bien un buen puñado de nuevos argumentos, nuevas ideas que sirvan para airear un problema de fondo que, lejos de resolverse, solo parece ser material arrojadizo entre las distintas fuerzas políticas cuando se acerca una nueva reforma o cuando se aproximan los comicios.
El que, humildemente, pretende introducir este artículo afecta a la manera en que están planteados los sistemas de enseñanza en los colegios de nuestros hijos, muy apoyados en lo dogmático-conceptual y poco abiertos, en mi opinión, al desarrollo de habilidades en los chicos. Concretamente, quiero referirme a un aspecto con frecuencia ignorado en el aprendizaje oficial: la creatividad.
La introducción de una manera sistemática y transversal de la creatividad en los programas educativos podría servir como gran catalizador del aprendizaje, además de dotarles de nuevas y valiosas herramientas con las que enfrentarse al mundo.
Una de esas valiosas herramientas la encontramos en el cuestionamiento del statu quo como método de contraste del propio aprendizaje. Pocas veces se arma a los jóvenes con ese espíritu crítico imprescindible para que terminen convirtiéndose en el futuro en la clase de ciudadanos comprometidos que los nuevos tiempos y usos sociales parecen demandar. Un tipo de ciudadano que, lejos de permanecer impasible y conformista frente a los atropellos y las grandes palancas del sistema, está dispuesto a tomar entre sus manos esos resortes y accionarlos según sus intereses. La creatividad es esa palanca que permitirá a los chicos cuestionarse la validez hasta de lo recién aprendido y dar valor al propio pensamiento.
¿Cómo puede lograrse? Diversas técnicas ayudan a plantar esa semilla creativa en los más jóvenes. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, pero en general se caracterizan por su fácil aplicación en contextos educativos.
Plantear retos a los chicos, en forma de actividades que les supongan un desafío y les permitan poner en juego sus capacidades naturales, sería una de esas técnicas. Es una maravillosa vía para sacar lo mejor de cada estudiante, por supuesto adaptada a su edad y momento vital. Pero el contexto lúdico que implica todo desafío realizado en un entorno controlado, es idóneo para que ellos mismos salgan de los estrechos confines de las convenciones y se atrevan a desafiar esos límites.
Una de esas valiosas el cuestionamiento del statu quo como método de contraste del propio aprendizaje
Otra de las fórmulas que suele ofrecer grandes resultados en términos de desarrollo es alimentar en el menor su curiosidad y capacidad para obtener información a través de preguntas. Debemos preguntar a los jóvenes, y enseñarles, a su vez, a hacer preguntas como vía para llegar a sus propias conclusiones. Las preguntas son, además, un elemento vivo, en continuo crecimiento, de las que emergen nuevos caminos de pensamiento y sirven para alcanzar acuerdos.
Evitar los juicios prematuros es otra de las enseñanzas que debe dejarnos este nuevo modelo. Hay que estimular que los chicos puedan expresar sus ideas en total libertad y sin ser coartados por el temor al rechazo y la censura de lo diferente. Deberemos transmitirles toda nuestra confianza para ayudarles a romper la barrera del pudor y que salgan al terreno abierto de las opiniones sin el incómodo lastre de tener que buscar en todo momento la aceptación del entorno. Hay que soltar su mano para que vayan tomando conciencia de lo que es actuar y equivocarse. El error es combustible para el aprendizaje.
Por último, una recomendación de base es respetar su velocidad. Adultos y niños no manejamos tiempos equivalentes. Para algunas cosas irán más deprisa, para otras mucho más despacio. En todo caso, deberemos tratar de sintonizar con su talento, ponernos en su piel para tratar de ver las cosas también desde su punto de vista y no únicamente desde nuestra atalaya de educadores mayores de edad. La empatía está directamente relacionada con la creatividad.
En definitiva, en un mundo en continua transformación, en el que el pensamiento disruptivo se ha convertido en la palanca que movilizar los grandes procesos de innovación, no podemos permitirnos el lujo de dejar a nuestros niños al margen del modo en que se está construyendo su futuro. Porque cuando salgan afuera, sus estudios y titulaciones no serán seguramente el pasaporte que les flanqueé el paso al mundo del trabajo, sino más bien un cierto modo de pensar y de aproximarse a las situaciones que se le presentarán en el mismo.