Los retos del tesorero en tiempos de crisis
Artículo escrito en colaboración con Mario Cantalapiedra, Coordinador de Comunicación de AUGEO Consulting Group
Felix Aguado
Presidente de AUGEO Consulting Group
Profesor del CEF.-
Foto de Stock.xchng
Tradicionalmente la gestión de tesorería es el área de una compañía que se ocupa de gestionar los flujos monetarios de la misma, es decir, sus cobros y sus pagos, tratando de garantizar el nivel adecuado de liquidez que permita el desarrollo normal de la actividad. El problema es que con la crisis uno de los ámbitos que gestiona (el de cobros) escasea, mientras que el otro (el de pagos) aumenta, o en el mejor de los casos se mantiene para la empresa, lo que lleva a que el tesorero deba replantearse su cometido. Para ello ha de tratar de mejorar la gestión en aquellas áreas empresariales en las que suele tener cierto poder de decisión, en concreto, en las de negociación bancaria, riesgo y cobro de clientes, pago a proveedores y gestión de almacenes. En ocasiones la mejora podrá hacerla de un modo directo, por ser áreas que tiene directamente asignadas, mientras que en otras deberá recurrir al asesoramiento a los responsables según sea la estructura organizativa de la empresa.
En el ámbito de la negociación bancaria el tesorero ha de velar por planificar y controlar adecuadamente la posición de la empresa en caja y bancos, tratando de optimizar las condiciones pactadas con las entidades financieras con el objeto fundamental de asegurar la liquidez. Últimamente la información solicitada por los bancos supera el análisis de solvencia y liquidez de la empresa que venía siendo tradicional, entrando igualmente en temas de rentabilidad.
En cuanto al riesgo y cobro de clientes se refiere, y dentro de un panorama de crisis como el actual, hay que tener en cuenta que el ciclo económico de la empresa debería comenzar por la calificación crediticia del cliente por arte del tesorero, para saber si la compañía puede o no vender a los nuevos clientes. Desde el punto de vista del cobro, el tesorero ha de tener presente aquellas premisas que hablan de que una venta que no se cobra no es una venta, sino un problema, y de que es mejor para la empresa no vender que vender y no cobrar, por lo que el control del cumplimiento de las condiciones de cobro pactadas con los clientes se hace más necesario que nunca.
Con respecto a los proveedores, el tesorero puede tratar de ayudar a optimizar las condiciones de pago que se pactan con ellos desde la perspectiva de la empresa. Para ello puede ser útil arbitrar soluciones como la de concentrar las compras en pocos proveedores para conseguir mejores condiciones de pago o seleccionarlos, a igualdad de otras condiciones, por los plazos de pago más dilatados que concedan. También hay que tomar en consideración que a veces un descuento por pronto pago puede ser un magnífico negocio financiero si tenemos una punta de liquidez, pues el crédito del proveedor no tiene coste financiero explícito, pero su coste financiero implícito puede ser muy importante.
Finalmente, el tesorero puede tratar de influir en disminuir las existencias acumuladas en los distintos almacenes de la empresa, inversión que no olvidemos es preciso financiar y que, por tanto, afecta a la liquidez, a través de una optimización de los procesos asociados. También la automatización de los procesos internos del departamento de tesorería, así como su conexión con el ERP y el resto de sistemas de información de la empresa, resultan esenciales para la optimización, no sólo de la cantidad de efectivo, sino del coste de su gestión.
En conclusión, el tesorero gestiona el cash de la empresa para optimizarlo y garantizar así las operaciones de la empresa, y su escasez convierte su figura en crítica en el organigrama de una compañía en el actual entorno macroeconómico de recesión.