La Ruta Romántica alemana
VIAJES
Javier de la Nava
Profesor del CEF.-
Castillo de Neuchswanstein
Cada año miles de visitantes recorren sus casi 400 kilómetros, que discurren por pequeñas y tranquilas carreteras comarcales, entre ciudades y pueblos medievales enmarcados por bellísimos paisajes. Residentes y visitantes señalan esta vía como una de las preferidas para disfrutar de las vacaciones en Alemania. La ruta nos lleva desde la Baja Sajonia (Würzburgo) y el país suabo (Augsburgo), hasta las inmediaciones de los Alpes (Füssen), a los pies del castillo de Neuschwanstein, residencia de Luis II de Baviera, “El Rey loco”. Catedrales, iglesias, castillos y conventos de estilos arquitectónicos diversos aparecerán ante nuestros ojos entre los policromados colores de hermosos viñedos, caudalosos ríos, relucientes valles y frondosos bosques.
Todo está perfectamente señalizado y uno no se pierde, salvo que su intención sea esa, dejarse llevar por la riqueza de la historia y el arte. La cultura se halla en armonioso maridaje con la hospitalidad. Los paisajes se modifican no solo al ritmo que marcan las estaciones, la paleta de colores se hace infinita a lo largo del día, pues los cambios de la luz solar extraen tonalidades insospechadas. Escenarios renovados al ritmo pausado del tiempo. No hay prisa. Si viajamos en coche o en motocicleta es conveniente seguir las indicaciones de los carteles marrones. Nos indicarán la presencia de las poblaciones más importantes a lo largo de la ruta. Los ciclistas pueden transitar por la ciclovía de la Ruta Romántica, de 440 kilómetros de largo. Algo más recorren los caminantes, en una auténtica senda de deleite y ensoñación, cómoda y bien abastecida de sitios donde pernoctar.
Rotemburgo
El punto de partida es Würzburg. Capital de la región vinícola de Franconia, su Palacio Principal, grandiosa obra del Barroco de Baltasar Neuman, y su casco antiguo en torno a la catedral y fortaleza de Marienburg, son las joyas de esta ciudad universitaria a orillas del Meno. Dejamos atrás Tauberbischofsheim, Bad Mergentheim y Röttingen, para hacer la primera gran parada en Rotemburgo. Creada en el año 960, aquí la piedra es historia viva y nos relata hechos protagonizados por reyes y emperadores, nobles y ciudadanos, que hacen de esta ciudad, con puentes milenarios sobre el río Tauber, romanticismo puro. Su muralla circular, con 42 torres de observación, es transitable y desde ellas se observan pintorescos valles y colinas. En el centro del casco antiguo destacan el Ayuntamiento, barroco, y su Basílica dedicada a Santiago Apóstol. Unas características marcas nos indican que estamos en uno de los caminos jacobeos.
Catedrales, iglesias, castillos y conventos de estilos arquitectónicos diversos aparecerán ante nuestros ojos entre los policromados colores de hermosos viñedos, caudalosos ríos, relucientes valles y frondosos bosques
80 kilómetros al sur, encontramos Nördlingen, centro neurálgico de la Ruta Romántica. Se ubica en un cráter de 25 kilómetros de diámetro, provocado por la caída de un meteorito hace 15 millones de años. Encrucijada de dos grandes vías comerciales europeas, las habilidades de sus artesanos propiciaron que alcanzara gran prosperidad y ser nombrada Ciudad Imperial. En la parte antigua, perfectamente conservada, rodeada por una muralla que se puede recorrer en toda su extensión, hay casas construidas entre los siglos XIV al XVI. Las magníficas fachadas de los edificios públicos y las residencias de la clase privilegiada son renacentistas y barrocas. La gótica iglesia de San Jorge cuenta con la torre de Daniel de 90 metros de altura, desde la cual hay una fantástica vista de la ciudad y alrededores. Desde tiempos inmemoriales, el conocido llanto de los guardianes es también único: “So, G´sell, so”, “todo bien, compañeros, todo bien”, se oye cada media hora entre las 22 horas y la medianoche. En la antigüedad tranquilizaba a los habitantes ante un eventual ataque.
Fundada por el emperador romano Augusto hace más de dos milenios, Augsburgo es una de las ciudades germanas más antiguas. Las actividades comerciales y financieras de las familias Fugger y Welter configuraron un auge económico que tuvo su cenit en los siglos XV y XVI, y que se manifiesta en las fachadas renacentistas y barrocas del palacio y de las casas patricias, reflejo del esplendor de aquella dorada época.
Wurzburgo
La vista del Zugspitze, la montaña más alta de Alemania, con casi 3.000 metros, nos anuncia que llegamos a Fussen, final del trayecto romántico. Estamos en el dominio de los castillos bávaros, encabezados por los mundialmente famosos de Neuschwanstein y de Hohenschwangau. Este era el lugar de veraneo y caza del rey Maximiliano y su familia. El joven príncipe heredero, futuro Luis II, pasó aquí su adolescencia y eligió la ubicación de su propio castillo, Neuschwanstein, donde se instaló en 1884. En su construcción, el rey exigió usar exclusivamente materiales y trabajadores bávaros, cuya excelente retribución provocó un fuerte desarrollo en la región. Más tarde añadió otras dos grandiosas construcciones: Linderhof y Herrenchiemsee, inspirados en su admiración por Luis XIV de Francia, el Rey Sol. Neuschwanstein nació como pura fantasía romántica. Luis II ideó torres y muros con el fin de armonizarlos con las montañas y lagos circundantes. Este capricho, para algunos excesivo y megalómano, está hoy seleccionado como una de las nueve maravillas del mundo. Posee espléndidas vistas a los Alpes y a una cascada en el desfiladero de Pöllat, que el monarca contemplaba desde su habitación. Sobre ella se encuentra el Marienbrücke (puente de María) desde donde los miles de visitantes que diariamente acuden al lugar toman espectaculares fotografías del castillo y su entorno. Siguiendo un abrupto sendero, mal señalado, se llega a unos riscos donde se observan los seis grandes lagos que rodean esta especie de residencia de las hadas.
Tómese tiempo para disfrutar de la naturaleza, del arte y de la gastronomía, pero sobre todo aproveche la predisposición para relacionarse de una población orgullosa y defensora de su pasado, tradiciones y cultura milenarias, sin renunciar a la modernidad de un Estado y una región, Baviera, a la cabeza de Europa. Extraordinarios, fascinantes y sorprendentes aspectos encontrará a lo largo de esta Ruta Romántica Alemana.
(Fotografías cortesía de la Oficina de Turismo de Alemania en Madrid).
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