Una herramienta para optimizar el impacto social

Globo terráqueo sujeto por varias manos

Asun Cano Escoriaza
Alumna del Programa de Doctorado en Derecho y Sociedad en la UDIMA.

Sociología

De acuerdo al último informe de Foessa, en España hay 2,7 millones de jóvenes entre 16 y 34 años afectados por procesos de exclusión social intensa, y 1,8 millones de hogares viven la brecha digital de forma cotidiana. Uno de los principales retos en España es demográfico, dado el creciente envejecimiento de la población; por cada 100 menores de 16 años hay 126 personas con más de 64 años. Por cada 100 personas potencialmente activas, hay 55 potencialmente inactivas. Actualmente la tasa de desempleo se sitúa en el 13 %, siendo la de menores de 25 años en torno al 30 %.

Numerosos retos sociales ante los que las empresas han de ser proactivas. Paralelamente, la regulación alrededor de la sostenibilidad social está creciendo, así como las iniciativas europeas para homogeneizar la medición del impacto, como la taxonomía social que contribuirá a la medición objetiva del impacto generado.

La ley de información no financiera exige a las grandes empresas informar acerca de datos y medidas adoptadas en relación a empleo generado, con datos promedio de contratos indefinidos y temporales, así como remuneración promedio. También sobre medidas de conciliación familiar, salud y seguridad en el trabajo, relaciones laborales, formación, accesibilidad de personas con discapacidad, igualdad de género y gestión de la diversidad, derechos humanos, lucha contra corrupción y soborno, integración de políticas de compra responsables e impacto de la actividad de la sociedad en el desarrollo local. El último borrador europeo de taxonomía social, publicado en febrero 2022, destaca tres grupos de interés clave: empleados, comunidades y consumidores.

Global Reporting Initiative (GRI) y Sustainability Accounting Standards Board (SASB) son las organizaciones más reconocidas en cuanto a proveedoras de indicadores. El GRI considera los siguientes temas clave bajo lo social: empleo, relaciones laborales, salud y seguridad, formación, diversidad, libertad de asociación y negociación colectiva, trabajo infantil, derechos humanos, comunidades locales, proveedores, políticas públicas, salud y seguridad de consumidores, marketing responsable y privacidad.

Por su parte, los temas sociales de SASB se agrupan en dos grandes ámbitos: capital social y capital humano.

En relación con el capital social destaca el papel de la empresa en la sociedad, su licencia para operar, las relaciones con consumidores, comunidades locales, público y gobierno, los derechos humanos, la protección de grupos vulnerables, el desarrollo económico local, el acceso a productos y servicios de calidad, las prácticas responsables de marketing y la privacidad.

En relación con el capital humano aborda aspectos que afectan a la productividad de los empleados como el compromiso, diversidad e inclusión, incentivos y compensación, atracción y retención, habilidades, educación, condiciones laborales, seguridad y salud.

Uno de los primeros artículos científicos que utilizó el concepto de impacto social fue publicado por Bartlett en 1947. En él analizó el impacto social que tuvo la popularización de la radio en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX, principalmente en cuanto a modificación del estilo de vida en el campo. Por ejemplo, unió más a las familias agrícolas, acrecentó su interés en problemas nacionales, redujo sus horas de sueño e hizo más atractiva la vida fuera de la ciudad.

El concepto de impacto se refiere a los efectos que se logran en el largo plazo atribuibles a la intervención de la organización; cambios sociales consecuencia directa de las acciones de la organización.

El impacto social es el reflejo de los resultados sociales ajustados por los efectos conseguidos por otros (atribución alternativa), los efectos que habrían sucedido de todos modos (peso muerto), por consecuencias negativas (desplazamiento) y por efectos que disminuyen con el tiempo (dismi­nución).

La economía del impacto exige poner a todos los grupos de interés en el centro. Estos grupos de interés beneficiarios dejan de ser sujetos pasivos y pasan a tener un papel más activo en la identificación de problemas y diseño de intervenciones para resolverlos. En este sentido, los retos principales son la definición de a qué grupos de interés dirigirse, a cuántos y por qué a ellos y no a otros. También la dificultad para jerarquizar y operativizar su participación.

Entre las soluciones para superar los obstáculos en el ámbito del impacto social se ha sugerido visibilizar casos de estudio para demostrar el valor creado gracias a la gestión y medición del impacto social. Ante la constatación del reto que supone para las organizaciones la decisión acerca de en qué ejes sociales focalizar su impacto social, mi tesis doctoral en la UDIMA trata de paliar este vacío en la investigación aplicada, con el diseño de una herramienta para la toma de decisiones sociales.

Si alguno de los lectores desea colaborar, podéis escribirme a canoescoriaza@gmail.com