Gestión emocional o clima laboral

José Gil López
Máster en RRHH por  el CEF.- y Grado de Ciencias del Trabajo y RRHH en la UDIMA
Miembro de la ACEF.- UDIMA

Gestión emocional o clima laboral
Dmitriy Shironosov. 123rf

No descubro nada nuevo si hablo de las emociones como algo intrínseco a la persona individual y en su relación con el entorno. Las emociones son valiosas y positivas para la supervivencia y reproducción de la especie humana y también para los animales. Según los expertos las emociones son mensajes relacionados con nuestro bienestar y nuestra supervivencia y siempre están orientados hacia nuestra salud. Nos sirven de indicadores del estado de nuestras relaciones.

Básicamente existen dos tipos de emociones si las clasificamos según sean positivas o negativas. Así, las primeras nos conducen al placer o a las cosas que nos gustan y, las segundas, nos conducen a cosas que nos preocupan.

El aspecto más relevante de la emoción es el movimiento, es decir, la acción. Es la forma en la que se manifiesta este sentimiento para buscar alcanzar un objetivo en concreto frente a otro.

Entrando en más en detalle, desde el punto de vista de un entorno organizativo o grupo de trabajo, en ocasiones, estos individuos presentan resistencias al cambio provocadas por la falta de motivación.

¿Cuáles son los factores que influyen en esa desmotivación del individuo para resistirse al cambio?

Ante esta pregunta, las respuestas son múltiples y variadas, sin embargo, además de los factores organizativos propios de cada empresa, en el fondo subyacen los aspectos emocionales básicos: miedos (a lo desconocido, al fracaso, a la asunción de responsabilidades), ansiedad, también pueden darse otras emociones limitantes como la ira, la vergüenza, los celos, la envidia y la culpa.

Como entorno organizativo el ser humano se manifiesta a través de los estímulos externos que recibe y, estos, a su vez se replican adoptando una serie de comportamientos que producen unos efectos, positivos o negativos en su entorno laboral y que van más allá dado que afectan al resto de la sociedad.

Siendo así, aquí radica la importancia de ejercer una buena gestión emocional la cual estará íntimamente ligada a los resultados de la organización. El papel que puede ejercer la dirección es vital para disponer del líder coach óptimo capaz de llevar a su equipo a esas metas regulando y administrando a su equipo traduciéndolo en bienestar y resultados.

Los estudios de Daniel Goleman en su best seller Emotional Intelligence (1995) ya detectaron este aspecto crítico a  la hora de tratar con personas y, es aquí donde los departamentos de recursos humanos deberían prestar más atención si quieren dar una paso más allá del talento y disponer de personas que aporten más valor tanto a la propia organización como a su entorno. Así se va un paso más allá en la teoría de las organizaciones donde el individuo se convierte en el epicentro de la gestión.

Ahora bien, si aceptamos la mayor, ¿de qué forma se pueden gestionar las emociones para conseguir esos resultados? En este sentido, nuevamente, el departamento de recursos humanos se debería de dotar de programas específicos en la formación que vaya más allá del nivel competencial y que incluyera verdaderos profesionales formados en estas áreas específicas.

La neurociencia será un amplio escaparate para dotar de explicaciones a muchos de los comportamientos que ahora no les encontramos explicación

Independientemente de lo apuntado hasta ahora, las emociones están presentes en todos los individuos y, por ello, la facilitación emocional es un aspecto primario relacionado específicamente con la comprensión y la regulación  de esa emoción.

Si nos atrevemos a trabajar sobre este terreno y lo aplicamos a nuestros equipos de trabajo tanto de forma individual como colectiva podremos influir en nuestros comportamientos y provocar cambios propios y de nuestro entorno.

Por último, desde otro enfoque más actual, tomando como referencia la física cuántica, nos aporta un nuevo escenario en el cual la neurociencia hace su aparición como un campo inmenso de desarrollo en el cual conviven al unísono, las emociones, los sentimientos y la actitud como base del modelo de individuo.

En los próximos años la neurociencia será un amplio escaparate para dotar de explicaciones a muchos de los comportamientos que ahora no les encontramos explicación. Desde este punto de vista, tenemos por delante una gran ventana en  la que poder analizar el amplio espectro de creencias que puedan ayudar a la mejora de las relaciones intrapersonales en las organizaciones.

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