Fondo documental Alejandro Molins. Una iniciativa particular para crear un archivo de la “memoria publicada” del siglo XX

Alejadro Molins

Alberto Orellana

Redactor de Comunicación del Grupo Educativo CEF.- UDIMA

Reportaje

Alejandro Molins es vecino de la madrileña localidad de Tres Cantos. Lleva desde los 15 años practicando una de sus pasiones, el escultismo (en inglés, scouting). Actividad que ha compartido con la de recopilar libros, periódicos, carteles y otros documentos político-sociales durante más de cuatro décadas. El resultado es el Fondo Documental Alejandro Molins (FDAM), un archivo de iniciativa personal, pero con vocación pública, especializado en “los acontecimientos sociales y políticos” de los últimos 60 años, declara su presidente.

Como quien enseña una colección de cromos, Molins muestra a ‘Conectados’ todos los recovecos de su archivo en una de las visitas que organiza para interesados y curiosos. Es al mismo tiempo una biblioteca y un pequeño museo: desde la imprenta Minerva de 1860 (de H.S. Cooper & Co.), hasta los libros del siglo XVIII, XIX y principios del XX.

En una de las salas el propietario muestra una edición de Arrarás. Se trata de una publicación que salió después de la Guerra Civil en forma de coleccionable sobre la "Historia de las Cruzadas" (el conflicto batalla a batalla, pueblo a pueblo).

Formado como un archivo personal, el FDAM actualmente funciona como una herramienta legalmente constituida para "mantener nuestra Memoria Histórica” política, económica, social y cultural del siglo XX y principios del XXI, cuenta. Molins dirige su "cueva” (un espacio de 300 metros cuadrados) en una esquina del tricantino Sector Oficios. En ella almacena documentos, en su mayoría "clandestinos”, de la Guerra Civil, el franquismo, la lucha por la democracia, la transición o la lucha del movimiento obrero. El objetivo es ponerlos al servicio de "investigadores, estudiosos, ciudadanos y grupos interesados”, asegura.

El archivo cuenta con documentación de casi todas las comunidades autónomas, países europeos, americanos, africanos y asiáticos, destacando una importante documentación dedicada a China.

"Aquí hay cosas desde los años 20, 30 y 40”, comenta Molins con la naturalidad de quien lleva toda una vida acumulando fragmentos de historia. El FDAM organiza visitas a su archivo para interesados, como la Universidad Popular de Tres Cantos, la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, organizaciones de escultismo y otras asociaciones.

El FDAM alberga unos fondos "difíciles de cuantificar” de partidos, sindicatos y organizaciones políticas, publicaciones registradas, comenta Molins. Todo ello almacenado entre sus dos bibliotecas, una hemeroteca con más de 3.500 cabeceras, un archivo especial sobre escultismo (al que Molins sigue vinculado) o los más de 10.000 carteles sobre movimientos político-sociales: movimiento obrero, juvenil, lucha feminista, transición, constitución… Algunos de estos carteles ilustran las paredes de uno de los pasillos del fondo documental.

Para el presidente del FDAM es especialmente importante poder acudir a la memoria histórica publicada "tanto desde el poder como desde la oposición”. "Si no, idealizamos y se nos olvidan muchas cosas”, defiende. "Hace poco vino un exministro de la UCD que está escribiendo sobre los años 60; nos ha pedido documentación sobre cosas en las que él participó. Son cosas que han pasado hace casi 60 años y no puedes hablar como si hubieran pasado ayer”, refuerza.

En 2007 el FDAM recibió dos premios. Uno concedido por el Ayuntamiento de Tres Cantos, y otro por el Ayuntamiento de Monzón (Huesca), por su labor en el mantenimiento de la Memoria Histórica. Además, ha organizado exposiciones en la Casa de la Cultura de Tres Cantos en 2004, 2005, 2006 y 2011, también ha prestado fondos para exposiciones externas a museos como el de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla y el Centro José Guerrero de Granada, en 2008. Desde el año pasado también ha cedido documentos al Reina Sofía de Madrid, en una exposición que durará hasta noviembre de 2019.

"Somos muy partidarios de [dar a conocer] la Memoria Histórica más reciente”, asegura Molins. Por ello también tiene el "empeño personal” de tratar esa memoria como "memoria publicada”, además de recordada. "Si yo ahora me pongo a pensar en qué pasaba hace 50 años, en el fondo puedo idealizar lo vivido”, comenta. "Si quiero publicar algo sobre lo que pasaba en los años 50 o 60, hay una parte que sería íntima (lo que yo viví) y otra con la que puedo decir ‘mira esto es lo que pasaba’, ‘esto es lo que decías’”, defiende el propietario.

De su colección, Molins destaca los documentos y carteles "únicos” de la China de Mao Zedong por su valor ilustrador. Panfletos propagandísticos, revistas y publicaciones ideológicas… muchas "prohibidas en otros tiempos”, subraya. Textos de partidos clandestinos, grupos derechistas, comunistas, socialistas trotskistas… todos ellos ejemplares que actualmente se encuentran en la tediosa pero necesaria fase de clasificación. Llevan tres años con este delicado y "crucial” proceso, después de trasladar los fondos desde el domicilio de Molins a la ubicación actual del FDAM.

Después de la clasificación el paso siguiente es la informatización, para lo que se necesita una "costosa” base de datos, explica el presidente del FDAM, pues cada elemento debe tener "por lo menos siete y ocho campos de entrada. Fecha, época, materia, autor/es, ubicación… Es muy complejo”. El último paso, ya "en una etapa posterior”, será la digitalización de cada documento, añade. Un camino largo que comienza una vez entra un documento o se acepta una donación.

Hasta ahora la difusión de su archivo es "muy selectiva”, asevera. "Recibimos a todo el mundo”, pero estudiamos cada caso, explica Molins. "Hay muchos investigadores, curiosos, coleccionistas…, y si todos ellos vinieran, para el FDAM sería la paralización” debido a la falta de personal, confiesa. El funcionamiento del archivo se mantiene exclusivamente con voluntarios. Actualmente hay una directora técnica/archivera (titulada por la UNED) y ocho voluntarios a tiempo parcial, desarrollando cada uno de ellos una función específica para el avance del archivo.

Además de la organización, ordenación y clasificación en la que trabajan, el archivo tiene una serie de convenios con universidades como la Carlos III o la UNED. En la primera sirve de apoyo para las prácticas del máster de archivos, gestión de documentos y continuidad digital. Con la Universidad a Distancia colabora para las prácticas del posgrado de archivística que imparte.

Por otro lado, lleva "tres años” negociando con el Ministerio de Cultura para la cesión de la base de datos que utiliza "portal de archivos españoles (PARES)”, relata Molins. Esto le permitiría volcar sus fondos en ese portal y que "cualquiera que quisiera investigar, leer o estudiar pudiera utilizarlo”, desgrana. Además, esta conexión le daría acceso a otro enlace, "portal de archivos europeos (EUROPEANA)”. "Esto llevará mucho más tiempo, pero todo lo que se fuera subiendo se tendría la garantía de que se podría acceder desde cualquier punto”.

El objetivo indirecto del FDAM es crear con otros archivos de España una colaboración… aunque "no hay mucha gente trabajando en esta materia”, asume Molins. "Hay un centro en Lazcano (Guipúzcoa) con el mejor archivo de documentos vascos, junto con otro de Vitoria”, comenta. Allí se han montado ediciones y publicaciones con respaldo de muchas personas, según explica Molins. ¿En Madrid? "Hay gente muy sensible pero no hay tanta conciencia histórica”.

El FDAM recoge documentación relacionada con los fondos del archivo en el correo fondodocumentalam@yahoo.es.