La comunicación con niños y adolescentes

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La comunicación con niños y adolescentes
Foto de Stock.xchng

La Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) ha presentado recientemente una serie de consejos dirigidos a padres y educadores, con el objetivo de que puedan entablar y desarrollar una comunicación de calidad y positiva con los niños y adolescentes.

Durante las etapas de crecimiento, los jóvenes están en pleno desarrollo físico, psicológico y afectivo, por lo que son altamente vulnerables a la influencia que puede llegar a ejercerse sobre ellos por medio de la comunicación, asegura la Profesora de Psicología de la UDIMA y responsable de estos consejos, Alba Garcia Barrera.

Además, la profesora de la UDIMA añade “Cuando nos comunicamos a menudo trasladamos sin darnos cuenta nuestras propias expectativas, prejuicios y estereotipos, y si no cuidamos dicho proceso, aspectos tan determinantes como la autoestima, el autoconcepto, la motivación y la autoeficacia de los niños y adolescentes pueden verse afectados”.

Consejos para comunicarse adecuadamente con los niños

•    Ten cuidado con lo que les dices: Debemos ser conscientes de que nuestras palabras tienen mucho poder en las personas, a veces incluso más que la fuerza, por lo que si no las usamos de forma adecuada podemos hacerles mucho daño.
•    Evita prejuzgarles: Muchas veces encasillamos a los demás antes de darles la oportunidad de hablar o de actuar. Solemos juzgar y etiquetar prematuramente. En el caso de los niños esto puede condicionar su comportamiento y producirles unas heridas, que pueden quedar  abiertas durante muchos años si no cicatrizan a tiempo.
•    No limites su capacidad: Solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre ella las personas de referencia de su entorno. Si desde pequeño le transmitimos la incapacidad para hacer algo, es muy probable que  acabe pensando que no lo puede hacer.
•    No tiendas a compararles con otros niños: Idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, regañarle menos y, en definitiva, tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor puede  afectar directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento de los niños.
•    Motívales: Debemos animarles y motivarles hacia el aprendizaje.  Concienciarles de la importancia que tienen los estudios, y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será más probable que alcance sus metas.
•    Ayúdales a desarrollar su imaginación: Este punto requiere un cierto aprendizaje. No podemos pedirles, si nunca lo han hecho y nosotros no les hemos enseñado, que lo hagan de la noche a la mañana. Para ello, desde pequeños, debemos enseñarles a enfrentarse a sus obligaciones como si fuera un juego, algo divertido.
•    Incentívales la curiosidad por las cosas: Si favorecemos el aprendizaje a través de un ambiente estimulante, que nos resulte atractivo, interesante, etc. es más probable que el niño quiera aprender. Para ello debemos implicarnos  en la actividad, y transmitirles de una forma activa y con entusiasmo, que son ellos quienes deben resolver la cuestión, los que deben pensar razonadamente. Sólo así, conseguiremos que se involucren en lo que les estamos pidiendo.
•    Muéstrales empatía: Hay ciertas etapas en que los niños y adolescentes se muestran disconformes en muchas situaciones. Dedicar un cierto tiempo a comprenderles y entenderles es imprescindible para solucionar posibles conflictos.
•    Practica la escucha activa: No debemos olvidar que en estas etapas los niños tienen una necesidad inmensa de ser y sentirse escuchados. Debemos demostrarles que realmente le estamos escuchando y que nos interesa lo que nos tienen que contar.  Darles conversación, escucharles, interesarnos por lo que les pasa, por lo que les gusta, es algo fundamental.