LUZIA, la magia del Circo del Sol ha vuelto
Javier de la Nava
Profesor de Macroeconomía y Gestión de Riesgos del Grupo Educativo CEF.- UDIMA.
Ocio y cultura
El circo transporta al espectador a un mundo mágico, extraño pero seguro, sorprendente pero acogedor, donde los límites entre lo imaginario y la realidad se difuminan.
Cirque du Soleil se mantiene fiel a los preceptos de su creador Guy Laliberté: creer en uno mismo, trabajar en equipo y confiar en los demás. En Baie-Saint-Paul, localidad próxima a Québec, un pequeño grupo de artistas callejeros configuraron la compañía en 1984. Con altibajos, el proyecto se ha convertido en una multinacional con imagen de marca y estilo propio, que cuenta con presencia permanente en Las Vegas, meca del show-business. Hace años visité su sede en Montreal. En la entrada, la escultura de una gran bota de payaso te da la bienvenida. Decenas de artistas de origen diverso superan exigentes pruebas. Si son contratados se formarán en canto, danza y expresión corporal. Tras retirarse, algunos pasarán a ser asesores, ojeadores o técnicos.
En 1998, con su espectáculo Alegría, actuaron por primera vez en España. Desde entonces se han sucedido trece programas diferentes, con un millar de funciones disfrutadas por dos millones y medio de espectadores, que impacientes esperaban reencontrarse de nuevo con la compañía canadiense, pues son adictivos.
Tras el parón impuesto por la pandemia, el Circo del Sol vuelve a instalar su gran carpa blanca en la Puerta del Ángel (Casa de Campo) de Madrid, donde a partir del 5 de noviembre y hasta el 8 de enero de 2023 se podrá disfrutar de Luzia, explosión de luz y lluvia ideada por el prestigioso director de escena Daniel Finzi Pasca.
El hilo conductor es una carta de amor escrita por un extranjero hacia México. Cultura y religión aparecen amparados por la compleja e impactante presencia de una cortina de agua en el escenario. A través de ella nos sumergimos en un viaje onírico por un mundo vibrante a mitad de camino entre real e irreal, entre tradición y modernidad. En el imaginario azteca, el destino del alma lo decide el cómo se muera. Los que mueren en combate o en la piedra de los sacrificios cruzarán los cielos en compañía del sol durante cuatro años para posteriormente regresar a la tierra convertidos en colibríes.
Las fiestas mexicanas son mucho más que la combinación de energía, música y baile. Simbolizan una profunda liberación emocional. Son rituales alegres e intensos que se prologan durante días. Los otomi, trajes confeccionados con ancestrales técnicas de bordado y adornados con motivos de animales y flores parecen adquirir vida propia con el movimiento de los danzantes. La fascinación por la naturaleza abona las tradiciones, su arte y artesanía, reflejo conjunto de su especial visión mágico-poética de la realidad.
El encanto y dignidad del pueblo se abren paso a través de la espesa niebla interior de una cantina; el desierto, 60 % del territorio, escenario de viajes iniciáticos dirigidos por los chamanes de tribus indígenas que utilizaban el peyote, potente alucinógeno, en sus ceremonias religiosas, terapéuticas o de adivinación; luminosas, sensuales e intensas canciones y danzas de la lluvia que adoptan múltiples formas según el humor de los dioses; el papel picado es un papel perforado que forma parte de los altares en el Día de los Muertos y sirve para contar historias con la ayuda de elementos figurativos; los océanos y la vida costera inmersos en la idiosincrasia colectiva de la población; y criaturas híbridas imaginadas por los pintores surrealistas, abono del realismo mágico. La enorme riqueza cultural del país es producto de un complejo cruce de influencias. Lugares, rostros y sonidos están envueltos por una música heterogénea, estilos y géneros que nos transportan a través de las emociones.
Luzia se inspira en la mitología tarahumara. Asentados en las montañas del noroeste mexicano, los tarahumaras o rurámuris, en su lengua vernácula “pueblo de pies ligeros”, son una tribu nativa solitaria, famosa por su capacidad para recorrer largas distancias. Vivir en asentamientos dispersos muy alejados entre sí, les lleva a desplazarse por las peligrosas sendas. Uno de los juegos favoritos de estos superatletas consiste en golpear pesadas formas redondeadas de madera mientras transitan por los escabrosos caminos.
A la referencia tarahumara, los creadores han añadido un lazo natural que une Canadá con México: el vuelo migratorio de la mariposa monarca. Cada otoño, a un kilómetro de altura, millones de ejemplares se desplazan desde el sur canadiense, donde nacen, hasta el centro mexicano, donde hibernan. Larga travesía de más de cinco mil kilómetros que emprenden las mariposas nacidas a finales del verano o principios del otoño.
El nuevo espectáculo, como los anteriores, presenta la vida como una fantasía animada. Pequeños y mayores contemplamos asombrados la fuerza, agilidad y destreza de los artistas. El niño/a que duerme en nuestro interior se libera ante el vestuario y la música, señas de identidad de las producciones.
¿Es circo?, ¿es teatro?, ¿es danza?, ¿es música. ¡Todo eso y mucho más! ¡Es la magia del Circo del Sol!