Balnearios gallegos con encanto: naturaleza y cultura.
Olga Martínez Moure
Pofesora de la UDIMA de los Grados de Ciencias del Trabajo y RRHH, y Empresas y Actividades Turísticas
Galicia se configura como una región rica en aguas con propiedades mineromedicinales. Además, los espacios balnearios y casas de baños en donde emergen estas aguas han sido utilizados desde tiempos inmemoriales por los vecinos y oriundos de la zona. En las últimas décadas, a este uso puramente vecinal, se la ha unido la función turística y los balnearios y centros termales acogen mes a mes a turistas dispuestos a disfrutar de unos días de ocio y solaz, al tiempo que realizan una cura termal.
Por otra parte, Galicia tiene muchos balnearios célebres, como es el caso de Mondariz, La Toja o Baños de Molgas, entre otros. Algunos de ellos (como los dos primeros) están especializados en lo que algunos autores han denominado el “balnearismo de lujo”. Sin embargo, el balneario de Baños de Molgas, por ejemplo, tiene un uso mucho más popular.
Cualquiera de ellos tiene todas las características necesarias para convertirse en un polo de atracción turística, no solamente por el enclave en el que está ubicado, sino también por el edificio en sí mismo.
No debemos olvidar que la estancia en un balneario se suele hacer por un conjunto o amalgama de factores: así, a la experiencia turística en si, se le une también la cura de salud. Por ello, los balnearios (y el caso de los balnearios gallegos es un ejemplo demostrativo de esta realidad) suelen estar enclavados en lugares con encanto, en donde el disfrute de la naturaleza se convierte en un factor más de la cura termal, puesto que, entre otras cosas, se pueden practicar deportes al aire libre, dar paseos, disfrutar del paisaje, etc. Además, el clima ha sido considerado tradicionalmente como un factor más para recobrar la salud. Muchos médicos han denominado a este factor el “climatismo”.
Como consecuencia del nuevo auge que han ido adquiriendo los espacios balnearios se han acometido diversas reformas en los edificios y construcciones que albergan las salutíferas aguas. Como consecuencia de este proceso, se han construido nuevas edificaciones o se han remodelado las antiguas existentes, dando lugar a edificios de gran belleza, que han recobrado el esplendor de antaño, como cuando nuestros abuelos iban a “tomar las aguas”, que es una expresión un tanto antigua, pero que ha ido recobrando una vigencia renovada.
En Galicia son muchos los ejemplos que tenemos de esta realidad. El balneario de Mondariz, por ejemplo, es un edificio que conserva artísticamente toda la belleza que en el pasado lo hizo mundialmente conocido, pero, a la vez, ha sido dotado de todas las mejoras necesarias para configurarse en el gran polo de atracción turística del balnearismo gallego.
Así, en Galicia, existen edificios balnearios muy funcionales, pero otros muchos tienen un estilo arquitectónico peculiar, que muestra a turistas y a agüistas el sello del pasado, cuando ir a tomar las aguas era un acto social. En cualquier caso, tanto unos balnearios como otros tienen como factor común la vida en torno a las aguas.