“La familia es un gran germen para la creación de empresas”

Entrevista a JOSÉ LLADRÓ, fundador de Porcelanas Lladró y autor del libro La evolución necesaria. Un alegato a favor del capitalismo humano y en contra de sus enemigos

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“La familia es un gran germen para la creación de empresas”

José Lladró Dolz nació el 3 de enero de 1928 en Almácera (Valencia). Es presidente fundador de Lladró, empresa que creó a principios de la década de los 50 junto a sus dos hermanos, Juan y Vicente y, que alcanzó su cénit justo en el cambio de siglo. Para esta fecha sus productos habían logrado una gran popularidad en 90 países y la Sociedad de Coleccionistas Lladró contaba con más de 150.000 afiliados. El prestigio de la marca propició, entre otras cosas, que se le dedicara una exposición monográfica en el conocido Museo del Ermitage de San Petersburgo y que la pinacoteca adquiriera dos figuras de la marca para su exposición permanente. Porcelanas Lladró consiguió el galardón Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial en tres ocasiones (1993, 1997 y 2002).
José Lladró repasa en su nuevo y quinto libro la historia de Porcelanas Lladró al tiempo que hace una reflexión sobre las necesidades de la empresa familiar en España.

Acaba de presentar su nuevo libro ¿Qué le ha movido a escribir este volumen?

En un principio escribí el libro solo para los miembros de mi familia, para mis descendientes y para algunos de los amigos con los que he compartido mi vida empresarial, pero luego he pensado que su utilidad podía ir más allá y he decidido publicarlo desarrollando temas de interés más general. 

No me importa mucho la posteridad, pero sí que creo que puedo aportar con mi experiencia a una nueva generación de empresarios. Pretendo concienciar a la sociedad en su conjunto y a mis colegas empresarios en particular, de la necesidad de recuperar el carácter humanista del capitalismo.

¿Qué es para usted el capitalismo humanista?

Es un sistema en el que los principios clásicos del capitalismo se articulan a través  de principios morales sólidos y en el que la sociedad importa más que los números. Las empresas no pueden ser concebidas como simples máquinas de hacer dinero, son organismos vivos y complejos, que están llamados a producir riqueza y puestos de trabajo. Promover el desarrollo de estos generadores de prosperidad es una gran responsabilidad, no solo para el empresario, también para los trabajadores.

Ustedes consiguieron que hubiera una figurita de Lladró en cada casa de España.

Sí, y no solo de España. Lladró era símbolo de estatus en sitios tan distantes como Japón, EEUU, Tailandia o Australia. Creo que éste es un fenómeno en la historia de la porcelana y en la evolución de la cultura estética de amplias capas de la población en todo el mundo. Lladró forma parte indisoluble de la transformación económica y social que se produjo en España en la segunda mitad del siglo XX. Es un fenómeno cultural y de masas que ningún historiador que fije su atención en ese período histórico puede ignorar.

¿Cuál cree que fue la clave del éxito de Lladró?

Uno de los impulsores de su crecimiento fue una apuesta decidida por los valores humanos. Siempre tuvimos claro que el equipo lo era todo en la empresa. Y por eso apostamos por la formación continua, por paquetes retributivos muy competitivos y por iniciativas que alimentarán el buen clima laboral dentro de la organización. Toda esta inversión se tradujo en personal capacitado, fiel a la casa y muy implicado en el proyecto común. Los cuatro principios que regían la marcha de la empresa eran por este orden, el factor humano, la calidad y el prestigio, la continuidad de la empresa y por último, los resultados económicos.

¿Por qué un empresario no tiene ninguna responsabilidad si hunde su empresa, dilapida  el patrimonio de los socios, arruina la vida de miles de trabajadores y sus familias? No parece lógico

¿Y qué evaluación hace del momento actual de Porcelanas Lladró?

La empresa es ahora mucho más pequeña que en el 2.000, tanto en lo que respecta al volumen de las ventas como a su plantilla y patrimonio. Creo que sus gestores actuales están desperdiciando parte del talento del equipo y minimizando su iniciativa. Se está renunciando a la fórmula que ha dado éxito a la empresa. Por eso estoy convencido de que no volveremos a ver a una Porcelanas Lladró como la de hace 15 años.

En su libro usted insiste en que se midan los aciertos y errores del empresario para determinar su responsabilidad frente a la sociedad.

Dicho así puede sonar fuerte, me explico. Ser empresario implica una responsabilidad muy grande y, como dijo no hace mucho  el actual  presidente  de la CEOE,  si fuera  solo  por  cometer errores  estaríamos  todos  en la cárcel.  Pero  una  cosa  es cometer  un error  o dos en el ejercicio responsable de tu función,  por graves que sean, y otra  muy distinta  cometerlos  uno tras otro sin sentir el menor  rubor  y sin dar la oportunidad a otros  ni siquiera  de dar su opinión.  Esa es una actitud  irresponsable que tendría  que acarrear consecuencias.  Si un arquitecto comete errores  y se le cae un edificio lo expedientan y puede  llegar a ser inhabilitado. Por el simple hecho  de conducir, cualquiera de nosotros puede  acabar  en prisión… Hay pocos ámbitos  de la actividad  privada  que estén libres de responsabilidades. ¿Por qué un empresario no tiene ninguna  si hunde su empresa,  dilapida  el patrimonio de los socios,  arruina la vida de miles de trabajadores y sus familias y hunde un poco más a su país en la miseria? No parece lógico.

¿Cómo ve el futuro de la empresa familiar en España?

La familia es un germen fantástico para  la creación de empresas,  y siempre lo será. En su corazón reside una generosidad que todo lo perdona, que no toma nota de las ofensas y que te hace seguir adelante como si nada  pasara. Eso sí, toda empresa familiar necesita con el tiempo profesionalizarse y avanzar hacia nuevos modelos de gestión, en las que no se dé cabida a las políticas personalistas, absurdas y caprichosas. De ello depende su futuro y, si me apura, el futuro de un país en el que la empresa familiar representa el 65% del PIB.

¿Qué papel juega el Protocolo familiar dentro de esa profesionalización?

El Protocolo va a sentar las normas con las que garantizar el funcionamiento de la empresa sobre una base objetiva. Mi experiencia apunta a que la negativa a firmarlo suele ser una evidencia clamorosa de que la empresa familiar estaba enferma de un individualismo suicida por parte de alguno de sus fundadores.

                                                                                                                                             

LA EVOLUCIÓN NECESARIA. UN ALEGATO A FAVOR DEL CAPITALISMO HUMANO Y EN CONTRA DE SUS ENEMIGOS, DE JOSÉ LLADRÓ

El libro, a la venta en Amazon, fue presentado el pasado 5 de febrero en el Club Financiero Génova de Madrid con la presencia, entre otros, de Ignacio Buqueras, Alfonso Lladró, Fernando González Urbaneja y Eduardo Zaplana.

EL LIBRO EN NUEVE CONCLUSIONES

“La familia es un gran germen para la creación de empresas”

1.- “Mi opción es el capitalismo humanista, un sistema regido por unos principios morales sólidos, responsable con la sociedad en su conjunto y no solo con unos privilegiados, (…) donde ganar dinero sea un medio imprescindible para seguir avanzando, pero no un fin en sí mismo”.

2.- “El éxito de Lladró no nos había hecho mejores, no había curado los celos, ni la envidia, nila ambición, no había hecho más inteligente a quien no lo era, (…) la ética de los que estaban al frente, parecía deteriorarse al ritmo en que lo hacía el capitalismo en su conjunto”.

3.- “Es imprescindible distinguir entre lo que es ser un empresario y lo que es ser un simple negociante, alguien que se limita a hacer operaciones puntuales para sacar provecho.

4.- “Se puede decir que España hoy por hoy depende de las empresas familiares. Antes he dicho que representa el 80% en cuanto al número pero lo paradójico es que su producción no corresponde a ese nivel de presencia, representa solo el 65% del PIB. En el conjunto de Europa la situación es muy diferente, allí el sector de la empresa familiar representa solo el 13% pero su producción equivale al 60% del PIB”.

5.- “La familia es un germen fantástico para la creación de empresas pero después ha de saber pasar a un segundo plano, como los buenos padres,  para que la criatura que ha engendrado tenga vida propia”.

6.- “Cada vez me sorprende más la metamorfosis que sucede a lo largo de la vida de una empresa familiar, una gran parte de las cosas que empiezan siendo positivas acaban siendo negativas”.

7.- “Si uno se estrella conduciendo un coche a lo loco, es su vida la que pone en peligro o, a lo sumo, la de algún inocente que se le cruce en el camino. Pero si uno estrella una gran empresa dirigiendo a lo loco, se puede llevar por delante mucho más”.

8.- “Un mal empresario es aquel que practica la lucha de clase y cree que todos los demás son prescindibles menos él. Va arriba del avión y es capaz de deshacerse del piloto en pleno vuelo”.

9.- “Estoy cansado de que me digan que lo me mueve a escribir estas cosas es la vanidad herida. Cada vez que lo oigo me duele y hago examen de conciencia, porque me horrorizaría que fuera así. Y con absoluta sinceridad digo que no creo que haya nada de todo eso”.