La novela de la Bolsa (Capítulo 58)
EL SÍMBOLO
Hamilton Jones
Cuatro personajes: un experto en marketing y en Bolsa (Ribera), que buscaba las leyes internas que rigen los mercados; un físico (Iraza), que perseguía la generación de ondas gravitatorias; un químico o alquímico según él (Santos), que dice vivir de la fabricación de oro en pequeñas cantidades; y un programador informático (el narrador), antiguo subordinado de Ribera, realizaron en Suiza el curso de Bolsa más elitista del mundo y encontraron “El Símbolo”, un sistema de análisis que les marcó para siempre. En este capítulo, Ballestá y el narrador encuentran una vieja carpeta, que había pertenecido a Santos, repleta de apuntes sobre Alquimia.
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Ballestá había decidido hacer limpieza en el sótano de su casa para habilitar ahí un pequeño estudio para él solo y me invitó a colaborar en las decisiones sobre qué papeles y documentaciones eran interesantes para guardar de los muchos que se le habían acumulado con los años.
Estábamos en plena faena cuando apareció una vieja carpeta que Ballestá abrió rutinariamente y me pasó para que averiguara su contenido.
-Esta carpeta era de Santos -le dije inmediatamente- se la dejó olvidada en mi local y la dejé a la vista para devolvérsela, pero ya no regresó nunca más. Y añadí, no sabía que la recogiste tú.
Ballestá no se dio por enterado y solo respondió, -sí, pero cuando la examiné no entendí absolutamente nada. Creo recordar que solo contiene versos y a mí eso no me va. Dejemos la limpieza, vamos a tomar algo y me cuentas si entiendes algo de los versos.
Nos instalamos en el jardincillo de la casa de Ballestá y tomamos, como es habitual en él, algo más que “algo”. Abrí la carpeta y lo primero que apareció fue un recorte de prensa deliciosamente amarillento y que decía…
-Vaya cosas que guardaba Santos.-Dijo Ballestá, y añadió- pero eso no era un timo…
-Cada uno acostumbra a guardar los temas que le interesan. Yo lo veo bien -Le respondí- Mira aquí tienes el primer verso.
Elige bien la materia sabiendo que en nuestra tabla
Para obtener lo que quieres tienes que retroceder.
-Me he quedado igual -dijo Ballestá.
-Hombre tienes que darle más vueltas para entender algo porque así solo lograrás darle otra vez carpetazo al tema. Conociendo a Santos no es tan difícil interpretarlo. Yo lo veo así…
¿Qué es lo que quiere Santos?: obtener oro; ¿Cuál puede ser la tabla que contiene materias?: La tabla periódica
Moraleja. La materia prima de la obra tiene que estar más allá del Au en la Tabla periódica. Tiene que ser así para poder retroceder en dicha tabla. Santos siempre decía que en la naturaleza lo adecuado es disolver. Creo incluso que el recorte del “periódico” amarillento que habla de la “nueva alquimia” está en la carpeta para adjetivar la tabla y hacer ver que se trata de la tabla “periódica” por el periódico y del Oro por lo amarillenta.
-Tú ya sabes de qué va el tema ese. Seguro que Santos te contó cosas que no sé. Tanta facilidad es intrigante, dijo Ballestá molesto por lo rápido que avanzaba sin su ayuda.
No le contesté, solo exclamé. -Otro verso…
Para disolver solo hay un agua que reconocerás
Porque no moja las manos es etérea y celestial.
-Y ahora qué… Exclamó Ballestá. Le contesté: -Oye que yo no lo sé todo. Vamos a seguir el método de interpretación que hemos instaurado y a ver qué pasa.
Dice reconocerás en vez de “conocerás”, luego…Es algo normal que conocemos.
No moja las manos, luego… Podría ser el mercurio, pero el Hg no es etéreo ni celestial.
-Hombre a lo mejor lo dice metafóricamente, -dijo Ballestá.
-No creo -le respondí- Santos siempre decía que es un error pensar que en Alquimia se habla con metáforas. Lo que se dice es siempre real y hay que interpretarlo sin usar la imaginación, ni pensar en cosas raras. Pensar sencillo y directo, siempre decía, sin pensar en cosas raras. Hay que interpretar sus escritos tal como se hace para interpretar los textos del Cementerio marino de Paul Valery.
-A ver, ponme un ejemplo, -contestó Ballestá- pues cuando Paul Valery le pregunta al alma…”Cantarás cuando seas vaporosa…”
-Es genial y mucho más impactante que preguntar si vivirá el alma cuando muera el cuerpo.
Ballestá no dijo nada, pero yo seguí con el tema.
-Si no es el Hg el agua adecuada yo solo conozco otra “agua” que no moja las manos y además es etérea…….La electricidad.
Ballestá saltó como una fiera y dijo,-Vale, pero y lo de celestial qué.
-Más celestial que el rayo…Contesté -y añadí- pero no hace falta esperar a que caiga un rayo para que podamos emplear el término celestial, se puede emplear para ello el procedimiento ortodoxo, mejor dicho el procedimiento que utiliza la iglesia ortodoxa en la ceremonia del fuego sagrado que se celebra cada primavera en la pequeñísima capilla interior que hay en la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén.
-Jamás he oído hablar de eso -contestó Ballestá-.
-Es uno de los acontecimientos más importantes de la Iglesia Ortodoxa, pero claro aquí donde estamos manda la competencia y apenas se conoce este hecho tan singular. Se trata de que el Patriarca Ortodoxo entra con dos velas apagadas en la pequeña capilla como de juguete, en la que caben apenas cinco personas y que está dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro y sale con las dos velas encendidas y eso año tras año desde hace cientos de años en los que aún no se conocían mecheros ni artefactos para encender nada.
-Y tú te lo crees- -Me dijo Ballestá-.
-No tengo más remedio porque lo he visto con mis propios ojos, naturalmente no en Jerusalén, sino en la Iglesia Parroquial de la Estación Balnearia en la que vivo. Si quieres verlo te lo enseño cuando quieras.
Ballestá contestó, -mañana vengo a tu local y como está a un tiro de piedra de la Iglesia nos acercamos, pero dime de qué se trata para ir haciéndome a la idea.
-Se trata del campanario, del pararrayos y del pozo que actúa de “tierra” de dicho pararrayos. Cuando entremos en el recinto del campanario verás una gran sala y como una chimenea interior dentro del espacio voluminoso del campanario. La chimenea nos es tal sino que contiene una antiquísima escalera de caracol que lleva a la parte alta situada a 33 metros hacia arriba. Verás también al fondo una piedra y en su centro, como clavado un tubo de hierro vertical que termina conectando con el cable del pararrayos que desciende de la cima. Es como si el tubo de hierro vertical sirviera para asegurar que el cable se dirija hacia el pozo pasando por la agujereada piedra.
Ballestá no decía nada y continué, -antes, cuando yo era adolescente las iglesias no cerraban por las noches y el acceso al campanario para contemplar la población desde la altura era una excelente aventura juvenil. Además el acceso al campanario es muy sencillo pues solo hay que pasar por una pequeña puerta camuflada muy cerca de otra puerta que da a la sacristía. Una clara noche de primavera, cuando el cielo es azul en vez de negro, nos fuimos de aventura en pandilla al campanario. Alguien levantó en tubo de hierro y sorpresa, la electricidad celestial se hizo etérea y saltó en chorro continuo desde el extremo del cable hacia la piedra.
Lo mismo que descubrió Franklin con su cometa -Saltó inmediatamente Ballestá- y continuó diciendo –con este sistema la obtención de electricidad igual puede remontarse a los egipcios. Igual por eso terminaban con el piramidón, la capucha dorada que encapsulaba las puntas de las pirámides. Igual por eso el manto de la virgen es azul como el de los alquimistas como el cielo de las noches claras cargadas de electricidad y además la corriente así obtenida es continua, la única que puede provocar disoluciones y electrólisis.
-Vale, vale Ballestá, tú cuando te lanzas, te lanzas. Creo que antes de lanzarnos a especulaciones varias tendríamos que continuar con los versos de Santos.
-Si, pero hoy ya no tengo ganas. Lo que quisiera es ir ahora a la iglesia, para ver si aún se puede acceder al campanario-contestó Ballestá-.
-De acuerdo pero ahora cierran, no el campanario, cierran la Iglesia por las noches y muchas veces una gran parte del día. Intentaré descifrar qué horarios hacen, aparte de los de misas y celebraciones, porque es cuestión de entrar cuando hay el menor personal posible.
Ballestá se puso serio y dijo secamente -También puedo ir directamente a pedirle permiso al cura párroco. Por cierto ¿cuántos voltios de diferencia de potencial de corriente continua habrá entre el pararrayos y la toma de tierra, mejor dicho toma de agua con 33 metros de altura?
-En condiciones normales de buen tiempo, y sin que lleguemos a sentir nada ni puedan saltar chispas, en el aire hay un campo eléctrico de unos 110 a 120 voltios/metro.
CONTINUARÁ