“Vamos a una nutrición personalizada en función de la genética”
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Entrevista. MARTA GARAULET. Investigadora nutricionista. Premio Nacional de Gastronomía.
Marta Garaulet Aza, nacida en Madrid, es doctora en Farmacia, Nutricionista y Máster en Salud pública por la Universidad de Harvard (EE.UU), así como Catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia. Entre los muchos galardones que ha recibido destacan el premio a la mejor trayectoria profesional en el ámbito de la Endocrinología y Nutrición de la Comunidad Europea (2011), el premio de Investigación en Obesidad del año 2015 de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). También en 2015 recibió el Premio Nacional de Gastronomía 2015 de la Real Academia de Gastronomía en el apartado de gastronomía saludable. Su trabajo en el departamento de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos), junto a José María Ordovás, la impulsaron a estudiar una novedosa ciencia: la nutrigenética. Es visiting professor en la Universidad de Harvard.
¿Cuál es su opinión general sobre la cultura alimentaria en nuestro país?
Nuestra cultura alimentaria es maravillosa, si hacemos especial referencia a la dieta mediterránea. Lo que ocurre es que en tiempos pasados estaba dirigida a personas que se movían más y para una estructura familiar y social en la que había más tiempo para la cocina y personas que se encargaban de ella. Ahora tenemos que cambiar esa hacia una más moderna y que sea factible de llevar a cabo; adaptarla a los tiempos actuales.
La obesidad y el sobrepeso son ya problemas graves en nuestras sociedades, pero al mismo tiempo se ha extendido una “cultura” de lo “light”, especialmente a nivel publicitario. ¿Qué crédito le concede a tendencia?
Es una postura extrema. Hay en la actualidad un comportamiento bimodal: abandono o cuidado extremo. Ocurre en muchos lugares, como por ejemplo en Estados Unidos. Es una respuesta a la obesidad y al abandono dietético. Quienes quieren luchar contra esto y no saben cómo hacerlo se desplazan a posturas inversas pero también extremas: el ejercicio como única salida y consumo de alimentos light que siguen distintas tendencias o ideologías. Es una respuesta pero no la única. Y menos en España donde la cultura alimentaria mediterránea no es radical y es muy saludable.
¿Es partidaria de una regulación más estricta de los contenidos publicitarios de determinados alimentos?
Sí, pero no es la única solución. En mi opinión hay una serie de factores que están en nuestras propias casas, en las familias, en los modelos, en cómo somos nosotros con nuestros hijos. Yo creo que la publicidad clásica está perdiendo fuerza en comparación con las redes sociales y en estas el problema es la desinformación. Muchas personas hablan de nutrición sin los conocimientos suficientes por lo que muchos expertos se resisten a trasladar sus opiniones a las redes por temor a ser malinterpretada y dar lugar a exageraciones y opiniones que no están basadas en la ciencia. Yo misma he dejado de publicarlas.
Nos encontramos con niños aislados y deprimidos a causa de la obesidad, que crea una gran inseguridad y una muy baja autoestima
¿Considera adecuados los horarios de la alimentación en España?
Nuestros horarios de las comidas no son tan malos como a veces se cree, pero precisan de un ligero ajuste: adelantar en una hora el horario de comida y cena, como en Italia. Comer a las 14 horas y cenar a las 21. Los estudios demuestran que en los países en los que se hace la comida principal a mediodía (40% de las calorías diarias) es más fácil perder peso que cuando la comida principal se hace por la tarde – noche, como en el norte de Europa. Además este modelo no es compatible con la dieta mediterránea, por lo que debemos ajustar los horarios pero no abandonarlo.
¿Qué aconsejaría a unos padres de nuestro país en relación a la dieta de sus hijos?
Como en otros aspectos de la vida, la clave está en ser un buen modelo. Hay que tener una buena organización, aunque no es fácil, y que en la despensa haya lo que tiene que haber. Hay productos que deben consumirse de forma puntual. En mi propio caso, mis hijos saben que en el fin de semana pueden elegir un bollo para desayunar, como algo excepcional que ellos tienen asumido.
¿Cree que debería enseñarse en las escuelas la importancia de una nutrición correcta?
Desde luego. La escuela tiene gran influencia y poder para los niños. Para ellos lo que leen en un libro “va a misa”. Nos encontramos con niños aislados y deprimidos a causa de la obesidad, que crea una gran inseguridad y una muy baja autoestima, algo que será muy difícil arreglar después, en especial en la adolescencia. Es penoso comprobar cómo niños muy inteligentes y valiosos pierden la autoestima por algo que se puede arreglar. Hay que tener en cuenta que en nuestra sociedad actual existen dos tendencias: por un lado la aspiración y exigencia de una buena salud y por otro un excesivo culto al cuerpo en el que no tiene cabida una persona obesa.
¿Valoramos suficientemente la dieta mediterránea en España?
No, aunque todo el mundo opinan que es buena pero también creen que no puede hacerse, y ahí está el gran error. Se pueden elaborar platos de dieta mediterránea moderna y rápida en menos de un cuarto de hora. He publicado dos libros sobre este tema: Pierde peso sin perder la cabeza: el método Garaulet y 535 recetas para adelgazar comiendo; tanto en ellos como en mi web, se pueden encontrar recetas de ese tipo. Se puede comer legumbres tres veces a la semana, un día pasta y otro arroz, como platos únicos acompañados de ensalada y fruta. La cena, siempre en familia y sentados, puede ser una sopa y pescado, un revuelto, etc. Hay que tener autoridad en casa para hacerlo así y en ningún caso hacer varias comidas diferentes a gusto de cada comensal. Esto no tiene sentido.
¿Puede explicarnos brevemente en qué consiste la nutrigenética?
Básicamente consiste en adaptar lo que se come a los genes de cada individuo. Sabemos que no todos somos iguales pero existe una variabilidad genética y en función de esa variabilidad se puede establecer, dentro de unas pautas generales, una dieta idónea. Por ejemplo, para alguien que sufra problemas de sueños se puede diseñar una dieta que le ayude a dormir. En suma, vamos a una nutrición personalizada en función de la genética.