Vivir es fácil…con un buen maestro

Javier de la Nava
Profesor del CEF.-

Vivir es fácil...con un buen maestro
Foto de Stock.xchng

David Trueba se siente atraído por las historias de personajes humildes que hacen cosas que acaban siendo heroicas. A aquéllos,  les trae sin cuidado lo que pase a su alrededor, sólo pretenden hacer bien su trabajo. Eso era lo que quería Antonio, sencillo profesor de inglés en un colegio de Albacete, hacer bien su trabajo, es decir, que sus alumnos aprendieran bien inglés. Cree que incluir las letras de las canciones en los discos editados por sus idolatrados Beatles permitirá avanzar en el proceso didáctico y facilitará el aprendizaje del idioma. Tiene una visión y la persigue. ¿Qué hacer?, pues solicitárselo a John Lennon, líder carismático del grupo. En aquel verano de 1966, el de Liverpool, dirigido por Richard Lester, rodaba una película en Almería. Hasta allí viaja nuestro profesor para plantear al músico su ilusionante petición.

A partir de un hecho real,  David Trueba construye un relato con alma, una película llena de ternura, sin empalagos. Conmovedora la interpretación de Javier Cámara, absolutamente creíble en su papel de Antonio, que en la ruta visionaria, se cruza con Belén, víctima de un entorno social hipócrita y reprimido, y con  Juanjo, adolescente de 16 años, fugado de casa en plena rebeldía juvenil. Para los tres, Lennon es el icono de la libertad, una aspiración de aire fresco y futuro mejor que tanto necesitaba nuestro país en aquel momento. El escenario, una hermosa y atrasada Almería de los años sesenta, donde el mar se estrella frente a la sequedad secular de la tierra, paradójica contradicción, similar a la que manifiesta la letra de la canción Strawberry Fields Forever, compuesta por Lennon en aquellos lugares y días.

La escuela, gracias a la labor de los profesionales que la integran, va más allá de una labor educativa imprescindible en un mundo cada vez más complejo

Entre los primeros recuerdos de nuestra infancia emerge la figura de una maestra o un maestro, con quien tenemos una deuda de gratitud por la influencia benefactora que representaron. Puentes entre Familia y  Sociedad, suavizaron los siempre traumáticos primeros encuentros con el conocimiento teórico y nos colocaron más allá de una mera posición para recibir cultura y formación, base del desarrollo como personas. En tiempos convulsos como los actuales, los educadores tienen muy difícil realizar su trabajo y algunos han tirado la toalla ante la incomprensión de familias e instituciones, públicas y privadas. Pero la escuela, gracias a la labor de los profesionales que la integran, va más allá de una labor educativa imprescindible en un mundo cada vez más complejo. Muchas familias alegan falta de tiempo, recursos y ganas a la hora de educar a sus hijos. Los profesores ven ampliado su papel en el proceso educativo y, al mismo tiempo, reducidos los recursos para llevar a cabo eficientemente dicha responsabilidad. Resultado: tensiones, frustración y malestar. En este escenario, el más mínimo roce provoca una ampolla y cualquier paso puede hacer explotar una mina bajo los pies.

Educadores como Antonio en la película escrita y dirigida por David Trueba son ahora más imprescindibles que nunca. En momentos de bajón emocional y crisis de valores como los actuales se refuerza la trascendental labor de estos profesionales de la esperanza que acompañan a nuestros hijos en su deambular educativo. Como el que interpreta Javier Cámara, con humildad, irredentos e incansables al desaliento, forjaron y forjan nuestro futuro, como cantaban los Beatles en la canción The End  “and in the end, the love you take is equal to the love you make” (y al final, el amor que te llevas equivale al amor que das). Por eso, “Vivir es fácil ….. con un buen maestro”.