Colegas & parientes

Ramón Oliver
Miembro de la ACEF.- UDIMA


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Las empresas familiares son una institución en nuestro país. Existe una larga tradición de compañías de gran prestigio, muchas de las cuales han traspasado nuestras fronteras, que fundadas y dirigidas por miembros de una misma familia, en ocasiones, a lo largo de varias generaciones. Los ejemplos son numerosos e ilustres. Desde Freixenet hasta El Corte Inglés, pasando por Mercadona, Inditex o el mismo Banco de Santander.

Pero, con independencia del sector en el que operen o del tamaño que tengan, las empresas familiares tienen una particularidad que las hace singulares en el plano laboral: el hecho de que sus responsables  tienen que trabajar codo con codo con las mismas personas con las que se van de vacaciones, comen los domingos o, incluso, en el caso de los matrimonios, comparten lecho. Lo normal es tener compartimentadas la esfera profesional y la personal de la vida, de manera que no interfieran mutuamente la una en la otra. Pero, ¿qué ocurre cuando ambas confluyen de tal manera que resulta difícil distinguir donde comienza una y acaba la otra?

Trabajar codo con codo con las mismas personas con las que te vas de vacaciones o comes los domingos tiene sus particularidades

Como en todo, existen ventajas e inconvenientes. Entre las primeras, los expertos mencionan el grado de cohesión y compromiso que existe, por regla general, en el órgano directivo de una empresa cuando sus miembros pertenecen a una misma familia, y que es difícilmente alcanzable en las empresas cuyos socios no comparten apellido. Richard Mababu, profesor del Área de  Psicología Social del Trabajo y de las Organizaciones de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), destaca que, por lo general, “los miembros de una misma  familia se entienden mejor, ya que se conocen desde hace muchos años, además de mostrar un mayor grado de disponibilidad y de motivación”.  Llevado al día a día de la organización, que tu círculo de colaboradores cercanos sean personas de tu entera confianza y cuya lealtad, más allá de puntuales divergencias de criterio, está fuera de toda duda es una considerable ventaja (además de un placer, cuando las relaciones entre ellos son cordiales) de la que pocos empresarios fuera del ámbito del negocio familiar pueden disfrutar. Además, cuando el socio o colaborador es el cónyuge, un hermano, una hermana, un hijo o una hija, al fundador le resulta mucho más fácil transmitirle su visión de la compañía e implicarle en el proyecto. Al fin y al cabo, sus intereses son habitualmente los mismos, y todos ven la empresa como algo propio, inherente a la propia identidad familiar, que es necesario proteger y hacer prosperar.

Unas virtudes que, sin embargo, en algunas ocasiones pueden convertirse en graves defectos, cuando esos intereses entran en conflicto y los miembros del clan dejan de estar alineados en su forma de entender el negocio familiar. En esos casos las disputas por el control de la compañía pueden llegar a enconarse de tal modo que provoquen irreconciliables rupturas también en el plano personal y familiar. 

Cuando el colaborador es su cónyuge, un hermano o un hijo, al fundador de la empresa le resulta más fácil trasladarle su visión de la empresa e implicarle en el proyecto

Sin llegar hasta esos extremos, trabajar con tus parientes cercanos puede acarrear una serie de inconvenientes, motivados muchas veces por malos entendidos, que conviene intentar evitar. “Hay que dejar las cosas claras desde el principio”, remarca la coach Aida Baida Gil, quien desde su blog Coach de la Profesional ofrece una serie de consejos con ese objetivo. Establecer por adelantado cómo van a funcionar las cosas en el trabajo o marcar una serie de normas básicas que eviten romper la convivencia, son dos de las recomendaciones que hace para que la armonía no se vea alterada. “Hay que ponerse siempre en la piel del otro e intentar separar lo profesional de lo personal”, señala. Esta especialista también habla de la dificultad que en numerosas ocasiones entraña dar una negativa a un familiar, por ejemplo, si nos pide un descuento o un favor comprometido relacionado con la empresa. “En general, cuesta mucho porque se tiende a pensar que la otra persona se enfadará o se sentirá ofendida. Pero es tu empresa y tienes derecho a decir que no. Por eso es importante establecer desde un principio tu política de empresa y tener claro dónde están tus limites, lo que vas a aceptar o lo que no”, señala.

De otra parte, los roles que asumimos en el seno de la familia o en el entorno laboral no tienen por qué ser los mismos (por ejemplo, nuestro padre puede ser nuestro subordinado en la empresa o nosotros serlo de nuestra hermana menor), y existe el peligro de mezclarlos. Es importante tener la lucidez necesaria para distinguir bien entre situaciones, de forma que nuestras relaciones con nuestra familia queden perfectamente contextualizadas y demarcadas. Cuando se trabaja en familia, explica Richard Mababu, es importante tener en cuenta que la empresa tiene una personalidad jurídica propia diferente de la de los fundadores o de los miembros de la familia que operan en ella. “Los familiares que trabajan en la empresa deben considerarse como empleados y realizar sus funciones y tareas con dedicación y responsabilidad igual que el resto de los trabajadores”. Por esa razón las decisiones que tomen los responsables de la organización en relación a sus parientes-empleados “deben anteponer y proteger los intereses de la empresa”. En ese sentido, dos errores frecuente en las empresas familiares son  “la contratación de parientes con poca formación y sin las competencias requeridas para el puesto, o consentir situaciones de bajo rendimiento de familiares que se han acomodado trabajando para nosotros”, comenta. El profesor de la UDIMA recomienda evitar siempre que se formen dos categorías de trabajadores (los que son familiares, por un lado, y los que no lo son, por otro). También señala la importancia de que los dueños de la empresa comuniquen abiertamente, sin secretismos y con toda honestidad al resto de la plantilla quienes son los miembros de su familia (y la familia política) que están trabajando en la empresa.

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