The Hispanic Society of America. Arte y patrimonio español en pleno Nueva York
Jorge Rejón Díez
Máster en Edición por la UCM.
Ocio y cultura
Si después de visitar los museos y bibliotecas de España para conocer nuestro patrimonio artístico, tuviéramos que elegir un destino extranjero para completar nuestro aprendizaje, se nos presentarían numerosas opciones. Tal vez, por afinidad histórica, nuestra primera opción podría ser Roma, donde podríamos contemplar cuadros de Velázquez o Ribera (lo Spagnoletto), o del propio el Greco, o quizás elegiríamos alguno de los grandes museos nacionales, que suelen dedicar alguna de sus salas al arte español, como por ejemplo la National Gallery de Londres.
Sin embargo, si buscamos un lugar dedicado en exclusiva al arte y la cultura nacionales, tendríamos que ir allende los mares, al otro lado del Atlántico, y aterrizar en Nueva York, donde, al norte del distrito de Manhattan, se ubica la mejor muestra del patrimonio español fuera de nuestras fronteras: la Hispanic Society of America, un centro cultural con un museo que atesora más de 18.000 obras, además de una biblioteca que alberga 300.000 ejemplares, incluyendo 15.000 volúmenes anteriores a 1701, todo ello relacionado con la historia y la cultura de España, Portugal, Latinoamérica y Filipinas.
Archer M. Huntington
Para entender esta situación tendremos que retrotraernos a los Estados Unidos de finales del siglo XIX y principios del XX, un país todavía en formación que buscaba en Europa sus referentes culturales, cuya alta sociedad imitaba las formas aristocráticas europeas. Los grandes magnates del momento vieron en la adquisición de obras de arte europeas la mejor forma de conseguir el prestigio y la distinción de los que en principio carecían.
Varios son los nombres que podríamos mencionar de entre aquellos “grandes industriales”: Henry Clay Frick (1849-1919), el magnate del acero, cuyo recuerdo se mantiene en la Frick Collection (alguna de cuyas obras hemos podido contemplar en el Museo del Prado en fechas recientes), o John Pierpont Morgan (1873-1913), el gigante de las finanzas, fundador de la Morgan Library.
Otro de los nombres destacados de este grupo de coleccionistas será Archer Milton Huntington (1870-1955), que se distinguió del resto por algo bastante singular en la mentalidad de la alta sociedad americana del momento: su inusitado interés por la cultura española e hispana. Huntington, hijo único de un magnate de los ferrocarriles y las navieras y uno de los hombres más ricos del siglo XIX, dedicó toda su vida a la filantropía y, especialmente, a poner en valor la cultura española a nivel internacional. La muestra más evidente de ello fue la creación, en 1904, de la Hispanic Society of America, una institución que busca contribuir al “fomento del estudio de las lenguas, la literatura y la historia española y portuguesa”, en palabras de la propia sociedad.
Sus colecciones fueron reunidas, en gran medida, desde la década de 1890 hasta la de 1920. En sus viajes a España, Huntington estableció una red de amistades que incluía a personalidades muy destacadas de la cultura española del momento, como Unamuno, Menéndez Pidal o Blasco Ibáñez, entre otros muchos, y también de la política, como Antonio Maura, el duque de Alba o el propio rey Alfonso XIII, lo que evidencia que su interés por la cultura española iba más allá de un mero coleccionismo. A su favor hay que señalar igualmente que, a diferencia de otros mecenas, respetó el patrimonio artístico, evitando comprar obras de arte sin permiso de exportación. De hecho, la mayor parte de su colección la adquirió a marchantes ubicados fuera de España.
La Hispanic Society
Huntington mandó edificar la sede de la Hispanic Society en unos terrenos de su propiedad, situados en la parte noroeste de la isla de Manhattan, junto al río Hudson, en lo que actualmente es el barrio de Harlem, algo alejado, por tanto, de la que es ahora la zona característica de los museos en Nueva York, en la parte este de la isla, en torno a la famosa Quinta Avenida.
El edificio, de estilo beaux arts, que fue ampliándose progresivamente, es la sede de un museo y de una magnífica biblioteca. En el museo encontraremos a pintores como Zurbarán, el Greco, Goya, con su retrato de la duquesa de Alba en negro (1790), o Velázquez y su soberbio cuadro del conde-duque de Olivares (1625), aunque son los pintores contemporáneos de Huntington los que tienen una obra más abundante: Ignacio Zuloaga y en especial Joaquín Sorolla, que realizaron numerosos retratos de personajes destacados de la cultura del momento. En cuanto a las joyas bibliográficas, la biblioteca guarda una primera edición del Quijote y el que posiblemente sea su libro más apreciado: la edición príncipe de La Celestina (Burgos, 1499?).
La Hispanic Society, hoy en día, después de más de un lustro cerrada por obras de reforma, está recuperando su actividad para que podamos admirar todos sus tesoros y sobre todo para que la cultura española tenga su espacio en el universo estadounidense.