Crisis ganada a pulso

Motor

Maximiliano González Barfaluy
Miembro de la ACEF. 

Caluroso saludo a todos los lectores de la revista de la ACEF. En este número de nuestra revista les quería hablar de una marca histórica de automóviles, totalmente española. Cosa en que en estos tiempos que corren es algo más que asombroso. Aunque visto lo visto, quizás también represente muy bien el porqué de la crisis tan fuerte que azota nuestro país.

Crisis ganada a pulsoSantana comenzó su andadura comercial allá por los años 50, pero no fue hasta 1961 cuando realizó su acuerdo comercial con Land Rover, cuando empezó a conseguir cierto reconocimiento. A partir de esa fecha, se producen en Linares (Jaén) vehículos bajo licencia de Land Rover, que se hacen muy populares.  Son los conocidos 88 y 109, vehículos de clara inspiración para el trabajo y que fueron los vehículos de nuestras fuerzas armadas desde mediados de los 60 hasta el 2002 donde aún se encontraban unidades en funcionamiento.

Tras la ruptura del acuerdo con Land Rover a mediados de los 80, Santana ha de buscar nuevos colaboradores y empieza otra etapa más o menos gloriosa junto a Suzuki, produciendo en su factoría española, primeramente el HJ410 y más tarde el HJ413. Vehículos más que populares entre los aficionados al 4X4 que aún hoy en día inundan los caminos polvorientos de nuestra geografía. Estos pequeños monstruos han demostrado una relación calidad precio bestial tanto para el trabajo como para el ocio. Posteriormente el Vitara (aún en fabricación) supuso un avance en equipamientos y confort que también le dio muchos éxitos en el mercado.

Pero poco a poco la relación con Suzuki se fue degradando. La mala gestión por parte de Santana, tanto en el servicio técnico como en la entrega de repuestos, así como la lógica evolución de la marca japonesa que Santana inexplicablemente no fue capaz de asumir, hace que en el año 1995, todo el capital sea comprado por la Junta de Andalucía lo que provoca el cambio definitivo y la lenta agonía de dicha marca.

Está claro que gran parte de la crisis nos la encontramos sin comerla ni beberla, pero también está claro que con casos de gestión como el de Santana es imposible salir adelante

Su andanza en solitario comentó con el Santana Aníbal presentado en el 2003, este vehículo suponía una burda copia del Land Rover Defender, y estaba destinado a salvar la grave situación de la marca. Tan solo un contrato con el Ministerio de Defensa para que fuese el todoterreno ligero de nuestras fuerzas armadas debería de ser el salvador de dicha marca nacional con una compra de 1.800 unidades por parte de la institución militar.

Pero como en otras ocasiones lo barato (aunque por motivos desconocidos, no fue tan barato) salió caro, y en los menos de 10 años que este vehículo está al servicio del país, se han producido tantas quejas como fallos graves, tanto de diseño como de seguridad. De hecho en 2008 todos los vehículos de dicha marca fueron inmovilizados en los cuarteles y bases exteriores por fallos graves de seguridad.

Es un vehículo falto de potencia, de estabilidad, de fiabilidad, su tracción es sin duda más que muy mejorable y su carrocería podría ser la de un coche de juguete (aunque en muchos casos estos dan mayor calidad). En definitiva un horror que por la crisis galopante que nos aprieta a todos no ha sido aún sustituido. Sin duda nada parecido a los vehículos anteriores que han dado al menos 20 años de servicio con mucha honra para sus fabricantes. Pero sin duda alguien que sabe más de vehículos que los expertos que se designaron para su evaluación decidió su compra, ya que la evaluación fue resuelta con una unanimidad nunca vista como que el Aníbal era el peor vehículo de los sacados a concurso.

Por eso mismo tuvo que buscar nuevos apoyos en este caso con la italiana IVECO, pero se ve que lo que mal empieza mal ha de acabar, y tras cerrar la producción del último Suzuki en el 2009 (el Jimny), la caída ya es algo imparable, hasta que en febrero del 2011 se acuerda el cierre completo de la misma.

Crisis ganada a pulsoEstá claro que gran parte de la crisis nos la encontramos sin comerla ni beberla, pero también está claro que con casos de gestión como el de Santana es imposible salir adelante. Hemos destruido el último fabricante nacional cien por cien que nos quedaba (a gran escala), todo gracias a una gestión realmente vergonzosa y a unos productos que le sacarían los colores al más inexperto conductor por su ínfima calidad, pero sin duda no todo ha salido mal, porque es seguro que beneficio ha existido y que alguien se lo tuvo que llevar bien, bien empaquetado.

Al menos yo para ver cómo una marca que nos representa se arrastre de esa manera, prefiero que descanse en paz de una vez por todas, y de paso esperemos que vehículos como el Aníbal nos deje descansar en breve.