10 pautas para prevenir el “burnout” en el trabajo
Alejandra Sánchez Yagüe
Fundadora y Directora de Mindtraining
Profesora del curso Mindfulness en el trabajo en el CEF.-
Geralt. Pixabay
El síndrome de burnout, que se caracteriza por estar "quemado”, desmoralizado o desgastado profesionalmente, es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad que deteriora la salud física y mental de las personas. Este síndrome aparece como una respuesta al estrés crónico y se caracteriza por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el rol profesional que se desempeña, lo que contribuye a que lentamente se pierda el compromiso y motivación hacia el trabajo.
En general los más vulnerables a padecer el síndrome son aquellos profesionales en los que se observa la existencia de interacciones humana trabajador-cliente de carácter intenso y/o duradero.
El síndrome de burnout, en cuanto a profesiones, es muy frecuente en personal sanitario y docente. Respecto al género, diversas investigaciones apuntan a que las mujeres son las que presentan mayor prevalencia que los hombres.
Los síntomas psicológicos que provocan este desgaste se presentan en cuatro fases, que van de leve a extrema.
- Leve. La persona presenta síntomas físicos tales como cefaleas, dolores de espaldas o lumbalgias y se vuelve poco operativa. Uno de los primeros síntomas de carácter leve pero que sirven como señal de alarma es la dificultad para levantarse por la mañana o el cansancio patológico.
- Moderada. Aparece insomnio, déficit atencional, baja capacidad de concentración y tendencia a la auto-medicación. Asimismo en esta fase se presenta el distanciamiento, irritabilidad, fatiga, aburrimiento y la persona se muestra emocionalmente exhausta y con sentimientos de frustración, incompetencia, culpa y autovaloración negativa.
- Grave. Absentismo, aversión por la tarea, abuso de alcohol y psicofármacos.
- Extrema. Aislamiento, crisis existencial, depresión crónica y riesgo de suicidio.
El síndrome de burnout, en cuanto a profesiones, es muy frecuente en personal sanitario y docente
Para que puedas evitar que esto te suceda a ti, te proponemos en este artículo una serie de pautas:
1- Haz una cosa cada vez y evita la multitarea. Observa la satisfacción que surge cuando vas terminando tareas pendientes y no pienses en lo que te queda por hacer sino que pon el foco en lo que vas terminando y alégrate y/o felicítate por ello.
2- Escucha tu cuerpo y cuando estés cansado, haz pausas de 5-10 minutos. Camina, bebe un vaso de agua, una infusión, un zumo, haz unos estiramientos, sonríe, haz muecas, siente el aire en tu piel o date un pequeño automasaje. Pon el foco en las sensaciones corporales y abandona la planificación y la rumia por un momento. Permítete resetear tu cerebro.
3- Cuando estés viviendo un momento difícil, no olvides practicar la pausa de la autocompasión: Haz meditaciones de cinco minutos llevándote las manos al corazón. Conecta con la respiración, y al inspirar siente como tu cuerpo inspira; al espirar, siente como tu cuerpo espira. Deja de pensar y simplemente lleva la atención a las sensaciones en la zona del pecho, a los latidos del corazón, a la respiración. Puedes decirte mentalmente: “ Este es un momento difícil. La dificultad forma parte de la vida. Que yo pueda ser feliz, estar sano y estar libre de todo malestar”.
4- Define en tu agenda del día y también en tu agenda semanal, mensual y anual aquello que en tu trabajo es importante y urgente (crisis, presiones, proyectos con fechas de vencimiento, por ejemplo) y aquello que es importante y no urgente (planificar, cultivar relaciones profesionales, prevenir problemas). Organiza tu tiempo dando prioridad a este tipo de actividades y deja de lado las llamadas, reuniones, o emails que no sean imprescindibles. Haz tuyo un lema sagrado en la eficacia personal y profesional y que es muy sencillo: “lo primero es lo primero” y no te disperses ni quieras abarcarlo todo.
5- Pide ayuda si la necesitas y delega. El hecho de delegar o de pedir ayuda no te hace ser un ser inferior. Quizás tu ego te dice que puedes con todo, que lo harás mejor o que cada vez que pides algo a los demás, lo hacen fatal, pero dale un descanso a tu ego por unos días y aprende a delegar.
6- Duerme 7-8 horas al día. Dormir es sagrado. No dejes que nada ni nadie te quite el sueño.
7- Practica ejercicio físico al menos tres o cuatro veces a la semana.
8- Evita la sobrecarga de trabajo y no te creas un superhombre/supermujer: solo tienes dos manos, el día sólo tiene ocho horas y, créeme, no tienes superpoderes y más tarde o más temprano los excesos te pasarán factura en el cuerpo y en la mente.
9- Busca motivación constante y procura enfocarte siempre en los aspectos más amenos y positivos de tu trabajo y no en los negativos.
10- Rodéate de aquella gente en el trabajo que sea positiva y nutra tu motivación. Procura evitar las críticas y quejas no constructivas, los rumores, las conversaciones de pasillo. Respecto a aquello que puedas cambiar y mejorar, no te pre-ocupes y ocúpate. Respecto a aquello que no puedas ni cambiar ni mejorar, ¿para qué pre-ocuparte? En vez de darle vueltas en tu cabeza a los problemas cuya solución no dependa de ti, suéltalos, respira y ocúpate en otra cosa.