Estudiantes
Nuria Salgado Peña
Abogada perteneciente al ICAB y experta en extranjería y movilidad internacional.
Educación
La universidad es uno de los pilares esenciales para el avance de la sociedad, es fuente de conocimiento, innovación y pensamiento crítico, pero es imprescindible que el sistema sepa dar respuesta a las inquietudes de los estudiantes y pueda adaptarse a un mundo globalizado y con cambios constantes y rápidos.
A modo ilustrativo, y para tomar en consideración un documento académico, el Department for Business, Innovation and Skills del Reino Unido publicó en 2007 “Benefits of participating in higher education: key findings and reports quadrants”, que muestra los beneficios de la educación superior, tanto para el individuo como para la sociedad.
Desde el punto de vista económico, el documento indica que en torno a un 20 % del crecimiento económico en el Reino Unido entre 1982 y 2005 tiene una relación directa con el incremento de graduados y sus competencias. Además, al menos un tercio del incremento en la productividad laboral del Reino Unido entre 1994 y 2005 se puede atribuir al incremento en el número de personas con un grado universitario.
Este dato, a mi entender, sería extrapolable a cualquier sociedad occidental avanzada. La productividad de la fuerza laboral es mayor cuando los trabajadores tienen un grado; además la productividad en las empresas se estima un 30 % superior si todos los trabajadores tienen un grado en comparación a si no lo tienen, y además mayor innovación y flexibilidad al mercado de trabajo, mayores ingresos por impuestos o la reducción en los gastos públicos asociado a una mayor coordinación con otras áreas relacionadas con las políticas sociales como salud y prevención de delito.
Desde el punto de vista nacional, nuestro país dispone de una gran y variada oferta de estudios de posgrado, donde vienen a formarse estudiantes comunitarios y extracomunitarios que han de acreditar, además de las correspondientes matrículas, medios económicos suficientes y seguro médico que les garantice su estancia en España, siendo indispensable que la normativa en materia de extranjería ofrezca soluciones para que, una vez finalizados los estudios, puedan quedarse en nuestro país de forma legal obteniendo los permisos y autorizaciones de residencia o trabajo que la normativa ofrezca, lo que permitirá repercutir esos estudios en el conocimiento y valor de las empresas ubicadas en territorio nacional.
En este sentido, la última reforma del Reglamento de extranjería ya simplificó el trámite de modificación de la autorización de estancia por estudios a residencia y trabajo por cuenta ajena, e introduciéndose, previamente a dicha reforma, en nuestro ordenamiento algunas figuras relevantes como, por ejemplo, la residencia para búsqueda de empleo y la residencia en prácticas, sin olvidar las otras opciones de obtención de las correspondientes autorizaciones de residencia que permite la Ley 14/2013, tales como innovadores, investigadores, emprendedores o PAC.