Reflexión económica de la Europa actual
César Baeza Martín Consuegra
Licenciado en Administración y Dirección de Empresas UCM
Master en Tributación y Asesoría Fiscal por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
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Tras el último acontecimiento ocurrido en Europa, donde el pueblo británico ha expresado su juicio sobre la pertenencia a la Unión Europea votando sí a la salida de la UE, comúnmente abreviada como BREXIT (British exit), es obligada una profunda reflexión desde el punto de vista económico a este hecho, más allá de las razones sociales (auge del racismo, idea de patria…), y culturales que han llevado al Reino Unido a tener la sensación de que la UE resta más que suma a sus intereses.
Desde el año 1973, con la crisis del petróleo, una crisis de oferta en la cual surgió una inflación de costes, comenzaron a imperar las llamadas teorías económicas liberales, donde el presupuesto público debe ser neutral (I=G), donde para manejar y controlar la economía solo se deben de focalizar en dos variables, el tipo de interés, es decir, el coste del dinero, y el tipo de cambio para el mercado internacional. En definitiva medidas todas ellas para mejorar la macroeconomía y que posteriormente repercuta esos efectos a la microeconomía.
Esta forma de conducir la economía conlleva que la ciudadanía no perciba ciertos beneficios económicos, como bajada de la tasa de paro, subida de la renta, bienestar social en general, hasta pasado varios años, y que la sensación sea el enriquecimiento de la banca, de ciertos organismos e instituciones.
Pertenecer a la UE supone grandes ventajas pero también inconvenientes.
Podríamos nombrar alguna de las ventajas como el libre tránsito de un país a otro por parte de los ciudadanos europeos, mercado con una moneda común, fondos para infraestructuras…
Desde una perspectiva económica la mayor desventaja, es que España al igual que los demás países de la UE, ha firmado un pacto de estabilidad, el famoso Tratado de Maastricht o tratado de la UE (TUE), el cual daría lugar para escribir un artículo entero por sí solo. Este tratado nos obliga a cumplir una serie de requisitos económicos, como la estabilidad de precios, es decir, control de la inflación, limites en el déficit público y limites en la deuda pública, entre otros compromisos.
¿Pero se deben de cumplir siempre, bajo cualquier circunstancia, en cualquier escenario, estas obligaciones, aun siendo perjudiciales en un momento concreto para los países integrantes de la UE? Parece ser afirmativa la respuesta, el ejemplo lo tenemos en España.
En el año 2008 en plena crisis económica, España tenía un desempleo aproximadamente del 20%, junto con una situación deflacionaria. La deflación que generalmente a la población le resulta algo maravilloso, es tanto o más peligrosa que la inflación. Ya que una caída en los precios de bienes y servicios constante en el tiempo o de forma brusca, desacelera el consumo, teniendo la población la expectativa de que sigan cayendo para poder consumir, además las empresas bajarían tanto los precios que dejarían de tener margen de beneficio e incluso venderían a un precio por debajo del coste de producción, produciendo perdidas, cierres y despidos.
En España con una situación de desempleo y deflación, se debería haber aplicado una política expansiva keynesiana, es decir, aumentar la demanda global, aumentando el consumo de los bienes por parte de las familias, bajando los impuestos directos, aumentar el gasto público mediante políticas presupuestarias expansivas, aumentar las inversiones de las empresas disminuyendo el tipo de interés y aumentar la demanda de los mercados internaciones, las exportaciones, disminuyendo el tipo de cambio.
Los integrantes de la UE somos todavía demasiado diferentes entre nosotros
Estas son las políticas que a España le convenía hacer en ese momento, pero estamos en la UE, y hemos firmado un pacto de estabilidad, y esas políticas disparaban el déficit público y la deuda pública.
Es decir, como miembros de la UE no pudimos aplicar las políticas que internamente eran correctas según la teoría económica por las exigencias que marca la UE.
Podemos aplicar políticas fiscales pero siempre con limites sobre la deuda y el déficit y el escenario para las políticas monetarias es todavía peor ya que no tenemos control alguno sobre ellas, lo que hace que en una economía liberal como la que rige la UE no tengamos dominio alguno, por lo menos directamente, sobre los tipos de interés ni el tipo de cambio, variables que hoy en día gobiernan la economía mundial.
Esto ocurre porque aunque intentamos ser los Estados Unidos de Europa, los integrantes de la UE somos todavía demasiado diferentes entre nosotros, y los problemas económicos que un país puede tener, otro puede no tenerlo.
El problema principal de España en la crisis era el desempleo, y por eso necesitaba esas políticas antes referidas, pero Alemania no tenía ese problema, por lo menos aparentemente (desempleo solucionado en Alemania mediante los minijobs, personas trabajando pocas horas en varios empleos).
Es por lo que Alemania líder en Europa, marcó políticas beneficiosas para su país, es decir, políticas no para bajar el desempleo, si no para solucionar sus problemas particulares.
Acabo con la pregunta que se hizo al pueblo británico en el referéndum transmitiéndosela a España: ¿Piensa que España debe permanecer en la comunidad Europea?
Hasta aquí mi reflexión sin conclusión alguna, les invito hacer la suya propia.