El coaching ¿moda o realidad empresarial?
José Gil López
Grado de Ciencias del Trabajo y RRHH en la UDIMA y del Máster en RRHH por CEF.- UDIMA
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Foto de Stock.xchng
Cuando hablamos de coaching muchas personas no saben exactamente a qué nos referimos con este nuevo vocablo; pues bien, técnicamente, es un sistema que incluye conceptos, estructuras, procesos, herramientas de trabajo e instrumentos de medición y grupos de personas; comprende también un estilo de liderazgo, una forma particular de seleccionar gente o crear grupos de trabajo de personas en desarrollo.
A su vez, ayuda a los empleados a mejorar sus destrezas de trabajo a través de elogios y retroalimentación positiva basado en observación.
Para determinar cuál es el origen primario del coaching es necesario remitirnos a Sócrates (470-399 AC) y hablar de la mayéutica. Esta técnica se basa en una serie de preguntas y respuestas que contribuyen a hallar definiciones que puedan considerarse universales.
Más recientemente, el mundo del deporte fue pionero en la utilización de un coach. Timothy Gallwey es el creador del coaching organizacional, que sostenía que “el oponente que habita en la cabeza del propio jugador es más formidable que el que está del otro lado de la red”.
Por su parte, los antecedentes del coaching ejecutivo y empresarial se hallan en los años ochenta ligados a los programas de desarrollo de liderazgo. No estamos ante una moda pasajera que nos invada temporalmente.
Precisamente, es la empresa y el mundo empresarial donde con más razón se ha extendido esta disciplina debido a los cambios que han inundado por completo todas las compañías. Sin ir más lejos, esta palabra, cambio, es una de las bases del coaching como proceso. No es pues de extrañar que cada vez sea mayor el número de empresas que acuden a los coach para que les ayuden a navegar entre los cambios y exigencias del mercado.
El coaching está asociado al cambio en la medida en que este implica aprendizaje. Al igual que otros competidores, como los atletas contratan a un entrenador para mejorar y potenciar su rendimiento, cada vez es mayor el número de empresas que reconocen la necesidad de contar con la colaboración de un coach externo, o de adaptar un estilo de dirección coach entre sus cuadros de mando para adquirir, conservar y actualizar sus técnicas y competencias.
El coaching está asociado al cambio en la medida en que este implica aprendizaje
La realidad empresarial está ligada, inexorablemente, a tener una visión sustentada en la flexibilidad, la pluralidad, la ética y el conocimiento. De este modo, la visión más clara acerca del futuro es que la incertidumbre, la complejidad y el dinamismo serán condiciones permanentes para la dirección de las organizaciones.
Ante esta situación la solución aportada es la búsqueda del talento como fuente de ventaja competitiva y, en este punto, se encuentran las organizaciones creando programas para la retención y la búsqueda de ese ansiado bien. Sin embargo, como apunta Ulrich en su libro La propuesta de valor de recursos humanos, las realidades externas del negocio, sobre todo la globalización nos hace más vulnerables o más fuertes si somos capaces de desarrollar con eficacia a los directivos mediante procesos de coaching para enfrentarnos a este entorno volátil y producir un cambio en los resultados.
En este sentido, el directivo como coach es uno de los aspectos más interesantes que se pueden desarrollar del coaching ejecutivo. Las investigaciones sobre la productividad de los empleados han demostrado que la dirección de personal, especialmente cuando se potencia la creatividad y el empowerment, tiene un efecto mucho mayor en la productividad y rentabilidad que los efectos combinados de estrategia, calidad, tecnología de fabricación e investigación y desarrollo.
El siguiente paso es que los directivos tomen consciencia de este hecho, dado que no han recibido una formación reglada en este sentido. Necesitan técnicas como las que posibilita el coaching para convertirse en facilitadores, empoderar y desarrollar a sus colaboradores.
Aunque los directivos se conviertan en tutores, el proceso no puede prosperar en vacío. Se necesita crear una cultura del coaching para respaldar la iniciativa. El coaching no es un fenómeno aislado, sino una técnica viable y eficaz de mejora del rendimiento de la gestión.
Como decía Drucker, el gurú de la gestión empresarial, en su célebre libro La Práctica del Management: “solamente hay una definición válida de la finalidad de la empresa: crear un cliente”. De este modo, queda patente la importancia del ejecutivo en el desarrollo empresarial u organizacional, la persona es la clave siempre y la herramienta para propiciar ese cambio en la persona y hacerla consciente de sus debilidades y áreas de desarrollo es el coaching empresarial y ejecutivo.
Como conclusión, podemos afirmar que las modas, por definición, son una costumbre o uso que se da en un momento determinado y en una zona determinada. Por su parte, el coaching es una realidad empresarial de la cual se están beneficiando desde hace muchos años organizaciones y personas para solucionar aquellas diferencias que no les dejan avanzar y progresar en sus vidas.
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