"Carrovelismo" en Valencia
Jorge Gil
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Mis primeras palabras, antes de contaros la actividad de carrovelismo que organizó la ACEF.- UDIMA en Valencia el pasado 7 de mayo, son de agradecimiento a Raquel y a Vicente ambos del CEF.-, con los que ya que he tenido la oportunidad de compartir esta y alguna otra aventura.
La verdad es que por cómo lo organizan, el buen ambiente que crean, su proximidad y cómo te facilitan todo, hacen que haya pensado empezar al revés, por el final; en lugar de como normalmente se escriben estas cosas. Y a su vez, me lleva a invitaros a que os animéis porque con ellos casi "el hielo está roto" desde el principio.
Pues sí, otro de los grandes momentos que he podido vivir con la ACEF.- UDIMA fue con esto del carrovelismo que comenzó, como no podía ser de otra forma, con una gran paella en un restaurante de Pinedo (Valencia). Allí nos encontramos los que íbamos a participar en esta actividad curiosa, desconocida quizás y seguro muy, muy divertida.
Intentando no pasarnos con la comida, tal como me dijo Raquel, para evitar que después nos entrase el sopor de la siesta y de ahí no hubiera quien nos moviera, tras un "cafetito" salimos dispuestos a vivir una nueva experiencia.
Llegamos "al lugar de los hechos" y allí nos estaba esperando Roberto quien nos dio unas nociones de cómo funcionaban estos vehículos, precauciones que debíamos tomar, atendiendo todas nuestras dudas y preguntas. La verdad es que no sé cómo lo hacen pero de verdad que todos los monitores que nos buscan son gente de verdad muy amable, encantadora y con mucha paciencia. Y ya terminada la teoría...adelante con ello.
El carrovelismo, también conocido como char à voile o land sailing, es el deporte que se practica desplazándose sobre tierra o hielo (ice sailing) en un vehículo de ruedas o patines, impulsado únicamente por la fuerza del viento.
Los vehículos utilizados se conocen como carrovelas o carros a vela. Normalmente, se desplazan sobre tres o cuatro ruedas (una o dos de ellas direccionales) y la energía necesaria para desplazarse es proporcionada por una vela.
El piloto suele ir sentado o acostado en ellos, si bien también hay modalidades en las que se va de pie, como si se estuviera practicando windsurf pero sobre la arena; pero no fue el caso, porque nosotros íbamos semi-tumbados, el que podía y los que no, sentados, pero era más que nada cuestión de estatura.
El rumbo del carrovela puede ser controlado tanto por pedales como por un manillar o volante, mientras que la velocidad la proporciona una vela cuya posición se controla mediante una cuerda o escota. Y qué velocidad...
La verdad es que como todo, se trata de hacerse con ello; un par de veces que te quedas parado por no ver muy bien cuál es la dirección del viento, aprender a tomar las curvas, y también con la ayudita del viento que iba aumentando a lo largo de la tarde, resultó en suma una experiencia genial e inolvidable. A repetir en cuanto haya oportunidad.