El profesional de las Nuevas Tecnologías en permanente formación

Juan Luis Rubio Sánchez
Vicerrector de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

 

El profesional de las Nuevas Tecnologías en permanente formación
Foto de Stock.xchng

“Aprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede”.  (Edward Benjamín Britten)

Un ritmo vertiginoso

A nadie escapa que uno de los sectores que más deprisa avanza en la actualidad es el de las nuevas tecnologías. A modo de ejemplo y para situarnos en contexto puedo citar el caso en el  que recientemente me he visto inmerso. Hace aproximadamente medio año, en plena preparación de los libros que enviaríamos a los alumnos de cuarto curso de Ingeniería Informática en UDIMA en el curso 2012-2013, apostamos por un material que estuviera lo más cerca posible de la realidad que se encontrarían en el mercado cuando terminaran sus estudios. Para ello optamos en aquellas asignaturas que era posible por la utilización de manuales de tecnología (servicios web, integración de servicios, arquitectura, sistemas empresariales....) actualizados con las versiones disponibles en mercado.

Ha transcurrido medio año desde entonces y ahora en plena impartición de las asignaturas, nos encontramos con que, en alguno de los casos, ya ha habido cambios en los manuales con nuevas versiones e incluso han aparecido nuevas versiones del software empleado en los laboratorios de dichas asignaturas. Evidentemente la asignatura se está impartiendo con el manual que se decidió en su momento y con las versiones que se analizaron al conformar los programas de las asignaturas. Pero este hecho me ha hecho plantearme una cuestión importante: ¿cómo puede la universidad inculcar el espíritu de formación continuada que esta vorágine tecnológica nos impone? ¿cómo puede ayudar la universidad en este proceso de actualización constante de los ingenieros que forma en todo lo referente a nuevas tecnologías? Y lo que es más importante: ¿qué hacer para ser un profesional “empleable” durante toda la vida laboral?

Un análisis comparado

Comparando los ingenieros en informática con otras disciplinas ingenieriles, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el entorno laboral es de los más exigentes en tanto que la valía de un profesional está en función de sus conocimientos, experiencias y know-how -por cierto, como en casi todas las profesiones-. Sin embargo, tanto sus conocimientos y experiencias, como su know-how tienen una fecha de caducidad que no va más allá de los tres o cuatro años, tiempo en el que los cambios acumulados son tales que requieren un periodo de actualización para volver a presentar un perfil atractivo para las empresas.

Si bien todo profesional necesita estar al día, es evidente que los cambios que ocurren en otros sectores ni son tantos, ni tan rápidos como sucede en el sector tecnológico. Abogados, economistas y médicos son ejemplos de profesionales que deben estar en permanente actualización de sus conocimientos, si bien el objeto de formación está en general más estructurado y ordenado por el propio modo en que se genera. Pensemos que en el sector de la informática hay miles de empresas, organismos, asociaciones y centros trabajando y que los adelantos que cualquiera de ellos logra son trasladados inmediatamente a la sociedad para su beneficio. Esta inmediatez en el traspaso del conocimiento a la aplicación práctica del mismo es lo que caracteriza el sector de la informática y en general de las nuevas tecnologías y es lo que hace que el ingeniero deba reciclarse de forma permanente.

El profesional de las Nuevas Tecnologías en permanente formación
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Un factor que incide y acrecienta el hecho mencionado en el párrafo anterior es que este acceso a la informática no tiene apenas barreras de entrada. Con esto me refiero a que cualquier individuo, empresa o grupo de investigación puede con pocos medios realizar aportaciones significativas que provoquen vuelcos importantes en el sector: pensemos en ilustres ejemplos tales como Linus Torvalds  -creador del sistema operativo Linux-, Tim Berners-Lee –principal artífice de la WorldWideWeb, en concreto, del protocolo http de comunicación enI nternet-, o James Goslin, inventor del lenguaje por excelencia en Internet: Java. Por comparar, reflexionemos por ejemplo en la dificultad de realizar experimentación clínica. La dificultad para que un individuo o una empresa puedan estar generando conocimiento es sensiblemente mayor y por ende el ritmo de aparición de trabajos que obliguen al reciclaje de los profesionales del sector es necesariamente menor.

A esto hay que unir el hecho de que el conocimiento que se genera en cualquier parte del mundo está alcanzable inmediatamente. Hace unos años esto no era así, por lo que el ritmo de actualización de conocimientos no era tan exigente. Es decir, los avances que se generan en tecnología en un centro de investigación o en una empresa en cualquier parte del mundo están accesibles inmediatamente, lo cual estresa claramente el proceso formativo del profesional de las nuevas tecnologías.

Por último hay otro punto que no podemos olvidar: la universalidad de los conocimientos con los que se recicla un ingeniero de informática frente al ámbito más local de los conocimientos con los que se deben reciclar otros profesionales. Con ello me refiero a que los avances que se realizan en cualquier parte del mundo son inmediatamente trasladables a todas partes, puesto que la tecnología es universal. No existen diferencias significativas en la tecnología en unos países y otros por el hecho de que cierto país quiera singularizarse con determinada tecnología (aunque sucede que tecnológicamente sea un país menos avanzado). Sin embargo esto sí sucede en otros ámbitos, en los que la localidad de la información y por tanto de los programas de reciclaje son más locales, por ejemplo en el ámbito del derecho.

El rol de la universidad

La universidad, en su rol de formar a los alumnos, debe dar una formación que capacite a los estudiantes para el ejercicio profesional.  Ahora bien, existe una formación básica de la que no se puede prescindir. Me refiero a aquella que es común a todas las tecnologías: unos mínimos conocimientos de la infraestructura física del ordenador, paradigmas de las programación, unos mínimos conocimientos de sistemas operativos y de sistemas de gestión de bases de datos, seguridad y otros tantos conceptos, que no tecnologías, con el objeto de reconocer los problemas que se han de resolver en las diferentes áreas de la informática. No obstante, esta formación es tan básica que requiere de una ulterior especialización del alumno en técnicas y tecnologías que por su extensión y ritmo de cambio no es posible abordar en totalidad en la universidad. A modo de ejemplo, no es posible profundizar en todos los lenguajes de programación web existentes, ni es posible formar expertos en seguridad informática en todas sus facetas, ni es posible dotar al alumno de todos los conocimientos para ser un experto en diseño de computadores. La mayor parte de esta formación se ha realizar fuera de la formación de grado o máster, que no fuera de la universidad.

Los avances que se generan en tecnología en cualquier parte del mundo están accesibles inmediatamente, lo cual estresa claramente el proceso formativo del profesional de las nuevas tecnologías

Y es en ese punto donde considero que la universidad tiene mucho que hacer y mucho que decir. La formación post-universitaria ha sido hasta hace poco un campo en el que las instituciones universitarias no habían entrado, dejando todo ese campo de formación desatendido. Considero que la organización y estructuración de los paquetes formativos dirigidos a profesionales en activo deben pasar por el tamiz universitario, el cual debe aportar rigor, orden y homogeneidad a dicha formación. Además, ello serviría para afianzar los vínculos entre universidad y empresa, poniéndose aquella al servicio de esta en la tarea de reciclar y actualizar los conocimientos de los profesionales en activo. Por otra parte, serviría también a los profesores universitarios para entender más de cerca las necesidades de las empresas y por tanto de la sociedad en términos formativos.

Modos de actualizarte y no quedarte atrás

Aunque es evidentemente la formación en cualquier institución o centro el modo más ordenado de adquirir ciertos conocimientos, no olvidemos que hoy día existen muchos otros canales en los que aprender. Por citar solo algunos:

•    Newsletters: Las newsletters que envían periódicamente centros, instituciones y empresas son una fuente de conocimiento importante. No tanto porque en ellos esté el conocimiento técnico que precisa el profesional, sino porque van marcando la pauta de que se requiere aprender y en que hay que reciclarse.
•    Twitter: Aunque a base de mensajes cortos, te da una idea de qué se cuece en un mercado específico: tendencias, errores, éxitos, proyectos, etc...
•    RSS: Los canales RSS tienen la ventaja de que te informan sobre temas muy específicos permanentemente.
•    Portales de formación: Existen miles. En todos los ámbitos de las nuevas tecnologías: comunicación, programación, sistemas operativos, móviles... Los puntos anteriores deben servir para fijar un objetivo y buscar material básico en los portales de formación.
•    Universidades: ¿Y cómo no? La formación reglada, tamizada, con manuales ordenados, en nuestro idioma, con la posibilidad de obtención de certificados oficiales.... también es otro camino para formarse.