Gases invisibles
MOTOR
Maximino González Barfaluy
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Estas fechas que se nos acercan suelen ser de reuniones familiares, regalos y felicidad. Pero en nuestro mundo del motor, por lo visto no lo serán tanto. Y mucho menos para uno de los fabricantes más grandes del mundo, (con permiso de Toyota) la todo poderosa Volkswagen.
El grupo Volkswagen, que no solo incluye la marca del mismo nombre, sino también a otras como Skoda, Audi, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, Ducati, Scania, Man o la española Seat, ha sido pillada realizando estafas ecológicas y económicas a ambos lados del Atlántico. A continuación resumiré en qué consiste la estafa, que ya ha sido expuesto en cientos de ocasiones en noticieros y prensa, de forma breve y fácilmente entendible.
En EEUU, la industria del automóvil está sufriendo una crisis que lleva ya años llevando a la decadencia a su sector estrella y orgullo patrio. Eso ha hecho que algunas marcas europeas se estén abriendo paso en un mercado tan cerrado como el de las barras y estrellas. El mercado diesel hasta hace poco testimonial, se va consolidando ante la subida del precio de la gasolina y la concienciación medio ambiental, escasa pero creciente de los norteamericanos.
Así, en un país en el cual las emisiones de gases no es algo que preocupe a nadie, se decide realizar un estudio sobre las mismas a la marca europea que más daño le hace. Y se descubre el pastel. Volkswagen, que ha presumido en innumerables ocasiones del rendimiento de sus motores diesel, pirateó su software para que reconociese si al coche se le estaba testeando o si estaba circulando con normalidad. De ese modo capaba sus motores en los test, reduciendo su potencia y eficacia, pero mejorando su eficiencia contaminante.
Hasta aquí a los conductores particulares en principio les afecta poco, ya que sus coches en modo conducción circulan con el agrado buscado en la compra. Y seamos sinceros ¿qué porcentaje de nosotros mira lo que contamina el vehículo y a razón de eso valora su compra?
El problema va más allá. La UE establece unas reglas de competencia también en materia de emisiones contaminantes, que afectan a todos los fabricantes que desean vender sus vehículos en este territorio. Estas normas incluyen menores tasas a los vehículos menos contaminantes, con lo que la estafa de Volkswagen ha sido doble. Por un lado produce vehículos que aparentemente dan un rendimiento bastante superior al de sus competidores pasando los controles (mantiene ventas y prestigio), y por otro lado ahorra una ingente cantidad de dinero en impuestos.
Cómo es posible que en un continente con tantas restricciones mecánicas, ecológicas y de homologaciones como es Europa, se haya pasado durante años esta estafa
A partir del año 2009 entró en vigor la Euro5 en materia contaminante, en la cual se permitía mantener los niveles de CO (monóxido de carbono) pero se reducía la emisión de NOx (oxido de nitrógeno), y ahí surge el problema. La reducción de CO en las últimas normativas no ha sufrido cambios y las marcas están bien adaptadas, pero los NOx qué son más peligrosas aún son las que faltan por atacar. De hecho es la diferencia principal de por qué un diesel contamina más que un gasolina. Ya que estos apenas las emiten.
Ahora, con la futura Euro6, se pretende igualar en lo posible esta situación ya que el parque automovilístico crece cada vez más hacia los motores diesel, y es la contaminación que más se pretende sujetar.
En definitiva, todos aquellos poseedores de un vehículo trucado tienen derecho a que les sea reparado sin coste para cumplir con las medidas ecológicas, pero perderán prestaciones por las cuales también han pagado y decidido comprar dicho vehículo, con lo que la solución no es sencilla. Por otra parte la marca además de devolver todo lo que se ha ahorrado en impuestos, tiene que sufragar los gastos de las reparaciones de los vehículos trampeados y ofrecer soluciones para los clientes, así como recuperar la confianza de sus clientes presentes y futuros.
En los próximos meses veremos si es cierto la lista de fabricantes que asegura tener Volkswagen, y si eso le permite escapar de parte de la sanción o si solo es una manera de salvar la caída libre en la que se ve envuelta. Pero como se suele decir, “el daño ya está hecho”. Ahora solo queda un eslabón suelto al que nadie parece hacer demasiado caso. Cómo es posible que en un continente con tantas restricciones mecánicas, ecológicas y de homologaciones como es Europa, se haya pasado durante años esta estafa, mientras en el país de las libertades automovilísticas por excelencia hayan sido capaces de verlo. Quién ha fallado en los controles, para qué sirven las ITV si no son capaces de detectar eso pero sí cosas que no afectan a nada más que al paso por caja. Quién se ha beneficiado dentro de la UE por hacer la vista gorda. De Alemania se dice que es el motor de Europa, no será también, además de las que dicta las normas, la que mira hacia otro lado cuando le toca a ella el bolsillo.
Solo me queda una conclusión clara. Al final, como ya en otras ocasiones he dicho, a la gallina de los huevos de oro que es el automóvil para todos los poderosos (estados y fabricantes) solo le damos de comer los afectados, y desde luego ellos siempre ganan y nosotros seguimos pagando el pato, o la gallina.
Un fuerte abrazo y felices fiestas a todos.
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