Noticia de la Fundación Camilo José Cela

Puerta de la Fundación Camilo José Cela

Lourdes Regueiro Fernández
Coordinadora de Actividades Culturales de la Fundación Pública Gallega Camilo José Cela.

Literatura

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas, pero con una infinita paciencia… No, para contradecir el inicio de la novela Mazurca para dos muertos de Camilo José Cela, el once de junio de 1991 no llovía en Iria Flavia, la pequeña aldea del ayuntamiento de Padrón donde, como dijo el escritor padronés, “Dios, que tan bueno es conmigo, ha querido que naciera”. Al contrario, ese día fue soleado y caluroso y las calles se llenaron de gente para recibir a SS.MM. los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía. Era un día especial: se inauguraba la Fundación que llevaba el nombre de su ilustre paisano.

Desde el día en que una universidad norteamericana le ofreció una ingente cantidad de dinero para llevar su legado a los Estados Unidos (oferta rechazada ab initio), Camilo José Cela comenzó a pergeñar la idea de agavillar todos sus recuerdos, vivencias, escritos, etc., y depositarlos en una Fundación ubicada en su tierra gallega. Así lo anunció ante sus vecinos cuando estos le tributaron un homenaje con motivo de su septuagésimo cumpleaños:

“Vuelvo a la tierra de la no que estuve nunca ausente. […] para devolver a Galicia lo que no tengo sino prestado, estoy tratando de poner en marcha y buen funcionamiento la Fundación que llevará mi nombre en Iria Flavia y que quisiera ver nacer antes de que mi muerte pudiera dar al traste con los buenos propósitos y antes también de que el inclemente viento de la historia de cada cual pudiera esparcir mis papeles por el mundo adelante”.

Como sede de la institución, Cela encontró el lugar idóneo en las Casas de los Canónigos, un edificio de ocho viviendas construidas como residencia de los religiosos en el siglo XVIII, frente a la antigua Colegiata de Santa María de Adina. Este complejo está integrado en el entorno de Iria Flavia, catalogado monumento histórico-artístico en el año 1975, lo que le confiere la consideración de Bien de Interés Cultural.

De esta manera, Cela retornaba a su tierra natal, ya que “no me imagino que pudiera haber nacido en cualquier otro lugar del mundo que no fuera Iria Flavia”. Así pues, en 1982 el escritor padronés inició el proyecto de su Fundación con la adquisición de la primera de las casas, proyecto este que fue en aumento hasta alcanzar la mitad de las edificaciones.

"la Fundación literaria más rica en contenidos, en materiales, en manuscritos, en anotaciones de un escritor […] en el mundo entero"

En la actualidad, la Fundación ocupa un total de 8.000 m2 con una superficie construida de 2.400 m2. En tan amplio espacio se imbrican el Museo Camilo José Cela y la Fundación, centro de investigación no solo celiana, sino de toda la vida socio-cultural y literaria española de la segunda mitad del siglo XX. Los fines fundacionales se clarifican en sus estatutos: promover y difundir el estudio de la vida y obra de Camilo José Cela, así como conservar su patrimonio cultural, humano y anecdótico. En octubre de 2001, tres meses antes de su fallecimiento, Camilo José Cela inauguró la última de las casas de su Fundación. Se cerraba, así, el ciclo que comenzaba en el año 1986, cuando se constituía legalmente la institución.

Ese soleado y caluroso once de junio de 1991 Cela hacía realidad su sueño y, bajo el auspicio de SS.MM los Reyes de España, se daba el pistoletazo de salida a un proyecto cultural para el que se auguraba un gran futuro:

“Entre estas paredes de piedra, Señor, Señora, queda la huella de cuanto he podido hacer a lo largo de mi ya no breve existencia […] Pero no hemos hecho más que empezar. Esta Fundación que hoy nace a la vida pública tiene que crecer […]”.

Y creció hasta llegar a ser lo que, en palabras de Darío Villanueva, catedrático de Literatura en la Universidad de Santiago de Compostela y exdirector de la Real Academia Española, es “la Fundación literaria más rica en contenidos, en materiales, en manuscritos, en anotaciones de un escritor […] en el mundo entero”.

Sí, entre estas paredes de piedra, señores y señoras, se conserva un legado tan ingente y heterogéneo que describirlo con palabras resulta tarea ardua. Pero esa será otra historia…