¿La lógica o la gramática?; la concordancia ad sensum
Ubaldo González de Frutos
Jurista y lingüista.
Cómo se dice
Hoy tratamos la discordancia de número entre el sujeto y el verbo, un fenómeno más frecuente de lo que parece.
La regla lógica del número (como accidente gramatical) es sencilla: un niño canta, dos niños cantan. Un sujeto singular se coordina con un verbo en singular. Una pluralidad de individuos requiere un verbo en plural. La lógica y la gramática se dan de este modo la mano.
Sin embargo, esto no siempre ocurre así. Los nombres colectivos, como una orquesta, un rebaño, una asociación…, son conceptos que se pueden contemplar con una doble óptica, como un conjunto de sujetos, o bien como un grupo de individuos con características comunes. Normalmente, prevalece la visión colectiva, como en “¿Cuántas cabezas de ganado tiene el rebaño?” Ahora bien, a veces ponemos el zoom y nos fijamos en los individuos: “Un rebaño de vacas cruzaban la carretera”.
En gramática, este fenómeno se llama concordancia ad sensum (a favor del sentido), y suele surgir cuando en la mente del hablante prevalece la visión de los individuos antes que la del colectivo; como si ampliásemos la fotografía para ver los detalles de cada uno. Cuando digo: “La Asamblea votó a favor de la propuesta”, estoy viendo a la Asamblea como un órgano, no como una serie de personas. Sin embargo, si digo “La mayoría de los diputados votaron a favor de la propuesta”, estoy reviendo el hecho de la votación, casi como si viera a los diputados acercarse a la urna a depositar el voto. En este caso, claramente los diputados son el sujeto lógico de la oración, a pesar de que el sujeto gramatical es “la mayoría”.
La concordancia ad sensum suena mal cuando el sujeto no tiene determinantes, es decir, sujeto y verbo van juntos: así, decimos “La asociación acordó subir las cuotas anuales” y nunca diríamos “La asociación acordaron subir las cuotas”, que sería un anacoluto, un fenómeno que abordaremos en otro momento. Ahora bien, a medida que introducimos complementos al nombre, la coordinación sujeto-verbo se difumina, y así en la frase: “La asociación de amigos del deporte acordó subir las cuotas”, que es la forma correcta, muchos habrían dicho: “La asociación de amigos del deporte acordaron subir las cuotas”, porque el hablante ya no tiene en la cabeza a la asociación, sino a los amigos del deporte.
Este fenómeno llega a su máxima expresión en el caso de partitivos, esto es, conceptos que delimitan una parte del todo, como en una parte de…, un grupo de…, el resto de…, la mitad de…. En estos casos, se invierte la lógica en los conceptos, hasta el punto de que la concordancia “natural” es en plural, como en “La mayoría de los pescadores son gallegos”, “Un grupo de ciudadanos protestaban por la carestía de la vida”, o “La mitad de los españoles prefieren la playa a la montaña”, frases que nos suenan bien, y de hecho son aceptables incluso en la lengua culta (los partitivos, nunca los nombres colectivos).
Como comentamos en otros números de esta serie a propósito de las dudas que nos genera la gramática, conviene distinguir el habla de la lengua escrita. En el lenguaje oral, este tipo de error gramatical se mira con benevolencia, e incluso puede parecer algo pedante hacer la concordancia gramatical en frases como “La mayoría de los huelguistas prefería la negociación”.
Distinto es el lenguaje escrito; ahí tiene menos excusa no hacer la concordancia gramatical correcta (es decir, el verbo en singular), máxime si el programa que utilizamos nos lo recuerda, porque lo cierto es que “la mayoría de los programas informáticos maneja bien esta regla”.
Gracias por la lectura de estas reflexiones, espero que te hayan gustado.
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