EL TRICICLO, un concepto que se consolida
Gastronomía
El Barón de Piernalegre
Foto de Stock.xchng
Cuando hace tres años daba cuenta en esta página de la aparición en el panorama gastronómico madrileño de Arzábal, titulaba irónicamente “El concepto es el concepto”. El concepto era, es, “una combinación de lo tradicional y lo moderno al servicio de una cocina actual con base clásica” que ellos (Iván y Álvaro) resumen en “taberna reiventada”. Bueno, pues tres años después el concepto se consolida y la máxima representación puede ser una mesa que apenas lleva seis meses abierta y que ya cuelga a menudo el cartel de “no hay billetes”: El Triciclo.
La historia es parecida, tres jóvenes cocineros con experiencia en algunos ilustres, pero que muy ilustres fogones desafían a la crisis abriendo local, en este caso en el pujante Barrio de las Letras, que atrae tanto a jóvenes o foráneos como a un público variopinto, y lo hacen con una oferta gastronómica en ese mismo camino en el que se unen perfectamente tradición y vanguardia. Cuenta con el ambiente de una vieja taberna gracias a una clásica fachada comercial madrileña y, en el interior, a una equilibrada decoración en la que manda la madera “vieja” de unas mesas desnudas. Por llamar el mismo día nos tocó una de las tres o cuatro mesas altas con banquetas (¡amigo! hay que reservar con cierta antelación) cercana a la barra, pero eso no nos impidió disfrutar de la media docena de platos que compartimos.
Abrimos boca con unas Vieras laminadas en salsa Ponzu y alcachofas crocantes que siendo sabrosas fue quizás el plato que menos nos entusiasmó. Una concesión a la cocina oriental en la que el toque de la alcachofa se frustra puesto que no llega crujiente a la mesa. Sí que mereció nuestra aprobación el plato verduras salteadas cada una de ellas en su punto exacto de cocción. Estupendo también el Steak tartare con huevas y huevos, magníficamente presentado sobre una tostada y que es digno de figurar en algún ranking de este plato.
En el Triciclo tuvimos una sensación de… frialdad, de distanciamiento con el cliente que me parece constituye el principal handicap de lo que por otra parte es una oferta más que interesante
Pero todavía faltaba lo mejor, fuera de carta nos ofrecieron unas Manitas deshuesadas con garbanzos que alcanzan el nivel de sublimes y que por sí solas exigen una nueva visita a pesar de algún pero que pondré a continuación. Para cerrar este menú degustación que nos elaboramos nosotros mismo, atacamos el Pollo de corral con carabineros y su picada tradicional, espectacular, una muy buena receta y muy bien ejecutada del no siempre logrado matrimonio gastronómico mar y montaña.
La carta de vinos interesante, con la suficiente variedad de referencias que hoy exige el público que responde a este nuevo concepto de la restauración y que no se conforma con “lo de siempre”. Pero si lo que sale de los fogones augura un éxito duradero a esta nueva aventura, no podemos decir lo mismo de cuándo y cómo llega. En nuestra primera visita hubo dos paréntesis de espera que no puede permitirse un restaurante que aspire a algo más que a estar de moda unos meses. Diez minutos de espera entre el primero y el segundo de los platos es un fallo que se puede perdonar, pero 20 eternos minutos entre el penúltimo y el último, y sin ninguna explicación, puede condenar al olvido a la mejor de las cocinas.
En esta página hemos denunciado alguna vez lo incómodo que resulta un servicio adulador o empalagoso, pero también puede suceder lo contrario, y en el Triciclo tuvimos una sensación de… frialdad, de distanciamiento con el cliente que me parece constituye el principal handicap de lo que por otra parte es una oferta más que interesante. Queda dicho.
El Triciclo.
Santa María, 28. Madrid.
Tfno: 910 244 798.
Cierra domingos.
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