La domesticación de la luz por medio de la trigonometría

Amanacer

José Ángel Martínez Talavera.
Estudiante de 4.° Curso del Grado de Derecho en la UDIMA.

Lo+social

La Comunidad Autónoma de Canarias, la más singular de España, reúne una serie de hitos arqueológicos e históricos que afianzan esa especificidad, y confirman el hecho mitológico de la antigüedad platónica, como Jardín de Las Hespérides, La Atlántida, y su conocimiento por el Imperio Romano anterior a nuestra era cristiana.

¿Qué es la vida sin misterios?, ¿qué es la historia sin arcanos? No todo puede ser tratado como conocido, ni siquiera con nuestra mente científica podemos deducir lo oculto, ni el holismo integrador de la curiosidad tiene capacidad para descubrir aspectos increíbles de nuestros ancestros. Solo la hermenéutica y la mente abierta consiguen lo descubierto en la isla de Gran Canaria.

Más de 12 años de investigación por entusiastas científicos dieron como resultado el reconocimiento el 7 de julio de 2019, en la 43° sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO, del denominado “Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria” como Patrimonio Mundial.

Este espacio reúne en 18 hectáreas y a unos 1200 metros sobre el nivel del mar, en el centro de la isla y ubicado en varios municipios, una serie de yacimientos arqueológicos con características astronómicas que dan una relevancia del nivel de Abu Simbel (Templo de Ramsés II), y de los Moais de la Isla de Pascua, incluso de mayor importancia por la domesticación de la luz, para que haga lo que el ser humano decidiera.

En el conjunto arqueológico de Risco Caído, en el municipio de Artenara, se encuentra la cueva 6, conocida como Almogaren o Santuario. Es un recinto horadado manualmente de planta circular y cúpula paraboloide, muy poco frecuente en este tipo de construcciones. Pues bien, esta formación artificial es un marcador solsticial y equinoccial de gran precisión y extremadamente complejo. Su singularidad se basa en su construcción, llena de representaciones rupestres basadas en cazoletas, triángulos púbicos y grabados bajo relieve.

Esta cueva 6 (C6), se encuentra a una altura de 100 metros con respecto a Barranco Hondo y su cauce. Es un poblado troglodita con grandes vestigios paleontológicos y antropogénicos que forman más de 21 cuevas habitadas hasta mediados del pasado siglo XX, siendo una muestra de la pervivencia en tiempos recientes de un modo de vida heredado de la etapa prehispánica. Excavada en toba volcánica, presenta una dificultad añadida por sus componentes, que se conforman en ciertas partes blandas y en otras duras, requiriendo un conocimiento que no se limita al ensayo y al error para acertar, sino de una instrucción previa.

Esta sobresale por su importancia astronómica, ceremonial y simbólica, situada al norte del poblado, probablemente la más antigua e importante de los lugares sagrados de montaña de los Canarii (oriundos de la cultura Amazig), gentilicio de los antiguos habitantes de las Islas Canarias.

Además de su especial arquitectura, lo más significativo de la cueva C6 es que dispone de un ingenio óptico o canal de luz excavado que proyecta un rayo de luz solar o lunar cuando está en plenilunio sobre la pared principal de la cámara, en la que están las representaciones rupestres. Se trata de una manifestación única que muestra un lenguaje visual insólito para esta cultura, una hierofanía consistente en la proyección dinámica de la luz solar que penetra por la oquedad abierta conscientemente para tal fin, creando una sorprendente secuencia de imágenes que se proyecta sobre parte de los grabados. El control de las matemáticas, del número Pi, de la geometría y la trigonometría son inigualables en este lugar genuino.

Entonces, se hace la magia, representando un relato que recrea con imágenes visuales en movimiento, la vida y su vicisitudes. Este cuento sagrado que se repite desde tiempos inmemoriales, agrupa una forma fálica en un haz de luz que va diseminando la simiente en los triángulos púbicos, acercándose en el tiempo oportuno de sembrar y con posterioridad, en la recogida del fruto. Es la fecundidad aplicada al conocimiento incipiente de una agricultura ancestral.

Por qué no pensar en otros aspectos de alumbramientos importantes, en forma de augurios, como preparar una expedición o un cambio de ciclo. Todo ello, con un discurso funcional simbólico, basado en la astronomía y en su sincretismo con la naturaleza. Así, esta C6 constituye un calendario donde el equinoccio y el solsticio, junto a la luna y sus ciclos, tenían aquí un complejo y singular lugar de domesticación para su empleo en la cosmovisión de aquel pueblo originario que habitó la Isla de Gran Canaria en el alba de la humanidad.

Debemos preguntarnos si esos conocimientos preceden a los egipcios, o están cercanos al vergel anterior al Sahara de arenas interminables. En la actualidad, se siguen descubriendo nuevas pistas del origen prehistórico de la población canaria.