¿Vendo mi empresa o espero?
Félix Mª Aguado
Director Departamento Financiero, Afianza Asesores y Consultores
Máster en Dirección Económico Financiera por el CEF.-
Profesor del CEF.-
Lusi. Rgbstock
Vamos a tratar de responder a esta pregunta, que puede inquietar a no pocos empresarios, no tanto referida la respuesta a megadeals de empresas cotizadas o no cotizadas, pues está claro que el mercado se ha recuperado para el segmento alto, sino que buscamos la respuesta en relación al resto de empresas, que durante los años de la crisis han soportado mayores dificultades, tales como:
- Dificultades de acceso a la liquidez. La crisis del sistema bancario les ha afectado en mayor medida, y los nuevos criterios de Basilea han hecho más exigente el rating de los clientes bancarios en general.
- Menor acceso a la internacionalización. La demanda interna ha satisfecho habitualmente las necesidades de venta de una buena parte del tejido empresarial español, que sorprendido por la amplitud y profundidad de la crisis se ha visto obligado a exportar a unos costes de entrada en nuevos mercados elevados, si bien hemos de decir que con razonable éxito.
- Dificultades para realizar el cost cutting necesario para sobrevivir a la crisis (menor acceso a las economías de escala, falta de recursos económicos para afrontar los despidos, “compromisos” familiares, trade-off entre el coste de compra y la financiación de la misma, etc.).
A estos problemas se uniría que a muchas compañías les llegó durante la larga crisis el momento de la sucesión empresarial (empresa en primera generación con gestor dueño que lleva toda su empresa “en la cabeza”), sucesión siempre compleja que en muchos casos se ha pospuesto o abortado por la coyuntura desfavorable.
Lo cierto es que no existe una respuesta unívoca para todos los casos. El mercado más trasparente de compraventa de empresas es el de aquellas compañías participadas por el capital riesgo. En este sentido, deberíamos atender a tres factores fundamentales:
1- Los datos cuantitativos del mercado
No son datos muy favorables si comparamos 2015 en relación a 2014 en valor. La captación de fondos ha caído un 35%, la inversión se ha reducido un 20% en valor, y la inversión se ha reducido igualmente un 5% en valor. Sin embargo, si analizamos el número de operaciones de inversión la tendencia es distinta, ya que las entradas de fondos en compañías han crecido en número un 9%, con un total de 389 desinversiones, de las que el 53% del volumen desinvertido fue por ventas a terceros y el 28% mediante salida a Bolsa, es decir, que el mercado ha estado activo en lo referente a la venta de compañías.
2- Las opiniones cualitativas de los expertos
En este factor, el consenso del mercado es más favorable. Como hemos visto, la caída de la inversión en valor se debe al menor tamaño medio de las operaciones, habiéndose incrementado, por el contrario, el número de las mismas. Además, el 86% de las transacciones fueron por importe igual o inferior a cinco millones de euros, lo que es un buen síntoma de la salud del emprendimiento en España y de su acceso a la financiación (capital semilla o crecimiento inicial).
Además, sigue habiendo nuevas firmas de private equity abriendo oficinas o ampliando equipos en España, lo que podría indicar que la apuesta del sector es por un buen ejercicio 2016, siempre que se despeje la actual incertidumbre política (ya se sabe que el dinero es “cobarde”).
El momento es propicio para la venta de compañías de tamaño medio y pequeño
3- Los fundamentales de cada compañía en particular
Hasta aquí alcanzan los datos cuantitativos y cualitativos generales, que marcan una tendencia más favorable a la venta de compañías que en años anteriores, pero lógicamente el análisis de la oportunidad para cada compañía individual pasa por sus circunstancias específicas, atendiendo a variables tales como:
- Diversificación de mercados y clientes.
- Ventajas competitivas sostenibles de su negocio en los mercados actuales y futuros.
- Estructuras de costes y de financiación sólidas.
- Sector en crecimiento y con necesidad de reestructurarse internamente mediante el aumento de dimensión de los proyectos.
- Negocio escalable sin techos próximos.
- Equipo gestor experimentado y cualificado.
- Orientación al e-business y a la tecnología en general (con independencia de que la compañía pertenezca o no a un sector tecnológico).
Estos datos individuales deberán plasmarse en unas proyecciones financieras crecientes, que mejoren ventas y rentabilidades esperadas del negocio en cuestión, o al menos muestren suelos muy sólidos en el pasado que garanticen el éxito de un cambio en la propiedad.
Como conclusión, podemos decir que el momento es propicio para la venta de compañías de tamaño medio y pequeño, siempre que se trate de empresas con datos fundamentales sólidos y a unos precios razonables, que permitan la satisfacción del vendedor y la creación de valor para el comprador. Hay que tener en cuenta que el necesario benchmark para la identificación de la oportunidad no es solo sectorial, sino financiero, al menos para el caso de compradores no industriales, ya que la compañía target estaría compitiendo en la captación de fondos con cualquier empresa de cualquier sector.
Por último, podría suceder que, siendo la tendencia del mercado donde competimos favorable, la empresa objeto de la operación necesite prepararse para la venta, bien mediante una redefinición estratégica, un reforzamiento del equipo, una mejora del reporting o un fortalecimiento de la estructura financiera, por ejemplo. Estas operaciones requieren una preparación previa, y en esto el asesor financiero del vendedor debe ayudar al empresario a dar los pasos en la dirección adecuada para que la transacción sea posible. Debería existir una horquilla de valor del negocio para el vendedor y otra para el comprador con una zona común, en la cual se fijaría el precio final de la operación.
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