Emigrar para triunfar
Ramón Oliver
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Foto de Stock.xchng
Una sesión de zapping puede bastar para animarnos a hacer las maletas. Especialmente si se da con uno de esos días en los que la programación televisiva está por la causa, y después de atragantarnos con la última cifra de paro en España, nos topamos con uno de esos formatos en los que se nos cuentan las exitosas peripecias de esos españoles que un día se liaron la manta a la cabeza y se buscaron la vida fuera de nuestras fronteras, en Burkina Faso, en Oslo o en Singapur.
En los últimos años numerosos compatriotas han tomado ese mismo camino. Según la consultora de recursos humanos Adecco, sólo en 2012 un total de 82.306 trabajadores españoles decidieron emprender una nueva andadura profesional fuera de nuestras fronteras. Si nos remontamos al comienzo de la crisis, las cifras son todavía más demoledoras: más de 300.000 entre los años 2008 y 2011, según la Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría, Servicios, Oficinas y Despachos (FENAC). Muchas de estas personas son jóvenes universitarios, la llamada generación JESP (“jóvenes emigrantes sobradamente preparados”), que, ante la falta de oportunidades en nuestro país, no les ha quedado más remedio que dirigir sus miras hacia el extranjero para abrirse camino en el entorno laboral, algo que, para Francisco Aranda, vicepresidente de FENAC y presidente de Laboral de CEIM, supone “una peligrosa huida de conocimiento que obstaculizará nuestro desarrollo hacia una economía de valor añadido.”
Entre las causas que desde Adecco se apuntan como responsables del fenómeno están, obviamente, la situación del mercado laboral español y el incremento del desempleo, pero también otros aspectos como la disminución de barreras formativas dentro de la Unión Europea, principalmente en lo que se refiere a la homologación de diplomas y libre circulación de estudiantes y trabajadores, que dinamizan todo el proceso. En menor medida, factores como la existencia de mejores condiciones laborales, oportunidades de desarrollo profesional y el aprendizaje de otras lenguas son otras de las causas que están favoreciendo esta emigración.
Sólo en 2012 un total de 82.306 trabajadores españoles decidieron emprender una nueva andadura profesional fuera de nuestras fronteras
Una huida de talento que es especialmente sangrante en el caso de los científicos e investigadores, precisamente aquellos sobre quienes recae la responsabilidad de tirar del carro de la innovación en España. El último informe INNOVACEF, elaborado por la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), revela que el nivel de confianza de los investigadores españoles en el sistema de I+D+i español es escaso, un problema que se traduce en una creciente diáspora de talento científico que se marcha a países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos a seguir desarrollando su carrera profesional.
Aranda advierte del peligro que nuestros jóvenes mejor formados se estén viendo obligados a salir al extranjero, ya que con ello “nos estamos descapitalizando de talento de cara al futuro”. Desde instancias gubernamentales, en cambio, se prefiere hablar de “movilidad exterior” antes que de “fuga de talentos”, y se insiste en el concepto de intercambio de trabajadores en el seno de la Unión Europea. Durante una reciente sesión de control en el Congreso, la Ministra de Trabajo Fátima Báñez aseguró que su departamento trabaja para conseguir que los jóvenes que quieran buscar oportunidades fuera de España puedan hacerlo, y que además se están tomando medidas para que ese talento que ha salido a consecuencia de la crisis pueda volver y encontrar oportunidades laborales en España.
Las perspectivas de que estos buenos deseos se cumplan, sin embargo, no parecen demasiado halagüeñas, al menos en lo que a los científicos se refiere. Según apunta el INNOVACEF 2013, únicamente el 20% de los investigadores españoles en el extranjero encuestados tiene perspectivas de regresar a nuestro país a corto/medio plazo. Unos datos que, en opinión del profesor de la UDIMA e investigador principal de este índice, Pedro Aceituno, son preocupantes ya que “con cada científico español que se marcha al extranjero se pierde un capital humano de elevada cualificación que tendría que estar funcionando a pleno rendimiento para ayudarnos a salir de la crisis”.
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Pero la salida de profesionales al exterior no afecta únicamente a los científicos, sino que se extiende también a otras profesiones. Sara González Vázquez es una madrileña de 35 años especializada en branding. Tras unos prometedores años de carrera en una multinacional en España, su empresa le ofreció trabajar en un proyecto en Amsterdam y más tarde en la sede de Londres. “Me fui por varias razones. En primer lugar por curiosidad; quería tener la oportunidad de ver como se hacían las cosas en otros países, de ampliar horizontes y desarrollarme personal y profesionalmente. La segunda razón fue meramente profesional. Mi ámbito laboral es muy nuevo en España y todavía no está totalmente desarrollado, por lo que el tipo de proyectos que podía realizar era limitado”. Cuando la relación con esa empresa terminó, se planteó la disyuntiva de volver a España o continuar en Reino Unido. “Envié mi curricula a empresas de los dos países. Ese mismo día ya me habían llamado de una compañía inglesa, y en cuatro semanas estaba trabajando”, explica.
Como en el caso de Sara González Vázquez, que en la actualidad sigue trabajando en la firma londinense Futurebrand, las posibilidades de aprendizaje y la estabilidad laboral que encuentran en el extranjero son elementos muy valorados por estos expatriados, lo que no quiere decir que no tengan deseos de regresar. “Me encantaría volver algún día”, afirma González Vázquez, “pero las actuales condiciones económicas y laborales no me lo permiten. En cerca de año y medio que llevo en Reino Unido se me han presentado un par de oportunidades para volver a trabajar Madrid, pero en las dos ocasiones eran trabajos muy mal remuneradas y con poca flexibilidad. Parece que las empresas españolas se resisten a remunerar el talento, y es una pena, porque es el talento lo que nos ayudara a ser competitivos y salir de la crisis".
Las posibilidades de aprendizaje y la estabilidad laboral que encuentran en el extranjero son elementos muy valorados por estos expatriados
El sector privado parece acaparar gran parte de las salidas al exterior, pero también desde el empleo público se han sumado al efecto llamada de las oportunidades laborales en el extranjero. La Unión Europea está convocando oposiciones a distintos cuerpos adscritos a sus organismos. Una convocatoria, que en palabras de Jesús Martínez, jefe del área de oposiciones del CEF.-, está suponiendo un atractivo reclamo para muchos jóvenes españoles, ya que ofrece ventajas como “trabajar en Bruselas y Luxemburgo, el seno de la Unión Europea, en un ambiente laboral estimulante y multicultural, con una gran diversidad de razas, credos y lenguas, con un salario muy competitivo y apreciables ventajas sociales”.
¿Fuga de talento? ¿Movilidad geográfica? En cualquier caso la situación preocupa y desde el Gobierno se insiste en que se preparan medidas de choque para reactivar el empleo, poniendo el acento en un segmento especialmente castigado como es el de los jóvenes. Algunas de estas medidas ya han sido reflejadas en la recientemente aprobada Ley de Emprendedores y que tratan de impulsar el autoempleo en España. Esas y otras deberán marcar el camino para traer de vuelta a todos esos españoles por el mundo.