Fracking: una antigua técnica de moda
Nervis Villalobos
Director Técnico y de Operaciones de Enersia Technology & Innovation
Andrey Kotko. 123rf
La fracturación o estimulación hidráulica (también conocida por fracking) es una técnica para la extracción de gas o petróleo del subsuelo en yacimientos no convencionales, gracias a la apertura controlada de fracturas en la roca a través de una inyección de agua a alta presión mezclada con arena y químicos, que permiten liberar el hidrocarburo a unos 3.000 metros de profundidad. Tras realizar una perforación vertical y horizontal en el terreno se introducen tuberías recubiertas de cemento para evitar fugas a gran profundidad, hasta alcanzar la capa de combustible. Se calcula que entre un 15% y un 80% del fluido que se inyecta para la fractura vuelve a la superficie como agua de retorno, y el resto, se queda bajo tierra.
Con este antiguo método que utilizó Stanolind Oil en Grant County (Kansas, 1947) por primera vez para extraer gas natural, se han hecho ya más de 2,5 millones de fracturas en pozos de todo el mundo de los que más de un millón han tenido lugar en Estados Unidos. La fracturación hidráulica se utiliza en proyectos de exploración y producción de hidrocarburos y también en el almacenamiento de CO2, almacenamiento de gas y geotermia de media y alta entalpía.
Pero romper la roca y extraer el combustible supone establecer grandes medidas de seguridad, para que la gran cantidad de agua y las sustancias químicas que se utilizan no se mezclen y acaben contaminando la zona. Según el informe realizado por la Agencia de Protección del Medioambiente (Environmental Protection Agency, EPA) de Estados Unidos, tras consultar 950 fuentes de información y cinco años de estudio, la realización de este tipo de técnica no tiene mayores riesgos que cualquier otra tecnología utilizada por la industria.
El físico atmosférico mexicano, profesor y premio Nobel, Mario J.Molina explica que: “En EEUU hay estudios que indican que se pueden adoptar las medidas necesarias para que no haya daños significativos al medio ambiente”. El experto asegura que es muy importante que las empresas inviertan para que no se produzcan daños como la contaminación de acuíferos, de productos químicos o fugas de metano.
El primer productor de fracking
Estados Unidos se ha convertido en el primer productor con la utilización de esta técnica, hasta el punto de convertirse en el origen de casi un tercio del gas natural que se produce en el país. En realidad es una fuente económica que no para de crecer y, según el Departamento de Energía (DOE), la producción de gas procedente de yacimientos de esquisto bituminoso seguirá aumentado hasta que, para 2040, supere todas las otras técnicas de extracción juntas. Según el gobierno norteamericano es la solución para ser independientes de la energía extranjera.
Por su parte, la consultora noruega Rystad Energy ha calculado que las reservas aprovechables de crudo del país norteamericano son superiores incluso a las de Arabia Saudí, principal exportador mundial en la actualidad.
Por otro lado, un informe realizado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), prevé que en 2020 EEUU será el mayor productor de petróleo y gas gracias al fracking. Esta situación modificará los flujos económicos y las relaciones geopolíticas a nivel mundial, ya que según sus cálculos, el 32% del gas que se producirá en el mundo en 2035 se extraerá por esta técnica. Pero la realidad es que de cumplirse estas cifras, este sistema puede cambiar el mapa geopolítico mundial, ya a que EEUU podría convertirse en el primer exportador de este comercio de petróleo y gas, ofreciendo un contrapeso occidental al tradicional dominio de estos recursos en Oriente Medio, África y la zona euroasiática. En cuanto a los principales consumidores, Asia (sobre todo China) y Europa estarían a la cabeza.
Sin embargo, el gas y el petróleo que se consiguen a través del fracking y otras técnicas complejas tienen varios inconvenientes ya que son de menor calidad y conllevan un mayor coste de extracción, al tratarse de hidrocarburos no convencionales. Por este motivo, varias compañías de EEUU que realizan esta práctica se han visto forzadas a hacer reajustes. De hecho, a pesar de que el precio del barril haya llegado a cotizar por debajo de los 50 dólares, los países de Oriente Medio han podido incrementar su cuota de mercado en los últimos meses gracias al menor coste de producción, que llegarán incluso a crecer en 1,3 millones de barriles al día en 2017, hasta los 97,4 millones diarios. A esto hay que sumarle que los hidrocarburos explotados a través de la fracturación hidráulica tienen un declive más rápido que los extraídos de modo convencional.
En EEUU hay estudios que indican que se pueden adoptar las medidas necesarias para que no haya daños significativos al medio ambiente
Asimismo, según un informe de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) Previsiones Mundiales del Petróleo, “el fracking decaerá a partir de 2020, aunque claramente tiene importantes implicaciones para los mercados de petróleo, incluyendo los movimientos y diferenciales de precios”. Se espera que el suministro del petróleo de esquistos bituminosos de Estados Unidos y Canadá se haya estabilizado ya para 2017-2019, explica el documento. Parece que esta previsión se cumple, ya que en su último informe mensual la OPEP prevé que la demanda de crudo aumentará en 1,15 millones de barriles por día para el próximo año. Y parece ser realista, ya que en paralelo a los recortes en EEUU se ha incrementado la producción en países como Iran, Irak y Arabia Saudí. En cuanto al gas de esquistos o pizarra, señala: “La mayor atención que se presta al gas natural a nivel mundial está estrechamente ligado a la emergencia del gas de esquistos como una creciente fuente de energía en Estados Unidos y Canadá”. El incremento del uso de ese gas local ha reducido las importaciones hacia EEUU e incluso, ha abierto la puerta a exportar su combustible.
Por su parte en Europa el gas cada vez más depende de suministradores externos, sobre todo procedente de Rusia y podría ver mermada su competitividad sobre EEUU debido a los altos costes.
España no será un gran competidor en este campo
Aunque en la actualidad hay unos 120 permisos de investigación concedidos en España lo cierto es que, por el momento, no hay operativo ningún pozo. Varias Comunidades Autónomas, como Cataluña, Navarra, La Rioja, País Vasco y Cantabria, justo en las que se concentra la mitad del gas esquisto español en la cuenca vasco-cantábrica, han presentado moratorias para impedir la explotación de este tipo de técnica, pero el Tribunal Constitucional las ha ido denegando ya que el Gobierno las ha recurrido, alegando que la competencia de explotación de hidrocarburos es estatal. La ley de hidrocarburos dice que si la zona que se quiere explotar está en más de una Comunidad Autónoma o limita con el mar, el competente es el Gobierno central. Si está en un mismo territorio la responsable es la Comunidad Autónoma.
Las empresas españolas del sector calculan que se podría extraer gas que cubriría el consumo nacional entre 40 y 70 años, pero la reserva real no se conocerá con seguridad hasta que no se perfore, aunque lo que es seguro es que las nacionales están por debajo de la media europea. En España puede haber reservas de gas de unos 2.450 bcm (miles de millones de metros cúbicos), de estos más de 2.000 corresponderían al gas no convencional, el que está encerrado en las rocas poco porosas para cuya extracción se hace necesario el fracking.
España necesita algo más de 30bcm de gas anualmente, por tanto, lo que contiene el subsuelo daría para el autoconsumo durante unos 70 años y para que se convirtiera incluso en país exportador. La dependencia energética de España sobre Argelia se vería reducida, ya que importa la mitad del gas actualmente.