“En Cáritas no actuamos para buscar reconocimientos o recompensa alguna”

Entrevista a RAFAEL DEL RÍO, Presidente de Cáritas

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“En Cáritas no actuamos para buscar reconocimientos o recompensa alguna”

Palentino nacido en 1940, Rafael del Rio Sendino es Diplomado en Psicología Pedagógica e Industrial, Técnico Superior en Seguridad e Higiene en el Trabajo. Comisario Principal del Cuerpo Nacional de Policía. Director General de la Policía (1982-1986); Director de Seguridad de Iberia, LAE (1986 a 2004). Actualmente, además de Presidente de Caritas Española, es miembro del Dicasterio Vaticano Cor Unum. Su trayectoria se ha caracterizado por un trabajo incansable por la paz, la seguridad y la democracia, así como por una constante actividad de ayuda humanitaria y social, prestando especial atención a los problemas de exclusión social entre los jóvenes, sobre todo a los relacionados con la violencia y las drogodependencias.

 

¿Cree que la sociedad española conoce y valora lo suficiente el alcance de las actividades que desarrolla Cáritas?

Debo decir, en primer lugar, que en Cáritas no actuamos para buscar reconocimientos o recompensa alguna. Dicho esto, es cierto que en las encuestas más recientes sobre el grado de valoración que los ciudadanos tienen de las diferentes entidades sociales, nuestra institución es objeto de unos niveles de confianza y credibilidad muy significativos. Esto es un motivo de responsabilidad, que viene refrendado también por la solidez que muestra el apoyo de nuestros voluntarios, socios y colaboradores, que en los últimos años, a medida que se han recrudecido las condiciones de vida de muchas personas, han respondido con mayor generosidad y dedicación a las respuestas que desde Cáritas se vienen dando a las necesidades de los más vulnerables.

¿Cómo ha evolucionado Cáritas desde su fundación en 1947? ¿Qué hitos destacaría de su ya larga historia?

Nuestra evolución ha corrido pareja a la de la propia realidad social. Esto indica una capacidad de Cáritas a la hora de adecuar sus respuestas y su funcionamiento a las necesidades sociales de las personas más empobrecidas en cada momento a lo largo de los últimos sesenta años. Es ahí donde hay que situar los hitos a los que usted se refiere y que, en mi opinión, tiene mucho que ver con aquellos momentos en los que la Confederación Cáritas ha sabido estar en la vanguardia de la respuesta solidaria de la sociedad y de la comunidad cristiana a las dificultades de quienes lo están pasando peor. Es esa capacidad de atisbar dónde la pobreza está golpeando con mayor fuerza para poder aportar, con rapidez y eficacia, soluciones a los problemas de desigualdad lo que  destacaría en la trayectoria de Cáritas.

Nuestra acción va más allá del mero asistencialismo y se centra, sobre todo, en la promoción y la protección de los derechos de quienes están en situación de mayor desventaja social

El último informe FOESSA presentado habla de la “privatización del vivir social”; ¿cree usted que la actual situación puede tener marcha atrás en sus efectos sobre la creciente desigualdad en nuestro país y en otros llamados de “Sur”?

Nuestra propia experiencia nos indica que sí es posible esa marcha atrás o, si me lo permite, una marcha hacia adelante para superar los problemas de desigualdad actuales y el riesgo real de fractura social que constata el último informe FOESSA. Hay muchas personas y muchos grupos sociales que están dando lo mejor de sí mismas para hacer que eso sea posible, para recrear una sociedad, de estilos más sencillos y más austeros, y trabajar para que las personas estén en el centro de las tomas de decisiones. No es algo, además, que se exclusivo de nuestro entorno, sino que cada día tiene una dimensión más global, como sabemos muy bien en Cáritas gracias a nuestras acciones de cooperación fraterna con muchas de las Cáritas hermanas del sur dentro de la red internacional de nuestra confederación.

¿Son sus servicios de acogida y atención primaria una especie de termómetro de nuestra realidad social?

Esa vertiente del trabajo de Cáritas es lo que nos proporciona un observatorio inmejorable sobre la evolución de la realidad social, de cuáles son los problemas emergentes y qué necesidades tienen las personas en dificultad. Gracias a esa capilaridad de las comunidades cristianas en todo el territorio y en todas las circunstancias es una de nuestras mayores fortalezas.

¿Cuál sería el perfil o perfiles más habituales del voluntariado de Cáritas?

No puede hablarse de un perfil cerrado, sino que es igual de diverso que la sociedad y que la Iglesia, a la que pertenecen los más de 78.000 voluntarios que colaboran con las acciones de Cáritas en toda España. Entre ellos hay jóvenes y mayores, mujeres y hombres, laicos y consagrados. Como decimos en nuestra Memoria anual,  manos que comparten, que se parten y reparten en acompañar a los últimos y no atendidos, a todas esas personas que el papa Francisco denomina “víctimas del descarte” de una cultura dominada por el dios “dinero” y el beneficio económico.

¿Qué diferencia a Cáritas de las otras organizaciones no gubernamentales o instituciones?

La diferencia está en nuestra propia identidad como Confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica en España. Hay que entender esta pertenencia inherente a la Iglesia para comprender el ser y hacer de Cáritas, y el sentido transformador y radical de una acción que se inspira en la opción preferencial y evangélica por los pobres, por estar en aquellas realidades de precariedad y privación donde no está nadie, acompañando a los últimos y no atendidos. Nuestra acción va más allá del mero asistencialismo y se centra, sobre todo, en la promoción y la protección de los derechos de quienes están en situación de mayor desventaja social, en la defensa de esa “dignidad trascendente de la persona humana” a la que se ha referido el Papa Francisco en su reciente discurso ante el Parlamento europeo.

¿Colaboran nuestras empresas no sólo con ayuda material sino también en los programas de búsqueda de empleo que desarrolla Cáritas?

Esa es una de las dimensiones más importantes de la relación de colaboración que mantenemos con muchas empresas, que ofrecen sus recursos para formar a las personas que participan en los programas de empleo e inserción laboral de Cáritas, para mejorar su perfil laboral a través de prácticas en puestos de trabajo reales e, incluso, a  garantizar posibilidades de futuro laboral mediante el acceso a sus bolsas de empleo.

Cáritas tiene también un programa de cooperación internacional, ¿puede hablarnos del mismo? ¿Se ha visto menguado a raíz de la crisis en nuestro país?

Uno de los dramas de la crisis ha sido el impacto que ha tenido en la ayuda oficial al desarrollo, que ha supuesto una merma en aquellos convenios que llevamos a cabo en terceros países con el apoyo de fondos públicos. No obstante, gracias al apoyo solidario de los donantes privados españoles, que son sumamente sensibles a los efectos de la pobreza en las comunidades de los países del Sur más empobrecidas, desde Cáritas Española seguimos impulsando números proyectos de cooperación fraterna con las Cáritas nacionales de más de 40 países de todo el mundo y que sólo en el último año han logrado mejorar las condiciones de vida de más de 2,5 millones de personas.

(Imágenes cortesía de Cáritas).