Una utópica asignatura
Ester Delgado Fernández
Máster en Dirección Económico Financiera por el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Foto de Stock,xchng
Hoy en día todo el mundo habla de “inteligencia emocional”, incluso es una asignatura en carreras y másteres. Parece ser que tener empatía o ponerse en el lugar del otro, así es cómo podríamos definir inteligencia emocional, es imprescindible para ser un buen directivo o jefe.
Y digo parece ser, porque las muchas encuestas realizadas a la gente de la calle, nos indican que sus jefes no son nada empáticos.
En cambio, sí hemos encontrado una encuesta realizada por Randstad donde se pone de manifiesto que la confianza, la honestidad y la seguridad son los rasgos más valorados en un jefe para los trabajadores de 23 países diferentes.
Justamente, hace unas semanas leía en un periódico de tirada nacional un artículo de opinión sobre el libro publicado por los autores Kevin Dutton y Andy McNab: Manual del buen psicópata. Ellos exponen que son claves la temeridad, la crueldad y la falta de empatía para que los psicópatas sean personas de éxito, sobre todo en su vida profesional. Características que no se verían reflejadas en el estudio de Randstad.
Definir a tu jefe como un psicópata puede ser una exageración, ¿pero cuántos jefes o directivos actualmente buscan ser el directivo o jefe modelo? Pues táchenme de catalana, pero la pela es la pela, y más ahora en tiempos de crisis, donde la preocupación del directivo se centra en cumplir objetivos, aumentar beneficios y reducir costes. E intentar ligar objetivos, beneficios y costes con entender y apreciar de manera equilibrada las emociones de los demás (sobre todo de los trabajadores) resulta poco compatible.
Muchas encuestas realizadas a la gente de la calle, nos indican que sus jefes no son nada empáticos
Autores como Daniel Goleman o Eduard Punset profundizan en la inteligencia emocional. Recomiendo dichas lecturas, pero por otra parte, ¿qué factible es un modelo donde nuestros directivos y jefes sean el paradigma de la empatía? Si el mundo fuera una selva, ¿qué pasaría si un león (el jefe por antonomasia de la selva) y una hiena (animal carroñero) rivalizarán por comida? No sé ustedes pero si yo fuera un león no me gustaría sufrir la mordedura de una hiena…
Hablar de inteligencia emocional se convierte muchas veces en hablar de utopías, de una moda pasajera difícil de llevar a cabo, más cuando los datos económicos nos demuestran que lo que actualmente nos preocupa es el paro y la corrupción en España. Por otra parte, bajo una perspectiva rosseauniana, quizás deberíamos educar a nuestros niños en la inteligencia emocional desde la infancia. Quizás debería ser una asignatura obligatoria, como lo son la ética o la religión. Y por tanto, ¿lograríamos así que los futuros políticos, directivos y altos cargos dejarán de ser corruptos o siempre habría hienas que querrían llegar al poder aprovechándose del resto?