Personas sin hogar: ¿solidaridad o justicia?
Gema Theus Borreguero.
Profesora del Máster de Dirección de RR.HH del CEF.
Máster en Dirección de RR.HHpor el CEF.
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Si hay dos artículos de la Constitución Española que me gustan especialmente, son el 14 y el 10. Los niños, en quinto de Primaria ya los estudian. El artículo 14, dice textualmente: “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
¡Qué interesante! A estas alturas soy la primera que tiene clara evidencia que ya solo el hecho de nacer en una determinada familia y zona de España influirá en gran medida en el desarrollo, evolución y posibilidades de la persona. Es así, y el negar esto es pensar de forma ilusa.
Lo que no logro entender es que se escriba este artículo 14, que lo conozcamos, estudiemos y defendamos sin garantizar los mínimos. Los mínimos sí deberían estar garantizados sin que las circunstancias personales y sociales fueran unas u otras.
Hay momentos del año en que nos sentimos más solidarios, pero yo sugeriría a los políticos de todo orden que en sus planes y proyectos no fueran solidarios, que fueran justos y coherentes con lo que la ley dice, con lo que nuestra Constitución dice.
El ser justo es facilitar lo que al otro le pertenece por derecho, no es un regalo ni un acto de bondad. Implica, referido a las Personas Sin Hogar, además de las magníficas acciones que ya se hacen para favorecer los mínimos, como son: que las personas no se congelen en la calle y que puedan dormir y tener comida cuando las circunstancias climatológicas son especialmente adversas, que se trabaje aún más para que aquellos que ya están en exclusión social logren la integración social, que formen parte del grupo, que no estén fuera de la sociedad, porque eso no es justo.
Las estadísticas e informes oficiales conocen perfectamente los nuevos pobres, los desahuciados, los mayores que están abandonados o los niños que están en residencias
Clave es también actuar, y rápido, con ese gran grupo que está en una situación de vulnerabilidad creciente porque sus recursos económicos y sus redes sociales y familiares están decreciendo o se han diluido. Necesitan que se les favorezcan recursos y acciones para que no lleguen a la zona de donde es mucho más complejo salir, ya que, además de la falta de recursos, la dignidad humana se ve dañada y comienzan a formar parte del grupo de excluidos y personas sin hogar adquiriendo ellos mismos una nueva imagen de sí mismos, como perdedores sin futuro, invisibles para el resto.
Eso, los políticos sí lo pueden evitar, las estadísticas e informes oficiales conocen perfectamente los nuevos pobres, los desahuciados, los mayores que están abandonados, los niños que están en residencias….
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Pido a esos políticos justicia social para que en un entorno donde la economía marca el todo, no olviden que la educación, la sanidad y los servicios sociales son claves.
Está de moda la Responsabilidad Social Corporativa en las empresas, pues que la pongan de moda en el Estado, en las Comunidades Autónomas y en los Ayuntamientos.
¿Por qué incluyo los servicios sociales como algo clave? Porque indudablemente hoy en día es lo que queda cuando no queda nada. NADA con mayúsculas.
No debemos ver a estas personas como seres sucios, o mendigos, o adictos, culpables de su situación…
La realidad social nos muestra evidencias claras que las personas sin hogar son hoy en día un grupo muy heterogéneo, en el cual están instaladas personas que hace poco tiempo nunca habrían imaginado estar en este colectivo. ¿Qué les pasó? Murió alguien de su entorno, fueron despedidos, se separaron de su pareja, no podían pagar la hipoteca… se les juntaron varias cosas, varios sucesos vitales estresantes y les costaba reponerse, les faltaron apoyos sociales y familiares además de los económicos y acabaron llamando un día a un albergue, refugio, residencia. ¿Crees que no te puede pasar a ti? ¿Por qué? ¿Eres mejor que ellos?
También, claro que sí, hay personas que algunos llaman crónicos de calle, esos que a veces vemos en la Gran Vía de Madrid y calles similares. Perdón, yo a veces tampoco me fijo, parecen ya parte del paisaje, solo molestan si duermen en un cajero y eso nos dificulta sacar dinero, ¿verdad?
Y para ellos, para los más excluidos de los excluidos, les dedico el artículo 10 de la Constitución: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.
¿La dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son inherentes? ¿Es digno que una persona tenga por hogar la calle? ¿Cuántos derechos ha perdido esa persona y por qué? ¿Es justo?
La solidaridad es un gran valor, pero sobre todo seamos justos. No es justo que la gente esté en la calle.
Por último, para los que a veces ingenuamente dicen que estas personas prefieren la calle, hagan un juego, pregunten a sus hijos, nietos, sobrinos, a los niños en general, qué quieren ser de mayor. Seguro que nadie dice excluido, pobre, mendigo, persona sin hogar…