“Ser líder…”

Fichas de ajedrez

Amparo Rodríguez Cordero
Consultora de Recursos Humanos, Psicóloga, Formadora y Coach.

Recursos Humanos

Ser un buen líder siempre ha implicado ser buen comunicador, saber tratar personas diferentes. Actualmente, más que nunca, deberá basarse en la confianza, la colaboración, el desarrollo… la comunicación.

En este escenario, las técnicas de coaching pueden ser un apoyo muy valioso. Por supuesto, el responsable de personas y equipos en las organizaciones no puede ser un coach puro ya que el manager tiene que dirigir, aconsejar, decir qué y cómo hacer…

Hace unos días en el transcurso de una conversación virtual, una persona a la que aprecio mucho me decía que ser líder implica asumir que, cuando las cosas no salen como esperábamos, “alguna responsabilidad tendremos nosotros también”.

¿QUÉ ESPERAMOS DE UN LÍDER EN EL ENTORNO ORGANIZATIVO?

Un líder está al servicio, empodera, cree y crea, da ejemplo… en definitiva, desarrolla a sus colaboradores y a los equipos que gestiona; para ello tiene que:

  • Compartir una visión: el líder compromete en un propósito y establece metas y objetivos.
  • Colaborar: el líder define con su equipo cómo, cuándo… van a alcanzar esos objetivos.
  • Comunicar: continuamente en relación con sus colaboradores, es un líder transformador a través de su comunicación, influencia, empatía, inteligencia emocional, etc.
  • Actuar: el líder es modelo por su coherencia, en función de las necesidades de las personas y del equipo, organiza, delega, apoya, desarrolla, es un líder cercano y confía.
  • Reconocer: el líder da feedback-feedforward para que las personas potencien sus puntos fuertes y trabajen sus áreas de desarrollo.

No hay receta para el éxito, más bien es una serie de ¿técnicas, habilidades, conductas…? que adopta el líder eficaz:

  • Desarrollar relaciones de confianza.
  • Trabajar con otros para identificar gaps en el desempeño.
  • Hacer preguntas específicas.
  • Escuchar las respuestas.
  • Dar feedback objetivo y a tiempo, reconocer.
  • Identificar las oportunidades de desarrollo adecuadas para cada persona.
  • Acordar metas, objetivos y revisar tiempos.
  • Confirmar y valorar la habilidad y/o conocimiento desarrollado.
  • Los que me conocen saben que suelo decir que el líder tiene sentido común. El líder es humilde y vulnerable. El líder es humano, emocionalmente inteligente, cercano… Fundamentalmente, el líder es una persona que se relaciona con personas.

    Todos los modelos de trabajo en equipo, o casi todos y así no nos pillamos los dedos, sitúan la confianza en la base para que podamos decir que funciona adecuadamente. Lo mismo podemos decir del liderazgo.

    LIDERAZGO Y CONFIANZA, ¿EN QUÉ ORDEN SE DAN?

    Un líder que no genera confianza difícilmente podrá decir que es un buen líder. El primer paso para la confianza es la confianza en uno mismo, para lo cual necesitamos conocernos bien, valorar nuestras fortalezas y ser conscientes de nuestras áreas de mejora.

    Un equipo necesita de la confianza para construir a partir de ella, para definir sus objetivos, clarificar responsabilidades, establecer prioridades, aclarar cómo va a trabajar,… Por supuesto, la confianza se favorece con el conocimiento mutuo y este con el roce, el café compartido, la conversación “cercana”.

    El modelo de Gravitación Organizacional® plantea la distancia como un elemento fundamental en las relaciones en la empresa, la distancia divide. Por ello, tenemos que desarrollar y potenciar el numerador (habilidades técnicas y personales).

    Las habilidades personales, a menudo denominadas soft skills, adquieren una relevancia aún mayor cuando la distancia física aumenta y esto ya está ocurriendo. Porque siempre han sido claves para el éxito personal y profesional y para la generación de confianza.

    Esas habilidades nos van a ayudar a reducir otras distancias que, desde mi punto de vista, son tan importantes o más que la física. Por supuesto, estamos hablando de distancia cognitiva, generacional, cultural…

    En la fórmula la confianza es la constante G, por pura matemática, siendo la piedra angular; de nuevo planteamos la cuestión inicial. Puesto que todos estamos de acuerdo en que el nuevo entorno, la nueva “normalidad” vienen con una clara tendencia hacia el teletrabajo, nos planteamos cómo potenciar y asegurar esa confianza.

    Será necesario acceder a un nuevo paradigma. Es decir, modificar el modelo desde el control (jerarquía, horarios, calendario...) a la responsabilidad y la automotivación.

    La confianza tiene que ser el mantra, el hilo conductor de la gestión, el foco, de una organización basada en personas.

    Dar respuesta a todas estas expectativas y exigencias requiere de un esfuerzo y una atención continuada para ser un líder, por ello debemos considerar qué se obtiene a cambio (siendo realistas y aceptando que no siempre se alcanza el resultado esperado, la implicación o el compromiso de la otra parte). ¿Merece la pena el esfuerzo? ¿quieres ser un líder?