Reyes del mundo March vs. Mascaró

Escenario con cortinas rojas y fondo de cielo estrellado, anunciando “March vs. Mascaró

Javier de la Nava
Profesor de Macroeconomía y Gestión de Riesgos en el Grupo Educativo CEF.- UDIMA.

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En el teatro de La Abadía, asistí a la representación de Reyes del mundo, adaptación de la novela de Sebastià Alzamora. La obra presenta las figuras del banquero Juan March y la del humanista Joan Mascaró. Nacidos en Santa Margalida, en la Mallorca rural, mantuvieron estrecha relación al contraponer el capitalismo de March y el misticismo-hinduista de Mascaró.

El 4 de octubre de 1880, nació Juan March y Ordinas. Tenaz e ingenioso desde niño, pasó de la compraventa de porcinos al contrabando. Astuto y audaz, aprovechó las circunstancias y cubría con primas de seguros sus arriesgadas operaciones. Según Francés Cambó, entonces ministro de Hacienda, fue “el último pirata del Mediterráneo”.

En 1906 se inició en el negocio del tabaco, frente al monopolio Tabacalera. Su influencia en el Mediterráneo se acrecentó durante la I Guerra Mundial: un contrabandista se equiparaba a un espía. Cabeza rapada, rostro aguileño, mirada estrábica y gesto sobrio, March se convirtió en el español más rico con treinta y pocos años. En 1916 constituyó la Compañía Transmediterránea. Su siguiente gran operación fue invertir en el sector petrolero. Diputado en Cortes, su riqueza financió a todo el espectro político nacional, incluida la Casa Real. Sentenciado por contrabando, ingresó en la prisión de Alcalá de Henares, de la que huyó. Calculador y frío, se vengó al apoyar a los conspiradores contra la República. “Banquero del Alzamiento”, contrató el avión que trasladaría a Franco desde Canarias a Marruecos, vital para el devenir de los futuros acontecimientos bélicos. Jaime Carneer, ministro de Hacienda de la República, dijo: “O la República somete a Juan March, o este someterá a la República”. Y así fue.

Por sus antecedentes judíos fijó su residencia en Lisboa hasta finalizar la II Guerra Mundial. Desde la embajada española, March facilitó al régimen importantes inversiones extranjeras, muchas participadas por él mismo.

El dinero le permitió superar graves enfermedades, pero su Cadillac chocó cerca de Torrelodones y el 10 de marzo de 1962, con 82 años, falleció en la clínica de La Concepción de Madrid. Sus restos se trasladaron al panteón que se había construido en Palma de Mallorca.

Mitad leyenda, mitad realidad, Juan March es imprescindible para conocer la historia política y económica del siglo XX en España.

La vida de Joan Mascaró Fornés fue muy diferente a la convulsa de March, con quien mantuvo fuertes vínculos. Nació el 8 de diciembre de 1897, también en el ámbito rural mallorquín. Su facilidad para los idiomas le llevó a trabajar en el consulado británico.

Profesor en la Universidad de Barcelona, se exilió tras la guerra civil. Gracias a sus contactos obtuvo una cátedra en lenguas orientales en Cambridge. Gran conocedor de los textos espirituales hindúes y budistas, como el Bhagavad Gita, libro VI del Mahabharata y el Dhammapada, los tradujo al inglés.

El 4 de octubre de 1967, como especialista en textos sagrados hindúes, participó en la BBC junto a John Lennon y George Harrison, a los cuales, en impecable inglés, les habló del misticismo oriental. Considerado por George su guía espiritual, Mascaró le facilitó el poema The Inner Light, incluido en su libro Lamps of Fire (1958). En enero de 1968, Harrison lo versionó con músicos hindúes, siendo la cara B del exitoso Lady Madonna, previo al retiro místico en la India del grupo. La canción sugiere encontrar iluminación y sabiduría dentro de uno mismo. Comienza con la frase: “Sin salir de mi puerta, puedo conocer todas las cosas en la Tierra”, así alcanzar a través de la introspección y reflexión interna el verdadero conocimiento.

El 14 de abril de 1979, el programa La Clave de TVE emitió un debate sobre religiones y culturas, precedido por la película El fuego y la palabra (1960) de Richard Brooks. Presentado por José Luis Balbín, con Joan Mascaró intervinieron: Stanley Samartha (del Consejo Ecuménico de las Iglesias), José Luis López Aranguren (catedrático de Ética), monseñor José Saraiva Martins (rector de la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma), Michael Meslin (profesor de historia de las religiones en la Sorbona) y Mahmoud Bouzouzou (imán musulmán de Ginebra).

Delegado de la Asociación Universal de Esperanto, publicó numerosos poemas en esta lengua. Falleció el 19 de marzo de 1987. El New York Times recogía en el obituario “el mérito de traducir idiomas que no son los suyos (sánscrito y pali) a otro idioma que tampoco era el suyo (inglés)”. Su amplia correspondencia epistolar integra una ingente obra literaria en la que utilizó su nombre español (Juan), no el catalán (Joan), por ser nombre femenino en lengua inglesa. Su influencia intelectual fue reconocida en el ámbito de la cultura a nivel mundial.

Profundizar en la vida y obra de Joan Mascaró permite descubrir la enorme sabiduría de un hombre que merece la pena ser más conocido.