El misterio de Baltasar
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¿Os habéis fijado en que Baltasar es el único rey mago que no tiene barba?
Os voy a contar por qué, pero es un secreto, shhhh...
Empezaremos contando la historia que seguramente ya sabéis. Hace muchos muchos años vivían tres reyes muy sabios que sabían leer las estrellas y pasaban muchas noches viéndolas. Un día Melchor, el rey de Europa de barba blanca, vio una estrella fugaz que brillaba más que las demás y decidió seguirla con su camello.
Gaspar, con pelo y barba rojizos, vio la misma estrella desde su castillo en Asia. Como la estrella era tan bonita decidió seguir el camino que le indicaba y salió también con su camello.
En África vivía el tercer rey, Baltasar, de pelo y piel muy oscuras, y barba larga y rizada. Como Baltasar también vio esa estrella fugaz tan bonita también supo que significaba algo, pero él ese día se encontraba algo mareado y le pidió a su mujer, que se llamaba Amunet, que fuera a seguir la estrella en su lugar.
Amunet se vistió con ropas de rey y cogió uno de sus camellos.
Después de unos días de viaje los dos reyes, Melchor y Gaspar, y Amunet, se encontraron en el camino y empezaron a hablar sobre la estrella tan bonita que habían visto y pensaron que les guiaría hasta un nuevo rey de los hombres.
Después de varios días de viaje llegaron a un pesebre donde conocieron al nuevo rey de los hombres llamado Jesús. Le regalaron oro, incienso y mirra, y para celebrar su nacimiento, decidieron que cada año repartirían regalos a cada niño del mundo.
En el camino de regreso a sus palacios, Amunet les confesó a Melchor y Gaspar que él no era Baltasar, sino su mujer, les contó que él se encontraba enfermo. Ellos se sorprendieron, pero prometieron guardar el secreto y verse el año siguiente para repartir ilusión y regalos a cada niño del mundo. A ella le gustó mucho la idea, pero no sabía si su esposo aceptaría que ella viajase por el mundo repartiendo felicidad.
Amunet, al llegar a su castillo contó a Baltasar todo lo ocurrido. Había nacido el Salvador y siguiendo la estrella le habían llevado tesoros para adorarle con los pastores. También le contó la idea de los reyes de recordar ese nacimiento llevando cada año regalos y magia a todas las casas. Cuando se lo dijo, Baltasar se quedó asombrado y pensativo, pero vio la felicidad e ilusión reflejada en los ojos de Amunet y sin dudarlo le propuso que, cada año, ella ejerciese de reina en su nombre. Él la ayudaría cada año a preparar el viaje y todos los regalos y esperaría su vuelta para escuchar las bonitas historias sobre la noche más mágica del año. Baltasar sonrió al ver a su mujer tan feliz.
Melchor, Gaspar, Baltasar y Amunet pasaron todo el año preparando la noche del gran viaje. Ya quedaba un solo día para repartir los regalos. Todos se reunieron para comenzar juntos el viaje y Melchor, Gaspar y Amunet, con sus camellos cargados de juguetes, fueron de casa en casa dejando sorpresas en los zapatos de los niños.
Cada año sus majestades, que no son tres, sino cuatro, recorren el mundo, y dentro de poco recibirán nuestras cartas y nos darán un beso mientras dormimos. Notaremos las cosquillas de sus barbas, pero si el beso es suave y dulce, será Amunet, que, vestida de reina maga, nos estará dejando sorpresas en los zapatos…
Valeria Sevillano San Juan