“La atracción del talento, tanto en lo que se refiere a estudiantes como a profesores, es un objetivo claro”
Extracto de la entrevista a JOSÉ IGNACIO WERT ORTEGA, ministro de Educación, Cultura y Deporte, publicada en el nº 1 de la revista Tecnología, ciencia y educación
Ramón Oliver
Miembro de la ACEF.- UDIMA
¿Cuál es, a su juicio, la situación actual de la Universidad española?
La Universidad española ha alcanzado unos niveles muy elevados de calidad, sobre todo en algunas ramas del conocimiento, pero tiene por delante algunos retos como el de mejorar, en el caso de las universidades públicas, su sistema de gobernanza, sus mecanismos de financiación. También debe mejorarse el método de selección del profesorado, de manera que se incorpore a los mejores. La atracción del talento, tanto en lo que se refiere a estudiantes como a profesores, es un objetivo claro. En ambos casos, debe basarse también en una mayor apertura al exterior, de modo que se mejoren los niveles de internacionalización, que hoy en día están por debajo de los de otros países del entorno europeo.
A comienzos de 2013, se presentó una propuesta para la reforma y mejorade la calidad y eficiencia del sistema universitario español, realizado por una comisión de expertos a instancias del Ministerio. Algunas de esas medidas estaban relacionadas con la formación a distancia, la empleabilidad de los egresados, la internacionalización de las universidades, su gobernanza o la movilidad del profesorado entre universidades. ¿Qué medidas finalmente se han adoptado por parte del Ministerio?
El Ministerio de Educación ha puesto en marcha algunas medidas de reforma en el ámbito universitario, con el objeto demejorarla calidad, internacionalización y especialización de la universidad española, a través del avance hacia un modelo universitario que propicie que las universidades que así lo deseen se posicionen en alguna de las tres misiones que desempeñan: educación, investigación y transferencia del conocimiento.
Es una demanda creciente entre las propias universidades que, a pesar de haber sido creadas conforme al patrón generalista tradicional, han comenzado en muchos casos este proceso de especialización, dentro de los márgenes que les concede la legislación. De hecho, algunas universidades españolas se sitúan bien en los ranking si consideramos áreas de conocimiento específicas, lo que sugiere que si hubiese una mayor especialización se conseguiría una mayor excelencia.
Conviene recordar que el Real Decreto establece que serán las propias universidades -dentro del marco de su autonomía- las que decidan qué grados se pueden reducir a 180 créditos. Por lo tanto, es un sistema optativo y graduable para el cual no se ha establecido ningún plazo
Las universidades deben abrirse a estructuras más flexibles que hagan posible una relación más directa con las empresas, una mayor captación de alumnado extranjero, una creciente especialización en el ámbito investigador y de la transferencia, una reorganización de su oferta académica de acuerdo a criterios diversos, tales como la empleabilidad que acreditan los distintos títulos, sus resultados investigadores, y que les permitan una mayor capacidad de atracción de fuentes alternativas de inversión.
¿Qué motivos han impulsado al Ministro a reformar las enseñanzas universitarias?
En el proceso de adaptación de sus sistemas de educación superior a Bolonia, la mayor parte de los países adoptaron un sistema flexible mediante el cual las titulaciones de grado pueden tener entre 180 y 240 créditos y las de máster entre 60 y 120 créditos. Por yanto, en la mayoría de los países europeos conviven grados de tres, cuatro y más años de duración y máster de uno y dos años.
Por el contrario, España adoptó un sistema rígido, según el cual, los grados tienen necesariamente 240 créditos mientras el máster puede tener entre 60 y 120. Esto supone cuatro años de grado en todo caso y uno o dos de máster, contra el criterio de quienes pedían entonces la flexibilidad que este Real Decreto proporciona, entre ellos la propia Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas.
El sistema rígido de cuatro años de grado escogido por España es una rareza en el ámbito europeo, ya que nos aleja del resto de Europa y que comparten muy pocos países: Chipre, Turquía, Armenia, Georgia, Grecia, Kazajstán, Rusia y Ucrania.
El Real Decreto aprobado pretende converger con la mayoría de los países europeos que han desarrollado sistemas universitarios de calidad.
¿Qué contestaría ante las duras críticas formuladas por las universidades y los estudiantes? Parece que esas críticas han sido fundamentalmente tres: el incremento de los precios públicos universitarios, la coexistencia de títulos de distintos modelos (3+2, 3+1, 4+1 o 4+2), con el hipotético riesgo de fragmentación de la educación superior española y por último, el peligro de un desigual reconocimiento por el mercado de trabajo de egresados con grado de tres años.
En primer lugar, conviene recordar que el Real Decreto establece que serán las propias universidades -dentro del marco de su autonomía- las que decidan qué grados se pueden reducir a 180 créditos. Por lo tanto, es un sistema optativo y graduable para el cual no se ha establecido ningún plazo.
Se trata de facilitar que las universidades que quieran puedan implantar esta opción de forma gradual, y no de imponer un cambio de modelo.
Los precios públicos de las universidades son fijados por las Comunidades Autónomas. Algunas de ellas ya han anunciado que, en el momento en que se pongan en marcha grados de 180 créditos, se disminuirá el precio de los másteres, al menos en su primer año, para asemejarlo al de los grados. Por tanto, no tiene por qué producirse un incremento de coste y, en todo caso, es una circunstancia que no se producirá hasta 2019 o 2020, por lo que no parece que sea el problema real en este momento.
Por lo que se refiere al reconocimiento por parte del mercado laboral, hay que recordar que no se rebajan los niveles de formación de la población universitaria, ni se obligará a los alumnos a cursar titulaciones de máster.
Las titulaciones de grado son las que, si atendemos a lo que demanda el mercado, permiten el acceso al empleo, por regla general sólo en torno al 10% de los supuestos se requiere cursar un máster para acceder a un puesto de trabajo.
Si el egresado universitario se incorpora al mercado de trabajo y desea continuar su formación universitaria en un momento posterior, lo podrá hacer cursando el correspondiente máster. La titulación de máster le dará una formación más especializada y siempre relacionada con el trabajo que está desempeñando, pero no es un complemento necesario del grado.
Ver entrevista completa en la revista Tecnología, ciencia y educación