Becario sí (pero no para siempre)

Ramón Oliver
Miembro de la ACEF.- UDIMA


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Ana Romero comenzó a trabajar como becaria en el departamento de recursos humanos de Summon Press en octubre de 2014 año pasado. Seis meses después esta empresa valenciana que desarrolla proyectos digitales a nivel internacional le ofreció quedarse en el equipo, ya con un contrato laboral. El caso de Ana es la versión con final feliz de una realidad que viven miles de jóvenes en España y que encuentran en las prácticas laborales una puerta de acceso al empleo. “Actualmente para poder enfrentarte al mercado laboral no solo debes tener una buena preparación sino que la experiencia es esencial. Una persona que se mueve, que no para de aprender y de acumular experiencias, es una persona que se abre a sí misma las puertas de un trabajo”, opina la ya ex becaria.

La crisis económica y las altas tasas de desempleo juvenil han convertido a las prácticas laborales en una de las principales vías que los universitario y recién graduado tienen para ‘meter la cabeza’ en el mercado laboral. Un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acerca de jóvenes y empleabilidad revelaba que España es el segundo país de Europa con mayor número de becarios universitarios en sus empresas, únicamente superado por Eslovenia. Así las cosas, las prácticas parecen un peaje casi inevitable para un joven profesional que quiera abrirse camino. “Cada vez más empresas tienen como política que para acceder a su plantilla todos los jóvenes deben pasar por un periodo de prácticas donde demuestren su valía y después contratarlos”, explica Juan Torroba, socio director de Alumni Global Search.

Conscientes de esta realidad, escuelas de negocios y universidades ponen sus engranajes a trabajar para ayudar a sus estudiantes a abrir esa puerta. En el caso de Ana Romero, fue el CEF.-, donde cursaba un Master de Dirección y Gestión de Recursos Humanos, quien le ayudó a encontrar esas prácticas a través de los acuerdos que la escuela mantiene con numerosas empresas. Elena Albarrán, responsable de recursos humanos del CEF.- en Valencia, destaca que “las prácticas son fundamentales para un joven recién licenciado, pues le proporcionan su primer contacto con el mundo laboral. El alumno tiene la oportunidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos durante el curso, hacer un valioso networking y trabajar codo con codo con otros profesionales que le van a transmitir su experiencia”.

 Aprender

Una vez dentro, el objetivo es aprender… y, si es posible, quedarse. Alumni Global Search estima que sólo entre el 30 y el 50% de los becarios lo logra. Para ello, Carmen Lara, directora de Recursos Humanos de Summon Press y tutora de Ana Romero durante sus prácticas, resalta la motivación y la implicación como factores clave. “Lo más importante es la actitud. A veces, personas menos brillantes en cuanto a expediente académico son las que terminan quedándose. Motivación, flexibilidad, ganas de aprender y buena disposición para trabajar en equipo son los factores más importantes para nosotros”.

Las prácticas profesionales se han convertido en una de las principales vías de acceso al empleo para los jóvenes universitarios y recién titulados. Pero si las becas se prolongan en exceso pueden convertirse en una espiral de precariedad laboral de la que es difícil salir

Aunque el peso no puede recaer completamente en el becario. No hay que olvidar que también las empresas salen ganando con esta relación. Y no únicamente en términos de mano de obra de bajo coste. “Los becarios aportan ese aire fresco tan necesario para la organización. Traen nuevas ideas y a veces también técnicas y metodologías innovadoras que han aprendido en su etapa formativa”, comenta Carmen Lara. Laura Ramos, responsable del Proyecto de Prácticas Formativas Santander Corporativo de Universia España, recuerda que para que unas prácticas profesionales funcionen deben basarse en una relación win-win. “La empresa debe responsabilizarse del proceso formativo del estudiante, tratando de aportarle toda la información posible respecto a sus funciones, propósitos y expectativas, así como participando en el desarrollo de sus habilidades y conocimientos técnicos sobre el trabajo que realizan”. La figura del tutor, agrega Juan Torroba, es primordial en esta ecuación, ya que será quien “se ocupe de desarrollar profesionalmente al universitario. Las tareas que el becario realice en el trabajo tienen que complementar su formación en todo momento”.

Una responsabilidad que no siempre asumen las empresas. Comisiones Obreras denunciaba en su reciente campaña informativa “Este verano yo soy becario” cómo a veces tras un puesto de becario se oculta es una forma barata de cubrir un puesto de trabajo real.  Se pueden dar entonces situaciones en las que el joven profesional encadena unas prácticas tras otras sin demasiados horizontes de romper con esa dinámica. Para evitarlo, recomienda Juan Torroba, “es conveniente tener un plan definido de antemano. Existen empresas que utilizan las becas como puerta de entrada a sus plantillas y empresas que no. Una vez se tiene eso claro, debemos decidir si merece la pena o no entrar ahí con una beca. ¿Hasta cuándo? Mi consejo es marcarse un límite de 12 meses para seguir haciendo prácticas. A partir del año, aunque no resulte fácil, hay que buscar una posición permanente”.

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