IN MEMORIAM… del Excmo. Sr. D. Román Mas i Calvet. Doctor en Derecho, Abogado Fundador del Bufete Mas i Calvet. Fallecido el sábado 23 de enero de 2021

Vela encendida al lado de unas flores blancas

M.ª Ángeles Gómez
Abogado. Miembro de la ACEF.- UDIMA.

Obituario

Román, gracias a tus hermanos ¡gracias como siempre a esta bendita familia!, me enteré de tu fallecimiento el mismo día que ocurrió, lo agradecí, así pude acompañarte, con el pensamiento, en tu viaje al cielo donde ahora estarás feliz…

Conocíais, en tu Bufete, tan cariñosamente recordado, mi afición a las letras, y aquí estoy intentando ensartar algunas ideas, lo haré mal, pero es mejor intentarlo al menos, siento que te lo debo.

Te conocí en 1975, de ti he aprendido muchas cosas: la primera a trabajar, a hacerlo en su sentido más pleno, y, gracias a ti, lo hice casi sin darme cuenta.

Abogado y hombre cabal, con una gran cabeza y un gran corazón, sabiendo poner en todo amabilidad, humor fino y tu “seny” catalán, que nunca perdiste. Sumabas en catalán: por lo bajo ibas siguiendo a la calculadora, tanto que alguien del equipo te apodaba cariñosamente el “Sr, port/una”… ¿lo sabías?

Apreciador de personas, una a una, de cada una de ellas conocías detalles, que las hacían ser seres singulares; captabas cosas en las que quizás el resto no habíamos reparado, y así llegaban a ser gente única y valiosa, más amable; cada suceso también sufría este proceso, y todo se volvía más humano… ¡divertido! Incluso entrañable.

La vida y el trabajo resultaban de algún modo únicos, algo con lo que se podía disfrutar…porque les añadías detalles, por ejemplo, la afición a la trompeta de un arquitecto, o el simpático tic de otra persona, o…¡tantas cosas!: el trabajo era personal y con personas.

Realmente, y guardando las debidas distancias, pasaba como con las obras de Dios, lo grande no excusaba lo pequeño ni la seriedad de los hechos tapaba la alegría, y lo diverso enriquecía todo ¡en feliz armonía!

Tuve en ti un gran maestro ¡lástima que no lo fuera yo como discípula! Tus ideas eran geniales, pero las regalabas y estabas siempre dispuesto a recibir y apreciar las de los otros, que nos sentíamos, invariablemente, valorados. Y lo bueno es que todo cuanto digo es verdad.

Siendo un gran Hombre, eras también un Niño Grande, con esa grandeza impresionante de quien se toma la vida tan en serio, que puede ver todo con humor, yo diría que con el humor divino, desde Dios todo es importante y nada lo es demasiado. Tu sonrisa alegre, tus ojos pícaros,…Tu sentido de la vida real, de lo humano. Te recuerdo sonriente y… ¡siempre en movimiento! Imposible verte quieto.

Presidía tu despacho entonces, un gran santo, colega tuyo: Tomás Moro, yo sé que lo admirabas, y ahora podría añadir que podrías recordarlo en muchas cosas…

Puedo afirmar, sin duda, que has sido un buen Hombre, en expresión jurídica: un “Hombre bueno”, un gran Hombre, en el que tantos se han podido apoyar. Gente que no te ha conocido personalmente y por quienes te has “partido la cara”. Y ahora que te has ido, te pediría que nos sigas cuidando desde arriba.

Hay tantas cosas que no he dicho y que te hacen merecedor de lo poco que escribo...

¡Mi mejor recuerdo para ti y un fuerte abrazo lleno de cariño!