La burocracia, un problema para Europa

Luis Manuel Madiedo Hontañón
Catedrático de Secundaria-FOL y abogado. Máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos por el CEF.-
Política
Los problemas de las sociedades van evolucionado conforme al paso de la evolución histórica y, obviamente, al paso de la evolución humana, que suele ir pareja a la anterior.
Sin embargo, algunos problemas son recurrentes y de cuando en cuando vuelven a surgir en todo su esplendor estructural.
En estos casos las comunidades humanas que mejor responden a la situación o la resuelven con más eficacia son las que se imponen. Esa respuesta debe ser global y beneficiar al conjunto; si solo favorecen a las élites del momento o a un poder fáctico determinado, esa respuesta no solo será injusta, sino también inútil a medio plazo, ya no digamos a largo.
La burocracia se está convirtiendo en el principal problema de una Europa que amenaza con mostrarse incompetente para seguir siendo un referente de libertad y convivencia, ante su inoperancia para dar respuestas a los problemas de la gente, con la suficiente e imprescindible agilidad.
Esta agilidad no es un lujo innecesario, es imprescindible para conseguir la idónea comunión ciudadana, que mantenga la disposición y la voluntad de defender el sistema.
La Real Academia Española define burocracia como "organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios", en su primera acepción, y en la última como "Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas".
Cualquiera que esté leyendo este artículo podría explicar, por experiencia propia, los pasos intermedios entre la primera acepción y la última: del orden racional a la ineficiencia, la rigidez y las formalidades superfluas.
El término “burócratas comunitarios”, referido genéricamente al aparato político-administrativo de la Unión Europea, ha pasado de generar admiración y respeto a provocar rechazo, cuando no directamente aversión.
Los ejemplos se vuelven interminables: las “tractoradas” recurrentes llevan incorporadas en su ADN la protesta frente a una burocracia aplastante: meses para dar de alta una ternera, años para cobrar las ayudas del ganado devorado por la especie protegida, etc.
Hostelería: años para conseguir la certificación del impacto medioambiental de un restaurante en la zona rural.
Los retrasos en sanidad no solo son debidos al envejecimiento de la población y los avances de la medicina, también lo son por una gestión absolutamente irracional e ineficiente.
La burocracia, que en primer término es garantía y tranquilidad para el ciudadano, se está transformando en una carga molesta e inasumible para ese mismo ciudadano.
Mientras otras sociedades responden con mucha más agilidad y nos muestran entonces por qué su supremacía, Europa sigue mirándose el ombligo en una Bruselas cada vez mas desorientada y endogámica.
Despertemos, busquemos soluciones, empleemos los recursos económicos y tecnológicos de que disponemos en resolver este problema, el de la burocracia, que puede convertirse en una abrumadora y determinante rémora para la supervivencia de un proyecto europeo que merece ser y estar en el panorama global.