ZUMA. El show, lo “cool” y la gastronomía

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No es fácil contar la experiencia gastronómica cuando esta se rodea de tantas otras sensaciones, impactos y -¿por qué no decirlo?- artificios. No es la primera vez que nos sucede (no es un “nos” mayestático, sino que uno escribe compartiendo ideas de un equipo) pero no podemos dejar de lamentar que lo que debería estar concebido para potenciar lo que al final nos llega al plato, esto, lo que nos llevamos a la boca, quede eclipsado (no anulado, por supuesto) por el show que lo rodea e impregna todo.

Es el caso de Zuma, mesa internacional donde las haya ya que el abierto en Madrid el pasado año es el decimoctavo local de este emblemático restaurante londinense fundado hace dos décadas y que ya está presente por todo el mundo. En Madrid se han instalado en pleno corazón de la ciudad, en el número 2 del Paseo de la Castellana, con la espléndida terraza volcada hacia la Plaza de Colón, en un rincón de esta que lleva el nombre de Plaza de Margaret Thatcher, en el local que acogió durante años al Hard Rock madrileño.

La elección de la zona es más que significativa y basta con ir a su página web en la que tras presentarse como “cocina japonesa contemporánea de renombre mundial” lo primero que destaca es que “se encuentra en el glamuroso barrio de Salamanca, junto a los bulevares arbolados y las boutiques de diseñadores”. Efectivamente, el glamour y diseño que han buscado en su localización está también presente en la deslumbrante decoración del local, en el exquisito, aunque abrumador en número, servicio y, ¡cómo no! en la parroquia. Lo más “cool”, lo más “fashion”, lo más …. de nuestra capital se deja ver por esos deslumbrantes salones o por su privilegiada terraza. Es difícil aislarse de esa clientela, de ese ir y venir de gente… ¿poco normal? y mas aún de ese ejército de camareros, subjefes de sala, jefes de sala, etcétera, que abarrotan el local.

¿Y la comida? Fantástica: espectacular presentación de los platos, dominio absoluto de las técnicas de la cocina japonesa, variedad absoluta en el menú degustación Signature Omakase que disfrutamos; un banquete que los aficionados a la comida japonesa y sus correspondientes fusiones celebraran por todo lo alto. Los sabores, texturas, preparaciones, mezclas y materia prima de los tatakis, nigiris, uramakis y sashimis que van desfilando con el ritmo adecuado por la mesa requieren de un experto de máximo nivel (lo que un servidor en cocina oriental no es) para ponerle un pero.

La cuestión es que lo que rodea a todo este festín gastronómico es apabullante, te descentra, te distrae del objetivo principal que debe tener una visita a este templo gastronómico, que lo es, salvo que tengas bolsillo solo para permitirte dejarte ver pagando por un menú degustación 115 euros o 175 euros. Volviendo al inicio de estas líneas, creo que es más fácil disfrutar de un buen plato en un local con evidentes carencias de comodidad, decoración o servicio que focalizar tus sentidos en el plato cuando todo lo que te rodea es tan….. ¿excesivo? En cualquier caso, cualquier aficionado a la cocina japo encontrará en Zuma el escenario ideal para reafirmar su condición de tal. Eso sí, pagando.