Mediación como bálsamo y solución ante los conflictos

José Ignacio Estradé Morante
Abogado y mediador, especializado en Derecho Penal y Mercantil. Socio-director de Estradé Law Firm
Economía
Resulta innegable que vivimos en una sociedad llena de conflictos; se respira mucha agresividad y hasta violencia en todos los órdenes de la vida. En el ámbito de la Justicia nadie esconde el grave problema que existe en relación con la saturación o la falta de medios técnicos y humanos. Hemos naturalizado litigar cuando muchas veces la solución puede producirse mucho antes y de forma más amigable.
Y aunque hay muchas críticas (con razón algunas), creo que la nueva reforma legislativa va a corregir, o al menos intentar, muchos de los problemas que sufrimos hoy en día los operadores jurídicos.
En no pocas ocasiones, se utilizan los procedimientos judiciales para ganar fuerza en una negociación o simplemente por coaccionar o incluso por “legalizar” algo completamente irracional. Y aunque la Mediación en Derecho Penal es muy marginal, los abogados penalistas somos o hemos sido testigos de cómo se utiliza la vía del reproche penal (que suelen terminar archivadas) para cuestiones de fondo que se pueden ver en otra jurisdicción e incluso que no tenían que haber llegado ni siquiera al ámbito judicial.
La Mediación sin duda va a suponer una barrera o filtro antes de litigar en algunos órdenes jurisdiccionales. Pienso que las razones son más de disminuir la cantidad de asuntos que entran en los juzgados que por convencimiento de la figura de los MASC (medios alternativos de solución de conflictos o controversias), pero sea como fuere, debemos aprovechar la oportunidad para potenciar la Mediación como un medio de gran utilidad para las partes, para proponer una solución a sus conflictos de forma rápida, amigable, menos costosa y, sin duda, alejada de la agresividad.
Y es algo que, sorprendentemente, ha encontrado mucha resistencia entre los propios abogados/as, cuando en realidad saldremos todos beneficiados si la implantación de la reforma se hace de forma correcta.
Hay que pensar que la Mediación supone la intervención de un tercero (mediador), que es neutral e imparcial, y que ayuda a las partes a comprender el origen de su controversia, a conocer las causas y las consecuencias de lo que ha ocurrido; se confrontan las visiones de las partes, ayudándoles a encontrar la solución que resuelva el conflicto. En el fondo es trabajar cooperando con la otra parte y no tanto en su contra. Aquí hablamos de flexibilidad, de cooperación o de encontrarnos ante un proceso participativo.
Si toda esta implementación real y obligatoria impuesta por la reforma legislativa se hace bien, bajará la cantidad de asuntos que entran en los juzgados y tribunales de este país, las partes podrán solucionar sus conflictos en un tiempo razonable, a un menor coste, y los abogados ganaremos en un mayor tiempo, podremos tener menos estrés, mejorar nuestra salud mental y optimizar la conciliación. Y qué decir que el ambiente en los juzgados mejorará y sus procesos internos serán infinitamente eficaces.
Y sí, soy optimista. ¿Por qué? Porque si solo vemos lo negativo, si a todo le ponemos problemas, si solo nos ponemos a dar zancadillas, caeremos en un reduccionismo filosófico en donde solo veremos una parte (quizá la mala parte) del sistema. Y así será imposible avanzar y mejorar lo que tenemos. Además, si todo está tan mal, habrá que intentar mejorarlo, y su margen es realmente enorme.
Probemos, dejemos que se implante la Mediación y demos la oportunidad de ver si funciona. Seguro que habrá cosas que mejorar, algo que falle o salga mal, pero intentemos algo distinto y que seguro va a ir en la línea de mejorar la calidad de vida de todos.
Finalmente, y por la parte que me toca, una mención especial a la Asociación Madrileña de Mediadores (AMM) y a la asociación ASEMED por los enormes esfuerzos divulgativos y de fomento de la Mediación que llevan haciendo desde hace años, junto con algunos compañeros/as que creen firmemente en ello.
La Mediación supone la intervención de un tercero (mediador), que es neutral e imparcial, y que ayuda a las partes a comprender el origen de su controversia.