Misión sanitaria española en la guerra de Vietnam
Ana del Hoyo Herrero
Estudiante del Grado en Historia en la UDIMA.
Lo+Social
En la Conferencia de Ginebra celebrada en el año 1954 se trataron, entre otros asuntos, el futuro de naciones como Vietnam, aún entonces perteneciente a la Indochina francesa.
En virtud de los intereses de cada uno de los bandos implicados, en el seno de la Guerra Fría, se estableció un plan de acción con medidas como la división temporal de Vietnam en dos partes, según el paralelo 17, así como la celebración de elecciones dos años después.
Sin embargo, las hostilidades no cesaron, y las ansias de reunificar Vietnam marcarán el inicio del conflicto bélico, que se desarrolló entre los años 1955 y 1975, enfrentando a Vietnam del Norte, apoyado por estados como China y la Unión Soviética, contra Vietnam del Sur, que contó con aliados como Estados Unidos, Australia o Corea del Sur.
La entrada plena estadounidense en el conflicto, y no como mero asesor y apoyo, se produjo en el año 1964 tomando como excusa el incidente del golfo de Tonkin, aunque la verdadera motivación fuera el miedo a que un gobierno comunista tomara las riendas de todo Vietnam y que a esto le sucediera un efecto dominó sobre el resto del sudeste asiático.
Para legitimar su posición y justificar su intervención en el conflicto, la diplomacia de Estados Unidos necesitaba que otros países se involucraran en la causa, por lo que bajo la táctica de suma de banderas, el entonces presidente Lyndon B. Johnson contactó mediante carta con Francisco Franco para solicitar ayuda militar, tras el fin del aislamiento internacional al que había sometido España décadas atrás.
Ante la negativa no explícita de Franco a tal propuesta y la insistencia norteamericana, se decidió finalmente la participación española en la guerra, pero con un objetivo pacífico. Así surgió la denominada Misión Sanitaria Española de Ayuda al Vietnam del Sur, de carácter humanitario y orientada a la población civil.
Inmediatamente se comenzó con un proceso de reclutamiento de enfermeros y médicos voluntarios que reunió un contingente de 12 militares dispuestos a llevar a cabo la misión.
Su llegada a Saigón se produjo en el año 1966 y su destino final fue el hospital provincial de Go-Cong, ciudad que contaba con 30.000 habitantes. El nosocomio era un antiguo edificio colonial francés, que se dividió en pabellones y contó con la insuficiente cifra de 150 camas, repartidas entre servicios como cirugía, medicina interna y pediatría.
La actividad sanitaria de la misión se organizó de la siguiente manera: por la mañana se pasaba consulta, visita a pacientes hospitalizados y realización de intervenciones quirúrgicas, por la tarde se trataban urgencias, atención a enfermos graves y actualización de historias clínicas, y por la noche se establecieron guardias para acoger cualquier emergencia que pudiera surgir.
Además, llevaron a cabo campañas de vacunación en población pediátrica, dispensación de medicinas y tratamiento de aguas en aldeas aledañas a Go-Cong. Para la ejecución de todas estas labores contaron con la ayuda de enfermeros vietnamitas y el apoyo de un traductor.
Los pacientes atendidos fueron mayoritariamente mujeres, algunas de ellas embarazadas, niños y ancianos con afecciones como tuberculosis, parasitosis, tifus, cólera, lepra o enfermedades de transmisión vectorial, aunque las urgencias solían deberse a militares caídos por disparos, minas, bombardeos o accidentes de tráfico.
Cabe destacar que la misión nunca hizo distinción por ideología para la atención a todo aquel que necesitara ayuda médica.
Las relaciones con la población vietnamita fueron cordiales en términos generales. Sin embargo, esto no eximió que los militares españoles se enfrentaran a situaciones de extremo peligro y a unas condiciones de inseguridad constantes dentro y fuera del hospital. Además, se vieron obligados a priorizar mediante triaje entre todas las personas que hacían largas colas esperando a ser valorados, y a afrontar casos de gran dureza debido a las enfermedades que muchos pacientes padecían y a la escasez de medios sofisticados para tratarlas.
En 1971, la Misión Sanitaria Española de Ayuda al Vietnam del Sur llegó a su fin, dejando atrás miles de personas atendidas y un sinfín de difíciles situaciones vividas en mitad de una cruenta batalla. Así, un total de 30 sanitarios militares voluntarios distribuidos en tres relevos llevaron a cabo su tarea con la máxima discreción y con una inexistente propaganda y publicidad, salvo unos pocos artículos de prensa, para no alertar a una opinión pública contraria al enfrentamiento bélico vietnamita. Su llegada a España solo fue esperada por familiares, y no contó con el recibimiento de autoridades políticas. Posteriormente, recibieron alguna distinción extranjera o el reconocimiento de instituciones como Cruz Roja por sus años de servicio.
Por tanto, la Misión Sanitaria Española de Ayuda al Vietnam del Sur fue la primera operación contemporánea de paz exterior, erigiéndose como modelo posterior para el humanitarismo, tras su encomiable labor en el fragor de la batalla.