El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras: un nuevo orden económico mundial
Julián Galán Fernández
Funcionario del Estado
Preparación de la oposición a Técnicos de Gestión del Estado en el CEF.-
Miembro de la ACEF.- UDIMA
Foto de Stock.xchng
Los organismos de Bretton Woods (el Banco Mundial y el FMI) han sido, durante décadas, certeros en los diagnósticos de las coyunturas y de las crisis económicas que han aquejado el orden económico mundial, pero resultan cada vez más alejados de la agenda realista y adaptada que requiere hoy día el sistema económico internacional, donde los países emergentes, los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India y China) no tienen una representación en estos organismos, acorde con su peso en la economía mundial actual.
En la historia reciente, las recetas económicas han pasado por la dicotomía de las doctrinas de los economistas de "agua dulce" o de "agua salada", como se les conoce en EEUU a las doctrinas de la Escuela de Chicago, de la zona de los grandes lagos (neoliberales), o de las escuelas de ambas costas, Harvard y Princeton, de ideología keynesiana. Estas recetas podrían tener cabida a lo largo del siglo XX, donde las crisis han tenido unos paradigmas repetidos (inflación vs. desempleo) y donde se han ido igualmente alternando recetas de estas dos doctrinas (llegando a asentar la defunción ideológica de Keynes, e incluso posteriormente lo que se ha venido en denominar su resurrección dulcificada a través del Nobel Paul Krugman).
Estas doctrinas, aplicadas por distintos gobiernos, en distintos momentos y ante desafíos conocidos (alto desempleo-baja inflación o alta inflación-bajo desempleo) han permitido, en mayor o menor medida, una cierta capacidad de actuación en el sistema económico, bien modulando la demanda global o bien reestructurando la oferta agregada. Pero llega 2008 y todas las doctrinas, escuelas económicas y recetas conocidas se desploman a la misma velocidad que lo hizo Lehman Brothers.
Los nuevos problemas adolecen de nuevas recetas y estas pasan, sin duda, por un papel más relevante de los BRIC y una reforma profunda de los organismos de Bretton Woods
La crisis económico-financiera de 2008, aun considerando haber superado el ecuador de la misma, ha dejado una resaca que se prevé larga, basada en un crecimiento medio bastante más reducido de lo conocido hasta ahora, con un desempleo elevado y una inflación próxima a cero, lo que ha roto con los paradigmas que hemos conocido en el siglo XX colocándonos ante una situación totalmente nueva: lo que los economistas llaman una "crisis a la japonesa", con bajo crecimiento y baja inflación -estanflación- aderezado con un elevado desempleo, lo que hace muy difícil que las recetas conocidas hasta ahora se puedan aplicar a esta situación.
Los nuevos problemas adolecen de nuevas recetas y estas pasan, sin duda, por un papel más relevante de los BRIC y una reforma profunda de los organismos de Bretton Woods (si no por la sustitución por otro orden institucional nuevo). Y así parecen entenderlo los países emergentes que, hastiados de no verse integrados ni representados en estos obsoletos organismos internacionales, han decidido reestructurar ellos mismos el statu quo ante la parálisis intencionada de los países que hicieron esos organismos a su medida.
Vimos los primeros pasos en julio del año pasado con la creación del Nuevo Banco del Desarrollo (o Banco de los BRICS) y lo volvemos a ver con la puesta en marcha, hace un par de semanas, del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII). Pero además, pese a la negativa expresa de los EEUU, la práctica totalidad de los Estados miembros de la UE (incluida España) ha decidido formar parte como miembros fundadores, lo que sin duda, no obedece a la firme convicción de estos países en que es necesario cambiar el statu quo sino al miedo de dejar escapar una locomotora que se sabe capaz de crear un nuevo orden económico mundial, con ellos o sin ellos.
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